ACUERDO PARA LA NO CELEBRACIÓN DE UNA CONSULTA
28/02/2014, Angel Morano, SR Barcelona. Publicado originalmente en el número de Febrero de «La Brecha», periódico de Socialismo Revolucionario.
El pasado 12 de diciembre, Artur Mas, acompañado de representantes de CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP, anunció el acuerdo alcanzado para la celebración de una consulta el próximo 9 de noviembre de 2014.
Además de la fecha y la pregunta, el Molt Honorable, destacó la importancia de que ésta sea el resultado de un acuerdo mayoritario e inclusivo. ERC, ICV-EUiA y CUP han destacado la importancia del acuerdo y han celebrado la doble pregunta como la única salida a las diferentes visiones de los partidos que la han negociado. La satisfacción en casi todas las formaciones era evidente.
El más beneficiado por el acuerdo es sin duda el gobierno de CiU y más concretamente la figura de Artur Mas que sale reforzada, hasta el punto de que le permite gobernar en minoría durante un año más, siguiendo con su política de recortes y privatizaciones, sin necesidad ya de pedir a ERC que entre en el gobierno.
ERC se mostraba conforme ya que, aunque no es exactamente la pregunta que ellos deseaban, incluye lo que consideraban imprescindible: votar sobre la independencia. Además el acuerdo cuenta con una amplia mayoría en el Parlament.
Por su parte, los dirigentes de ICV y EUiA han sido, lamentablemente, los menoscríticos con el acuerdo, al cual no parecen haber puesto la más mínima objeción. Aunque han intentado vincularlo con el derecho a decidir también sobre derechos sociales, la línea con que los une es muy fina e inconsistente.
Finalmente, aunque los diputados de las CUP han seguido más o menos la misma línea de actuación, Quim Arrufat, sin tener muy claro si era bueno o no dar apoyo al acuerdo, dió en el clavo cuando se preguntaba en su comparecencia ante la prensa, después del anuncio del acuerdo, si éste y la doble pregunta ayudaban a desencallar el proceso hacia la autodeterminación del pueblo de Catalunya o si por el contrario ayudaban a encallarlo aún más.
La respuesta a esta cuestión es clave para entender la satisfacción de Artur Mas. La formulación de la doble pregunta en la consulta, hace realmente difícil una interpretación única de su resultado y prácticamente imposibilita un sí rotundo a la independencia. Esto no es casual, pero tampoco es simplemente el resultado de un ejercicio de equilibrio en la negociación de las diferentes partes que suscriben el acuerdo.
Contradicciones de clase
Si lo miramos en términos de clase, la doble pregunta responde claramente a los intereses de la clase dominante, ya que a pesar de las pocas posibilidades que tiene de realizarse, si finalmente tuviera lugar, prácticamente cualquiera que fuera su resultado, éste servirá como punto de apoyo de cara a una negociación con el estado central en la búsqueda de una mejora de financiación.
Como dije anteriormente, esto no es casual. La clase capitalista catalana, por su naturaleza, nunca ha sido ni va a ser un aliado del pueblo catalán en su lucha por los derechos democráticos. La burguesía catalana ha estado históricamente ligada a sus hermanos de clase españoles y esa dependencia les ha servido a ambos para lucrarse a costa de los trabajadores y trabajadoras durante décadas y siglos.
La “lucha” del capital catalán contra su homólogo español nunca ha ido más allá de la reivindicación de mayor autonomía financiera, es decir, de una mayor parte del pastel. Una y otra vez, durante las últimas décadas, los políticos de la patronal catalana han intentado cínicamente abanderar la lucha popular por el derecho a la autodeterminación, sólo para conducirla a un callejón sin salida, o a un acuerdo (muy poco fructífero) con el capital español sobre su encaje en el estado español capitalista.
Es esta realidad, basada en intereses de clase, la que explica el entorpecimiento constante de los representantes políticos capitalistas del proceso actual por una mayor autodeterminación, proceso que, no hay que olvidar, ha sido principalmente impulsado desde abajo por los trabajadores y jóvenes que están sufriendo los lastres de la crisis capitalista y la austeridad impuesta por los políticos de ambos bandos. El acuerdo reciente sobre fecha y pregunta no es más que otro capítulo en esta historia.
Rajoy y el PP ya han dejado claro su rotunda negativa inevitable a la solicitud del Parlament para poder convocar la consulta. Al mismo tiempo Mas y Junqueras han dejado claro que no saben enfrentarse a esta negativa, más allá de la convocatoria de nuevas elecciones autonómicas.
La posición de la izquierda
Ciertamente, la posición de la CUP y de EUiA ante la situación no era fácil de gestionar: no pueden decir que no a un acuerdo que aparentemente se acerca a un referéndum de autodeterminación, pero al mismo tiempo dar este apoyo significa aceptar implícitamente el liderazgo de los partidos burgueses.
Además, el hecho de que el acuerdo sea más para la no celebración de la consulta que para su celebración hace más compleja la situación: hay que darle un apoyo formal para dejar que el proceso avance y evidenciar el carácter rancio y poco democrático del estado español centralista, pero esto mismo corre el peligro de hacer aparecer a CIU y ERC como garantes de la democracia si no se explican claramente a los trabajadores las contradicciones y se les propone una hoja de ruta alternativa y viable.
En vez de apostar por una lucha decidida contra el gobierno de recortes de Mas y sus cómplices en ERC para impulsar un verdadero proceso democrático liderado por la clase trabajadora y sus organizaciones, los dirigentes de las organizaciones obreras y de izquierdas, lamentablemente, se han colocado a rebufo de Mas y de su “hoja de ruta” hacia la no autodeterminación y han renunciado a denunciar las contradicciones y el carácter demagogo de esta hoja de ruta.
Desde SR celebramos que haya la posibilidad, por pequeña que sea, de que se pueda llevar a cabo una consulta, ya que esta posibilidad es producto de la movilización masiva demandando un derecho democrático básico, pero también denunciamos, como hemos hecho en repetidas ocasiones, que mientras el liderazgo de todo el proceso siga en manos de los partidos burgueses, el pueblo de Catalunya no va a poder llevar a cabo una verdadera autodeterminación, considerando como tal aquella que permite la formación de un estado independiente si así lo desea la mayoría.
El derecho a la autodeterminación de Catalunya no a va a llegar por la vía parlamentaria dentro del marco burgués y la constitución de 78 y es exactamente ahí donde está ubicado el acuerdo para la no consulta. Frente al portazo del bipartidismo capitalista a dicho derecho, sólo la fuerza organizada y la movilización de la clase trabajadora, vinculando claramente derechos nacionales y sociales, puede hacer frente a los intentos del capitalismo español de imposibilitar una consulta democrática.
Pero eso a su vez requiere la unidad de la clase trabajadora y de sus organizaciones en todo el estado español para derribar al gobierno del PP y su política antidemocrática. Sólo de esta manera se puede frenar cualquier intento del capitalismo de dividir a los trabajadores en líneas nacionales. Tanto IU como el movimiento sindical, siendo las únicas fuerzas con representación fuerte y autoridad en más o menos todo el territorio del estado, tienen una responsabilidad especial en este sentido. La reciente adopción por IU de la defensa de la autodeterminación es un paso positivo potencialmente importante si se sacan las conclusiones correctas.
Es más, la verdadera autodeterminación de Catalunya sólo será posible conseguirla a través de la lucha por una confederación libre y voluntaria de repúblicas socialistas de todos los pueblos de la península ibérica como parte de una nueva Europa socialista de los trabajadores, en la cual, la planificación conjunta y democrática de la economía esté a disposición de todos.
Solamente mediante una transformación revolucionaria de la sociedad se pueden sentar las bases para una solución definitiva a la crisis y el empobrecimiento de la clase trabajadora, así como a las demandas nacionales de los pueblos.