ELECCIONES EN VENEZUELA 2012
Chávez derrota a la derecha, pero son necesarias políticas socialistas
16/10/2012, Tony Saunois, Caracas
Miles acudieron a Miraflores, al palacio presidencial en Caracas, la noche del domingo (7 de octubre) para celebrar la victoria de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales del domingo. En escenas que recuerdan a la derrota del golpe de derecha en 2002, los soldados de la guardia presidencial ondeaban banderas de la parte superior del techo del palacio, mientras que otros soldados se unían a los trabajadores, los jóvenes, los desempleados y otras personas que acudieron al centro de la ciudad para celebrar el derrota del candidato de la derecha, Henrique Capriles.
La victoria de Chávez, su quinta victoria electoral desde 1998, ha infligido una nueva derrota a la derecha de Venezuela y es bienvenida por el CIT y su sección venezolana, Socialismo Revolucionario, junto con los trabajadores y los socialistas a nivel internacional. Una victoria de la derecha habría dado lugar a un ataque a la clase obrera venezolana, un retroceso del programa de reformas y una ofensiva política de la clase dominante a nivel nacional e internacional, con la celebración de una nueva derrota del ’socialismo’. Una masiva participación de más del 80% – frente al 75% en 2006 – la más alta en décadas, refleja la polarización política y de clase que continúa dominando a la sociedad venezolana.
Con más del 98% de los votos escrutados, Chávez había ganado 8.133.952, 55,25%, frente a 6.498.527, 44,14%, para Capriles, rico hombre de negocios. Chávez ganó en 20 de los 24 estados federales de Venezuela. Si completa su mandato por otros seis años, Chávez habrá estado en el poder durante dos décadas en total. Él se convertirá en el presidente venezolano, que ha servido por más tiempo en el cargo, desde Juan Vicente Gómez, quien gobernó desde 1908 hasta 1935! La diferencia es que Chávez ha sido elegido con el apoyo de las masas, a diferencia de la dictadura de Gómez. Los políticos capitalistas y dirigentes de ex partidos de los trabajadores en Europa y otros continentes tienen que mirar con envidia las continuas victorias electorales de Chávez y su capacidad de movilizar a millones de seguidores. Ciertamente, ningún otro líder político en las últimas elecciones ha tenido la capacidad de atraer a millones repetidamente a los mítines electorales o ser recibidos por tales multitudes celebrando su victoria.
Carácter populista de la campaña de la derecha
La campaña electoral se presentó en Venezuela como «histórica», que determinaría el futuro del país y como una elección entre dos modelos distintos. Sin embargo, esta opción no se reflejó en Chávez defendiendo durante la campaña un claro programa socialista para romper con el capitalismo. Tampoco se defendió esta alternativa en su discurso a la multitud que lo recibió fuera de Miraflores.
La campaña electoral refleja aspectos importantes y nuevas características de las luchas que se han desarrollado en Venezuela durante los últimos catorce años después de la primera victoria de Chávez.
Una de las características más significativas de la elección fue el carácter de la campaña de la derecha. El efecto de las políticas y las luchas de los últimos catorce años ha dejado un poderoso apoyo para las políticas sociales radicales y, hasta cierto punto, a la idea general de «socialismo», que está ahora en lo profundo de la conciencia política popular.
Como reflejo de la conciencia radicalizada de izquierda política que ahora es dominante en la sociedad venezolana, Capriles se vio obligado a presentar su programa de una manera populista que ocultaba su verdadera agenda neo liberal de extrema derecha. Esto representa un cambio significativo en la estrategia de la derecha.
La propaganda y discursos de Capriles abordó la difícil situación de los pobres y se comprometió a defender un estado de bienestar. Argumentó que él no iba a desmantelar todas las «misiones», el programa de reforma presentado por Chávez en materia de salud y educación. Hizo un llamamiento para la defensa de los sindicatos «independientes» y trató de ganar el apoyo de los trabajadores del sector público con la promesa de poner fin a la asistencia obligatoria a las manifestaciones y protestas de Chávez, que es una de las principales fuentes de descontento. Capriles recorrió enérgicamente el país – tratando de presentarse como una nueva figura juvenil «radical» en comparación con la figura «cansada» de Chávez para ganar el voto de los jóvenes. Tuvo cierto éxito en esto.
El verdadero programa de la derecha se encontraba enterrado en su material en el que abogaba por la intervención estatal reducida y un mayor papel de la inversión privada en la economía. En el fallido golpe de 2002, Capriles estuvo implicado en el asalto de la derecha a la embajada cubana. Si la derecha hubiera obtenido una victoria en estas elecciones, un gobierno Capriles habría intentado hacer retroceder los programas de reforma de los gobiernos de Chávez y de introducir más medidas neoliberales.
Este cambio en la propaganda de la derecha es un reflejo de la verdadera correlación de fuerzas políticas en esta etapa. Capriles se vio obligado a frenar a la extrema derecha. Si hubiera dado rienda suelta a las fuerzas de la extrema derecha o hubiera sostenido explícitamente más políticas de derecha neoliberales sólo habría dado provocado una derrota mayor para Capriles.
Una seria advertencia
A pesar de la bienvenida victoria de Chávez la votación en esta elección es también una advertencia de que hay que sacar lecciones importantes con el fin de evitar una futura posible victoria de la derecha. Mientras el porcentaje de la votación total de Chávez se redujo en 7,6 puntos porcentuales en comparación con las últimas elecciones de 2006, Capriles aumentó la votación de la derecha en 7,2 puntos porcentuales. El mayor número de votantes aumentó el voto real de Chávez en 824.872, pero Capriles aumentó el voto de la derecha en 2.206.061. Esto representa una seria advertencia. Aparte del referéndum sobre la reforma constitucional en 2007, este fue el porcentaje más bajo de votos para Chávez en las elecciones.
La derecha ha ido aumentando su voto en cada elección, lo que refleja una progresiva, lenta contrarrevolución. Pero el apoyo a las políticas radicales de izquierda sigue siendo dominante en esta etapa y las masas, incluyendo algunas secciones que esta vez votaron por la derecha, se oponen a cualquier intento de volver al viejo orden que existía antes de la llegada de Chávez al poder.
Sin embargo, el hecho de no romper con el capitalismo e instaurar un genuino programa socialista con el control y gestión democrática de la clase obrera y todos los explotados por el capitalismo, está permitiendo a la derecha a explotar el creciente descontento y frustración debido al empeoramiento de las condiciones sociales, la corrupción y ineficiencia que acompaña el crecimiento de la burocracia chavista y el gobierno burocrático de arriba hacia abajo, contra lo que el CIT ha advertido.
El mayor porcentaje de los votos ganado nunca hasta ahora por Chávez fue en las elecciones de 2006 cuando recibió el 62% de los votos. Cabe destacar que esa campaña de Chávez fue también más radical, cuando la cuestión del «socialismo» era dominante, y en primer plano en la campaña. En ese momento, se produjo un desarrollo revolucionario tras el intento de golpe de Estado de derecha derrotado y el bloqueo patronal de 2002-03. Sin embargo, tras la victoria, en lugar de avanzar a través de la introducción de un programa para romper con el capitalismo e instaurar un verdadero sistema de control obrero y gestión democrática, el proceso revolucionario se ha estancado y ha estado en retirada.
El gobierno ha colaborado cada vez más con la clase dominante y trató de llegar a un acuerdo con ella, con su política de «reconciliación nacional» y acuerdos alcanzados con la federación de empleadores. Esto, junto con la aparición de los que se han enriquecido a costa del movimiento de Chávez – la «boli-burguesía» – inevitablemente resultó en un creciente descontento y protestas contra el gobierno.
Las reformas y la desesperación en los barrios más pobres
Por otra parte, la respuesta del gobierno a la crisis económica mundial capitalista que comenzó en 2007 no ha sido la de impulsar un programa para romper con el capitalismo, sino moverse en la dirección opuesta y tratar de apaciguar a la derecha. Desde entonces, se han aumento los beneficios fiscales a las empresas multinacionales. La compañía petrolera nacional PDVSA, que ha financiado los programas de reformas «misiones», ha recortado su presupuesto para ellos en casi un 30%.
También se ha aumentado la represión contra los trabajadores y otras personas que han entrado en huelga en los últimos años. Los trabajadores del sector público están sujetos a la Ley de Seguridad de Defensa de la Nación. Esto permite la prohibición de las huelgas y protestas en el sector público. La policía estatal en la ciudad de Barcelona mató a dos líderes de los trabajadores en la fábrica de automóviles Mitsubishi, el gobernador de este estado es un chavista. Los trabajadores de Toyota sufrieron la misma suerte.
A pesar de las políticas de reformas populares de las «misiones», que han ayudado a millones de personas en su salud, educación y otros programas, las condiciones sociales en los barrios más pobres siguen siendo catastróficas’ y muestran pocos signos de mejora. Esto ha sido el caldo de cultivo para un aumento espectacular de la delincuencia, la violencia brutal y los secuestros para obtener dinero de los familiares de las víctimas. Venezuela tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo: la cifra oficial del gobierno era 19.000 muertes en 2011. Lo que ciertamente es una subestimación de la magnitud de esta masacre.
Venezuela es actualmente uno de los países más violentos del mundo. En un distrito predominantemente rico cerca de Caracas, El Hatillo, 70 secuestros se han producido hasta ahora este año! La experiencia de los miembros del Comité por una Internacional de Trabajadores (CIT) es típica. Un miembro del CIT que vive en un barrio popular llegó a una reunión el día antes de las elecciones y contó del baleó a su cuñado la noche anterior. Otro habló del baleo al arrendador de su casa. Otros hablan de compañeros de trabajo de han sido secuestrado. Otro habló de cómo retiró dinero de un banco para trabajar, sólo para ser robado cinco minutos más tarde por jóvenes armados en una motocicleta que habían recibido mensajes de texto avisando que portaba el efectivo por los bancarios, que luego reiben una parte del dinero. Este tipo de ataques hace que las vidas de los pobres y la clase media estén en un estado de ansiedad e incluso miedo casi permanente.
La situación de la vivienda sigue siendo desesperada sobre todo en los barrios más pobres. El gobierno, en el período previo a las elecciones, puso en marcha de prisa un programa de vivienda, que afirma haber construido más de 200.000 viviendas nuevas. Muchos cuestionan estas cifras. Muchos de los que vieron sus chabolas arrasadas por las fuertes lluvias en el 2010 permanecen en refugios. Aquí, las condiciones pueden ser tan malas que incluso han ocurrido masacres de los ocupantes por otros ocupantes o por los carteles de la droga que operan en los barrios. Sin embargo, lo que se está construyendo en realidad son nuevos guetos: pequeños apartamentos en bloques sin instalaciones, construidos en cualquier pedazo de tierra vacía o tierra que ha sido expropiada. Un nuevo desarrollo inmobiliario está aislado con un único camino de entrada y salida y al menos a una hora de distancia de la estación de metro.
La corrupción, la falta de planificación y de control democrático y las técnicas inadecuadas de construcción a menudo significa que han aparecido grietas en los bloques incluso antes de que estén ocupados.
Estas condiciones son el caldo de cultivo potencial para las bandas armadas de jóvenes envueltos en robos con violencia y secuestros con el fin de sobrevivir. También son el caldo de cultivo del descontento, que la derecha puede aprovechar o provocar la desmoralización y apatía hacia el gobierno. Esto ya está en desarrollo y se puso de manifiesto en la campaña.
Mínima referencia al socialismo
La campaña de Chávez en esta elección estaba a la derecha de la campaña con la que se luchó en 2006. Fue poco después de esto que Chávez propuso el lanzamiento del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) como un «partido revolucionario». Chávez hizo referencia a Trotsky, la revolución permanente y el programa de transición. Habló de la construcción de una “quinta internacional” de “partidos de izquierda”. Pero en esta elección, nada de eso era evidente. La referencia al socialismo era mínima hasta la última semana de la campaña. En cambio, el lema principal de Chávez era «Chávez el corazón de la patria». Se asumió un carácter muy nacionalista con la promesa de desarrollar la ’patria’. La elección fue muy personalizada en ambos campos. Si bien las principales avenidas de Caracas estaban llenas en el mitin de clausura, era evidente que las pancartas simplemente ofrecian Chávez y la «Patria», sin contenido político. Estuvieron ausentes los estandartes del PSUV o los sindicatos. Muchos trabajadores llevaban camisas de las empresas para las que trabajaban y muchas veces dijeron que estaban allí porque estaban «obligados» por sus empleadores.
Mientras que muchos se unieron con entusiasmo a Chávez como su única esperanza y temiendo la derecha, algunos simplemente se movilizaron alrededor del lema de “Chávez y la patria», sin contenido.
Estas características reflejan la falta de una fuerza política organizada independiente de los trabajadores y los pobres, que el CIT ha comentado en artículos anteriores. Esto, y el gobierno burocrático de arriba hacia abajo, ha debilitado seriamente el movimiento desde su primer período, algo de lo que ha advertido el CIT. Este enfoque de arriba hacia abajo se reflejó de nuevo durante la campaña electoral. En dos ocasiones en las que Chávez hablaba en las reuniones de masas en los estados, algunos gritaban «Chávez sí, pero no …», refiriéndose a los candidatos chavistas impuestos en las elecciones estatales próximas en diciembre. Chávez respondió diciendo que si los candidatos impuestos eran rechazadas entonces también debían rechazar a Chávez.
La falta de un movimiento democrático de los trabajadores independientes es una de las debilidades y peligros más grandes. Ya ha permitido a la derecha obtener ganancias y avances. Si la clase obrera, la juventud y los pobres no construyen una fuerza organizada democrática independiente, la amenaza de la derecha y el avance de la contrarrevolución crecerán. No se puede descartar que la derecha hará ganancias en las elecciones regionales de diciembre, dada la corrupción de algunos de los candidatos chavistas.
Por desgracia, después de su victoria, Chávez, al hablar a sus seguidores, no dio ninguna indicación de tomar medidas para acabar con el capitalismo. Ofreció diálogo y debate con la oposición. «Todos somos hermanos de la patria», tronó tras elogiar la oposición por aceptar el resultado. Habló de la construcción de una Venezuela unida. Ambas partes hicieron incapié en este mismo punto hacia el final de la campaña. Hacia el cierre de las urnas, se produjo un aluvión de propaganda de televisión de ambas partes apelando por la paz, la unidad y la reconciliación. Tanto Chávez como Capriles instaron a «calma» y «tranquilidad», evidentemente temiendo que la polarización podría dar lugar a enfrentamientos y algún tipo de explosión social.
¿»Economía mixta» o ruptura con el capitalismo?
Cuando Chávez saludó a la multitud después de su victoria, hizo dos referencias casuales al socialismo. Sin embargo, éstos se ahogaron en los pronunciamientos de «¡Viva Bolívar! Viva la Patria! Viva Venezuela! «Durante la campaña defendió que el «socialismo» de la Unión Soviética había fracasado y un nuevo tipo se necesita en el siglo XXI. Pero esto no fue un rechazo del antiguo régimen totalitario estalinista que se hacía pasar por socialismo, a favor de la promoción de un programa de la democracia obrera. Las políticas de Chávez demuestran que lo que quiere decir este «nuevo tipo» es una «economía mixta» que combina el capitalismo con la intervención del Estado y las reformas. Las reformas que el CIT apoya ahora están siendo recortadas y en retroceso. Sólo podrían mantenerse y reforzarse en función de romper con el capitalismo y con la introducción de un plan democrático socialista en la economía.
Capriles está claramente esperando su momento y ahora tiene la intención de consolidar su base después de la campaña electoral. Chávez va a continuar con su política de conciliación y el trabajo con los sectores de la clase dominante que están dispuestos a colaborar con él. Una política que cada vez más traerá su gobierno a un curso de colisión con los trabajadores y los pobres. El descontento social se incrementará. Es urgente que se construya un movimiento socialista de trabajadores de naturaleza independiente con un programa para romper con el capitalismo. Si esto no se hace, entonces al lado de la creciente desintegración social y la alienación se desarrollará la amenaza de la derecha.
La profundización de la crisis mundial económica capitalista tendrá un fuerte impacto en Venezuela. Una caída significativa en el precio del petróleo, principal producto de exportación de Venezuela por $ 60 mil millones el año pasado, amenaza con socavar las políticas de Chávez. No se puede descartar que Chávez pueda ser conducido de vuelta hacia la izquierda e introduzca medidas más radicales que limiten progresivamente el capitalismo. Sin embargo, esto está lejos de ser seguro y no representaría, por sí solo, una transformación socialista. Para romper con el capitalismo y construir una verdadera alternativa socialista democrática todavía se necesita la construcción urgente de un movimiento obrero políticamente consciente, independiente, democrático y socialista.