Ester Quintana, en vídeo de 15Mbcn 

Juan
Bértiz. Socialismo Revolucionario, Barcelona

Desde hace ya mucho tiempo los
Mossos d´Esquadra, el cuerpo de Policía Autonómica de la Generalitat Catalana,
están en el punto de mira de la opinión pública. Se cuestionan comportamientos
inaceptables desde un punto de vista democrático y de un Estado que se
autoproclama de Derecho –como los malos tratos en comisaría que el Gobierno
(por cierto, el gobierno central) se encarga de indultar, por dos veces en una
de las últimas sentencias – o se enzarza en debates políticos –como las
declaraciones del Conseller Puig estableciendo cuál sería el papel de este
cuerpo en un hipotético proceso de independencia-, pero además muestra bien a
las claras una brutalidad represiva que sólo se entiende como reacción ante un
momento en que se radicalizan las luchas sociales.

La
Brigada Móvil
, su unidad de antidisturbios, ha protagonizado
en las tres últimas huelgas la polémica al resultar su actuación especialmente
violenta. En la huelga del 29 de Marzo lanzaron gases de humo a la cabecera de
la manifestación central de la tarde, bastante masiva, que estaba bloqueada en
el céntrico Paseo de Gracia, con momentos de verdadero pánico al no poder los
manifestantes retroceder ya que esta avenida estaba a rebosar de personas –trabajadores,
familias enteras, niños, personas mayores. En la huelga anterior, la del 29 de
Septiembre, desocuparon un edificio de
la Plaza Cataluña que
fue tomado como centro de luchas autónomas unos días antes, desalojo que se
realizó a poco más de tres horas de que fuera a comenzar la masiva
manifestación central de la tarde. También fue cuestionada su actuación en el
intento de desalojo de
la Plaza
de Cataluña el 27 de Mayo, foco de concentración del movimiento 15M.

En la última huelga general, la del 14 de Noviembre,
también se produjeron incidentes con unas consecuencias políticas que hubieran
tenido un aire de sainete si no fuera por las dolorosas consecuencias de una
grave lesión que sufrió una mujer, Ester Quintana, con la pérdida de un ojo.
Hay que tener en cuenta que cuando la Brigada Móvil cargó, al poco rato de acabar las
dos manifestaciones en que se desdobló la convocatoria, literalmente paralelas,
en Paseo de Gracia con Plaza de Cataluña y en la cercana Plaza de Urquinaona,
no se estaban produciendo incidentes, había grupos que se despedían y que poco
a poco se iban disgregando. En ese momento llegaron las furgonetas de la BRIMO y se produjeron
disparos y cargas.

Ester Quintana estaba en el Paseo de Gracia a pocos
metros de la Plaza
Cataluña
con unos amigos y, sin tiempo de alejarse del lugar,
recibió un impacto con la correspondiente lesión y la pérdida del ojo. Según
algunos testigos y las imágenes grabadas, la mujer fue atendida por las
personas próximas y por un solo agente de la policía urbana mientras los
agentes antidisturbios omitían cualquier ayuda y obstaculizaron la llegada de
una ambulancia. Pero el escándalo llegaría el 3 de Diciembre, cuando el
Conseller de Interior, Felip Puig, en una comparecencia ante el Parlamento
Catalán para dar explicaciones sobre lo ocurrido en Barcelona, pero también en
Tarragona, con dos menores golpeados brutalmente, declaró que no se habían
lanzado pelotas de goma, que todo se redujo a disparos efectuados sin carga y
con intención disuasoria, para disolver a los concentrados, e insinuó que la
lesión de la mujer hubiera sido consecuencia más bien del lanzamiento de
objetos por un grupo de manifestantes. Esa misma semana se dio a conocer un
vídeo en el que se veía claramente el lanzamiento al menos de un proyectil en
el Paseo de Gracia, lo que contradecía a todas luces lo afirmado por el
Conseller, que ordenó un informe y lo recibió a las pocas horas. Se trataba de
un informe interno de la propia Policía Autonómica ya redactado en el que se
reconoce el lanzamiento de balas de goma y que había sido confeccionado el 21
de Noviembre, esto es, una semana después de los incidentes y una semana antes
de que el Conseller se presentara ante el Parlamento y negara lo que el informe
afirmaba.

El
escándalo, en consecuencia, estaba servido.

Porque
sólo cabía dos explicaciones: el Conseller mintió ante el Parlament de
Catalunya o desconocía la existencia del informe. Esta segunda opción, que fue
la que dio el responsable de interior, muestra bien a las claras, de ser cierta,
la falta de control político del Cuerpo de los Mossos d´Esquadra, la existencia
de unos mandos que actúan en paralelo al poder político, sin contar con su
responsable máximo, o ninguneándolo, y que no es otro, ahora mismo, que el
Conseller de Interior, el Sr. Felip Puig, un político que, no se olvide, ya es
de por sí polémico. Se trata de una situación, además, que ya ocurrió durante
el periodo de Saura, de ICV-EUiA, en el último gobierno tripartito. Tuvo Puig
que volver a comparecer en el Parlamento Catalán el 13 de Diciembre ya con la
evidencia de que se el 14 de Noviembre se habían disparado balas de goma, el
propio diario EL PAÍS hablaba de entre 5 y 10 proyectiles. El Conseller
reconoció siete disparos con balas de goma, lo que supone un cambio respecto a
su intervención anterior y se disculpó por no conocer el informe ya redactado y
fuentes de la policía autonómica se justifican alegando que el Conseller no
había preguntado por los temas a los que refería aquel, pero nada más lógico
que considerar que tras la difusión de las lesiones, lo obvio era que el Felip
Puig compareciera ante el Parlament con toda la información disponible.
Consecuencia de este desaguisado que todavía colea, con cuatro versiones
oficiales, de momento, ha sido la dimisión de Sergi Pla, comisario del Área de
Recursos Operativos del que depende
la
BRIMO
y una denuncia judicial de Ester Quintana que
investigará también el asunto.

En
este momento el Conseller Felip Puig está cuestionado por todos los partidos
políticos, salvo CiU, como es lógico, y curiosamente por ERC, que ha abandonado
su aparente radicalidad de cara al pacto de gobierno que está negociando con
CiU y solicita meras aclaraciones. Las críticas más contundentes proceden de
ICV-EUiA y de
la CUP,
que ha pedido abiertamente la disolución de
la Brigada Móvil. 

Según
declaró el propio Felip Puig el pasado 13 de Diciembre, le presentó la dimisión
al Presidente de
la
Generalitat
en funciones, Artur Mas, que la rechazó. Creemos
que CiU intenta evitar dar una imagen de debilidad en un momento en el que las
elecciones del 25 de Noviembre han debilitado a esta fuerza política y la han
dejado en manos de ERC para mantener el gobierno. Sin embargo, no podemos
olvidar que con el Conseller Puig se ha acentuado la represión de los Mossos en
Catalunya y que ha llegado a afirmar que iría más allá de la legalidad para
mantener el orden, unas declaraciones que indican el carácter poco democrático
de este político, por lo que no cabe más que su dimisión o su cese.

Pero
antes que nada se tiene que aclarar qué pasó el 14 de Noviembre. No podemos
permitir que nuestro derecho a manifestarnos se tenga que ejercitar bajo el
miedo a ser reprimidos, golpeados y lesionados. No podemos permitir un modelo
policial violento y represivo. No podemos permitir que se alienten conductas
antidemocráticas en las comisarías. Y ahora mismo no podemos permitir que siga
Felip Puig al mando de interior. 

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