Un país en ebullición

Danny Byrne, CIT, y Francisco Oliveira Raposo, Socialismo Revolucionario (CIT en Portugal)

El pasado sábado 12 de marzo una explosicón de protestas populares tuvo lugar en Portugal. Manifestaciones organizadas fuera de las estructuras de los sindicatos, convocadas a través del grupo de Facebook llamado “Generación Desesperada” llevó a las calles a una gran número de personas, predominantemente jóvenes. Más de 200.000 marcharon en Lisboa, 80.000 en Oporto, y 6.000 en Faro, entre otras ciudades. Estas protestas, junto con el creciente número de huelgas y otras acciones emprendidas por los trabajadores en un número de sectores, da una imagen de una sociedad en embullición, preparándose para otra ronda de protestas masivas para el 19 de marzo.

Nuevas medidas de austeridad  

Las protestas tuvieron lugar en un tiempo en el que el gobierno ha anunciado una nueva serie de medidas de austeridad, bajo la presión de los mercados y la perspectiva de una suspensión de pagos del estado y la intervención de la Unión Europa y el FMI. La agencia de calificación de crédito Moody’s, de nuevo bajó “la nota” del país hoy. Incluido en las medidas se anunció un recorte brutal de todas las pensiones de más de 1.500 euros al mes y el congelamiento de todas las pensiones, ¡incluso aquellas de solo 200 euros al mes! Esto se combina con el anuncio de una dura subida del IVA, que hará que los precios, sobre todo de combustible, se disparen. El impacto de los recortes implementados el año pasado ya ha supuesto el empobrecimiento de millones de personas. Para muchos trabajadores y jóvenes, estas nuevas medidas son claramente la gota que colma el vaso, y que les ha empujado a la protesta. Si tuviera un liderazgo organizado y con confianza, la explosión del 12 de marzo, que sigue a la magnífica huelga general de noviembre de 2010, podría ser la precursora de un fortísimo movimiento, que podría forzar una retirada de la élite dominante y propagarse por el resto del continente.

“No es país para jóvenes”

Aunque muchos trabajadores mayores tomaron parte en las manifestaciones, las protestas tuvieron su foco en la crisis a la que se enfrentan los jóvenes, para los que el desempleo masivo y los contratos y condiciones precarias son la norma. Denominada la “revolución precaria”, la manifestación sacó a la luz una nueva generación que el movimiento sindical ha sido incapaz de movilizar extensamente en el último periodo. Pero las manifestaciones han demostrado que esta “generación precaria” es también una generación de lucha. ¿Y cómo no podrían serlo? Más del 30% de los licenciados menores de 25 años están desempleados. Los que tienen trabajo se enfrentan a sueldos lamentables y contratos de corta duración, lo que pone a los trabajadores jóvenes a la merced de jefes abusivos. Y la respuesta del gobierno ha sido una reforma laboral que da a los patrones más poder para despedir a su antojo, sin ninguna compasión.

De hecho, como una pancarta de la manifestación decía, muchos jóvenes han llegado a ver que Portugal “no es país para jóvenes”, con miles optando por la emigración, irónicamente a antiguas colonias portuguesas como Angola y Mozambique que parece ofrecerles una vida mejor. Y con la probabilidad de una próxima intervención de la Unión Europea y el FMI, los jóvenes sólo pueden esperar una profundización de la crisis. Desde Irlanda, “rescatada” por la UE y el FMI y con un gobierno que ha realizado recortes y más recortes para el disfrute de los mercados, emigran más de 1.000 jóvenes cada semana.

¡Por otra huelga general de 24 horas como el primer paso de una lucha continuada!

De alguna manera, estas manifestaciones marcaron una nueva etapa de la lucha en Portugal contra los ataques y la austeridad que les están indilgando a los jóvenes el gobierno de Sócrates y sus amos en los mercados capitalistas. El capitalismo portugués, sobre el que cuelga el fantasma de un “rescate” de la UE y el FMI, ha servido a la población portuguesa, de por sí una de las más pobres del oeste de Europa, una receta despiadada. Pero esto era solo el aperitivo. Los años de austeridad que el capitalismo se guarda en la reserva significarán, si son implementados, significarán una devastación completa, y descartarán la posibilidad de cualquier crecimiento económico.

La magnífica asistencia de estas protestas un tanto espontáneas deja aún más en evidencia como ridícula y limitada la actual estrategia de los líderes sindicales, que después de la huelga general  del 24 de noviembre de 2010, las más exitosa en más de 30 años, están siguiendo una estrategia que conduce a la desmovilización. Solamente han organizado una manifestación nacional (que tendrá lugar el 19 de marzo), a modo de una acción coordinada a nivel nacional. ¡Pero la sociedad portuguesa está hirviendo! Las carreteras han sido bloqueadas por camiones, en demanda de un congelamiento del precio de los combustibles; y profesores, transportistas, y trabajadores de correos, han realizado acciones de protesta a nivel nacional en las últimas semanas.

La situación clama por otra huelga general para unir a la resistencia y proporcionar un próximo paso fuerte a la lucha, que necesita un plan sostenido de acción, que incluya una serie de huelgas generales y acciones coordinadas para paralizar la ofensiva de austeridad. Un liderazgo militante como éste también tiene el poder de unir a la clase trabajadora organizada y el movimiento sindical con la juventud radicalizada. Como demostraron las manifestaciones del pasado sábado, en la ausencia de un liderazgo militante de los sindicatos, el vacío puede ser llenado temporalmente por otros. Se deben formar asambleas masivas y comités democráticos de lucha para controlar la lucha desde abajo.

¡No a la intervención de la UE y el FMI! ¡Por una alternativa socialista revolucionaria! 

Anticipándose a la gran ira de los trabajadores y los jóvenes, el principal partido capitalista en la oposición, el PSD, en un movimiento oportunista, ha declarado que votará en contra de las medidas de austeridad. Y esto después de más de un año de apoyo a las medidas del gobierno “socialista” en minoría sin en el que los ataques a los trabajadores no podrían haber sido aprobados. Desafortunadamente para el PSD, los trabajadores y los jóvenes no tienen ninguna ilusión en que éste represente algún tipo de política alternativa a la de tierra quemada de Sócrates. Éstos comparten el mismo enfoque básico: atacar a la clase trabajadora para “tranquilizar a los mercados” y rescatar a los ricos.

Las nuevas elecciones que podrían producirse como resultado del fracaso para aprobar las medidas en el parlamento, podría presentar una oportunidad para los partidos de izquierda (el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista) para un avance decisivo, si un frente unido de la izquierda, presenta un programa que fundamentalmente rechace la noción de la austeridad para pagar las deudas de los especuladores y los ricos. Socialismo Revolucionario (CIT en Portugal) argumenta que esta postura, combinada con una oposición decidida a la intervención de la UE y el FMI, y una alternativa socialista de inversión y propiedad pública controlada democráticamente, podría tener un impacto político colosal y abrir la puerta para una nueva etapa en la lucha, con una representación política combativa.

Los acontecimientos revolucionarios de Oriente Medio y el norte de África han impactado a los trabajadores de Portugal y de toda Europa, estimulando las protestas del 12 de marzo. Y de hecho, serán eventos de carácter revolucionario, en un país con la impresionante historia de la revolución de abril de 1974, lo que se necesita para sacar a la sociedad portuguesa del abismo de la austeridad, pobreza, y la brutal dominación de la UE y el FMI a la que ahora se enfrentan. El movimiento obrero y los partidos de izquierda (Bloque de Izquierda y Partido Comunista) deben hacer campaña en contra del pago de las deudas de los especuladores y los banqueros portugueses y extranjeros. En su lugar, estos miles de millones de euros deben usarse para invertir en la sociedad y crear grandes programas de empleo, en particular para los jóvenes. Esto debe unirse a  la nacionalización del sector bancario y financiero bajo control democrático, para hacerles servir a la sociedad a través de inversiones, en vez de esquilmarla para el beneficio de unos pocos. Con este programa como base, se puede luchar por una sociedad socialista, un gobierno de y para los trabajadores y los jóvenes.  

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