Barcelona J-19

21/06/2011

 

¡Aumentar la lucha hacia la huelga general!

Danny Byrne, CIT

El pasado domingo fue testigo de una de las mayores manifestaciones desde que la crisis económica comenzó en España, cuando las calles de todas las ciudades más importantes fueron inundadas en apoyo del movimiento 15-M. Un tsunami humano de jóvenes y viejos surgió como si viniera de ninguna parte, emocionando a los protestantes y activistas que habían pasado semanas trabajando para la jornada del 19 de junio (19-J). El número de los manifestantes sobrepasó las expectativas de todos, y representó un ensanchamiento fundamental del movimiento. Las noticias en los medios de masas y las mentiras obvias que contienen, dejarían a cualquiera que haya participado en el movimiento sin habla. Y estas mentiras son fácilmente descubiertas. 

El País publicó que «decenas de miles» tomaron las calles. Esto incluye a «42.000» en Madrid y «98.000» en Barcelona. Pero, en primer lugar, en Madrid también dijeron que había «más de 1.000 policías» en las calles. Una ojeada a las fotografías o vídeos de las protestas mostrarán claramente que la supuesta ratio de 1 policía cada 40 manifestantes es risible. Segundo, el vídeo de abajo muestra imágenes de manifestantes en Madrid. ¿Cuántas personas hay aquí? Parece que de hecho hay «decenas de miles», y sólo en este plano, y no se puede ver el final. Pero esta es solo una de las seis marchas que tomaron Madrid el domingo por la mañana, desde diferentes puntos de la ciudad y de la provincia, que se encontraron en el centro de la ciudad, ¡y que se unieron a muchos más en la manifestación de la tarde!

Esto, junto con la idea de que la manifestación de Barcelona era el doble de la de Madrid – el lugar de nacimiento y epicentro del movimiento 15-M en muchos aspectos – es suficiente para demostrar la falsedad de esas cifras. En Barcelona la manifestación fue similar, o probablemente mayor que la que tuvo lugar el 29 de septiembre durante la huelga general. Esa manifestación contó con 400.000 personas, según los sindicatos. Los organizadores en Sevilla dijeron que allí hubo 70.000 manifestantes. No hay lugar a duda de que junto con las enormes manifestaciones en Valencia, Bilbao y Murcia y muchas otras ciudades, la cifra total de los indignados que se manifestaron el domingo es de más muchos cientos de miles, casi seguro superando los 1,4 millones que salieron a las calles el 29 de septiembre de 2010.

¿Un movimiento solo de los jóvenes?

La prensa pro-capitalista y la clase dirigente política se pasaron los días previos al 19-J en un frenesí de ataques hostiles al movimiento 15-M. Alegaron que se había vuelto «minoritario», que estaba secuestrado por matones violentos, aprovechando las escenas ingeniadas por agentes de policías provocadores durante el bloqueo pacífico del movimiento en el parlamento catalán el 15 de junio. El pasado viernes, Artur Mas, presidente del gobierno catalán, pidió un «castigo ejemplar» contra aquellos que habían salido a la calle para prevenir la brutal violencia de su gobierno – la violencia de votar por unos recortes salvajes en salud y educación – diciendo qe representaban a «una minoría antidemocrática». Esteban González Pons, vicesecretario de comunicación del PP, realizó unas declaraciones en las que hacía una distinción entre el «15-M de mayo, y el 15-M de junio», el «violento» y el «pacífico», el movimiento de masas y el «movimiento minoritario». Si las protestas del domingo representan un «movimiento minoritario», nos gustaría ver cómo sería uno mayoritario. Pero en un cierto sentido, Pons tienen razón al hacer una distinción entre mayo y junio. Durante mayo, vimos la explosión de una revuelta juvenil, con las ocupaciones de las plazas y las acampadas, y que contó con un gran apoyo en la sociedad. El 19-J ha visto la continuación de esta revuelta, pero con muchos otros sectores que sufren la crisis, más marcadamente las clases trabajadoras más mayores, también entrando en acción.

Aunque las manifestaciones del domingo estaban conformada sobre todo por jóvenes, también había una gran participación de trabajadore, familias e incluso pensionistas. Y vinieron a protestar y no simplemente a mostrar su apoyo al movimiento de los jóvenes – muchas veces con pancartas hechas en casa con sus propias demandas. En Barcelona, grupos de trabajadores de los sectores postales, de limpieza, sanitario y educativo, se hicieron notar con gran fuerza, entre muchos otros. En el contexto de la falta de un liderazgo combativo en la cabeza de los sindicatos, está claro que muchos trabajadores han comenzado a ver el movimiento 15-M como el suyo propio. Este es un desarrollo crucial y enormemente positivo, y del que hay que valerse. La enorme extensión del movimiento debe ahora trasladarse a la formación de un movimiento de masas que pueda arrastrar a los participantes en las marchas del domingo. En este sentido, las propuestas de Socialismo Revolucionario (CIT España) por una democratización y los vínculos de las asambleas de barrio y su extensión a los centros de trabajo para construir un movimiento de base de masas, son ahora aún más urgentes.

¡Por el aumento de la lucha y una huelga general ya! ¡Luchemos como los griegos!

Los líderes de los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, cambiaron su enfoque durante los días previos al 19-J, e hicieron un llamamiento a sus miembros para que participaran. Esto debe ser valorado positivamente por el movimiento. Pero este apoyo de última hora probablemente se debió a que estaba claro que con o sin su llamamiento, los sindicalistas de base se estaban preparando para llenar las calles el 19-J. Socialismo Revolucionario enfatiza la necesidad de unidad entre los jóvenes y los militantes de la clase trabajadora en lucha. El movimiento del 15-M, hasta el momento, ha sido un magnífico ejemplo sobre como esta unidad puede ser alcanzada, no desde arriba sino desde abjo, apelando a los jóvenes y a la base de los activistas sindicales. El 15-M debe continuar desarrollándose como un movimiento que lucha contra la estrategia de desmovilización de los líderes sindicales, y construye desde abajo una campaña por una nueva huelga general contra la ola de ataques contra los niveles de vida que se están produciendo. Iniciativas como la protesta de miles de indignados a las puertas de las sedes de CCOO y UGT en oposición a las políticas pactivas y de colaboración de sus líderes y demandando una huelga general, estimuló a un importante número de militantes sindicales.

Esta demanda por una huelga general fue una característica muy fuerte en las protestas del domingo. Incluso los corresponsales de la BBC se vieron obligados a comentarla. La marcha en Barcelona tuvo la demanda por una huelga general como uno de los eslóganes principales. De hecho, una huelga general puede poner sobre la mesa el poder de la clase trabajadora y volar el ya débil gobierno de Zapatero, o cualquier podrido gobierno del PP o de coalición que lo reemplace. Los lídreres sindicales (que aún están ocupados discutiendo una traición en la negociación de los convenios colectivos) podrían ahora o pronto, bajo esta presión, convocar una huelga general, quizá para dentro de unos meses, en un intento de salvar las apariencias. Pero la huelga general debe convocarse para aprovechar el «momentum» de lucha que está creciendo en estos momentos. No hay duda de que una huelga general, convocada por los sindicatos, construida y apoyada por el 15-M, llevaría a la mayoría de los trabajadores, tanto fijos como precarios, a la acción.

En Grecia, el ejemplo del 15-M ha llevado a convulsiones sociales aún mayores que las de España. La mayor experiencia de la lucha de clases en Grecia en los últimos meses, con 10 huelgas generales y la revuelta juvenil de diciembre de 2008, ha sido un gran factor de esto. Al igual que España inspiró a Grecia, los trabajadores y jóvenes griegos ahora muestran el camino de la lucha a los españoles. Allí se ha convocado una huelga general de 48 horas, que probablemente se producirá a finales de junio. Siguiendo el espíritu internacionalista que también está profundamente representado en el presente movimiento, los sindicatos españoles deben organizar simultáneamente una huelga general de 24 horas, como una expresión del poder de la clase trabajadora por encima de las fronteras. Esta jornada de huelga sería el primer paso en un plan de acción, democráticamente organizado por las asambleas en un movimiento de masas unidos, que debe incluir una serie de huelgas generales, escalando a huelgas de 48 horas e indefinidas si es necesario, en una lucha por implementar una alternativa a la crisis del capitalismo y a los recortes.

“Una Europa del pueblo, no de los mercados”

Las demandas y eslóganes de las manifestaciones representan una maduración del movimiento. El Pacto del Euro, un acuerdo entre gobiernos europeos, que supone un nuevo empuje al programa de austeridad, recortes y reformas laborales en favor de la patronal, fue su foco de protestas. Esto, junto con la reciente orientación general del movimiento hacia una lucha contra los recortes y el movimiento contra los deshaucios representa un instinto poderoso dentro del movimiento de apelar a la clase trabajadora y unificar a todos los que sufren la devastación de la crisis. Con el capitalismo dentro de una profunda crisis, y con sus representantes unidos alrededor de la ofensiva que pretende hacer a los trabajadores y los jóvenes pagar por la crisis, estas demandas pueden solamente conseguirse cuando se ponen en el contexto de un programa global para acabar con la dictadura de los mercados y con las medidas de austeridad que dicta.

Esta es la razón por la que Socialismo Revolucionario que participó en las protestas del domingo a lo largo de toda España, lucha y se organiza alrededor de políticas revolucionarias socialistas. Solamente una ruptura con el capitalismo y una alternativa de control democrático de la riqueza y de los sectores clave de la economía, puede derrotar de verdad los recortes, y alcanzar una genuina democracia, mediante el gobierno de los trabajadores y los jóvenes. El eslogan «Por una Europa del pueblo, no de los mercados» estaba por todas partes el pasado fin de semana, durante cientos de protestas alrededor de Europa e incluso fuera de Europa. Con una lucha internacional de los trabajadores y los jóvenes que incluya una huelga general a nivel europeo, y basándose en estas políticas, este eslogan puede convertirse en realidad.

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