A 46 años de la Revolución de los Claveles

Por Alternativa Socialista, ASI en México (27 de abril de 2020)

«Grândola, vila morena, terra da fraternidade, o povo é quem mais ordena, dentro de ti, ó cidade», con estas palabras el 25 de abril de 1974 daba inicio la cuenta regresiva que marcaría el final del Estado Novo portugués. Este evento histórico sería conocido como la Revolución de los Claveles, en la cual las Fuerzas Armadas y el pueblo portugués ocuparían juntos las calles para poner fin a 41 años de dictadura salazarista en Portugal.

La dictadura de Salazar


En 1910 una revolución daba fin a 771 años de monarquía en Portugal para transitar hacia un régimen republicano. Sin embargo, la inestabilidad política y la complicada situación económica posterior a la Primera Guerra Mundial precipitaron a la naciente república a un periodo turbulento. Este panorama permitió que en 1926 el Almirante Mendes Cabeçadas, junto a otros militares, llevaran a cabo un golpe de Estado que daría paso a una dictadura liderada por el General Óscar Carmona y la cual es dividida en dos fases, la primera conocida como la Dictadura Militar (1926-1928) y la segunda como la Dictadura Nacional (1928-1933).


Durante este periodo empezó a cobrar fuerza la figura del académico y tradicionalista católico Antonio de Oliveira Salazar, quien fungía como Ministro de Finanzas. Durante su gestión, Salazar logró sacar a Portugal de la complicada situación económica y estabilizar las finanzas del país, lo que le hizo ganar apoyo entre la población, Fuerzas Armadas y la élite económica nacional. 


Salazar se convertía así en la gran figura de la política portuguesa, situación que se confirmaría con la fundación de la Unión Nacional en 1930 y su posterior nombramiento como primer ministro en 1932, mismo año en el que se lanza la convocatoria para redactar una nueva Constitución. Esta habría de ser aprobada el año siguiente, dando paso al periodo que conocido como Estado Novo (1933-1974) o salazarismo, un régimen autoritario, corporativista, nacionalista y conservador que entra en la definición de lo que Umberto Eco llama “Ur-fascismo” o “fascismo eterno”. 


Este periodo en la historia portuguesa sería liderado con mano dura por el propio Salazar hasta 1968, cuando sufrió un accidente que le imposibilitaría el continuar con esta tarea. Ante el estado de salud tan frágil del dictador, el presidente Américo Tomás decidió nombrar al académico Marcelo Caetano como primer ministro. Salazar lograría recuperarse del accidente, aunque la decisión se mantendría y nunca se le comunicaría, finalmente moriría en 1970 a causa de las secuelas del mismo percance.


Por su parte, al asumir Caetano el cargo de primer ministro se encontraba con un país que exigía a gritos reformas que permitieran una apertura democrática. Por ello el nuevo primer ministro emprendió una serie de reformas -entre las cuales destacan el permitir la libertad de prensa, la formación de sindicatos independientes y la participación de la oposición en las elecciones de 1969- conocidas en su conjunto como la Primavera Marcelista. Aunque estas medidas no encontrarían apoyo entre la población, ya que eran percibidas como insuficientes, ni entre la cúpula del régimen. Por estas razones, en 1973 Caetano, presionado por el presidente Tomás, daría marcha atrás con este proyecto, sepultando cualquier posibilidad de reformar el sistema.

La descolonización de África


También es necesario recordar que Portugal enfrentaba desde inicio de los años sesenta guerras de independencia en sus posesiones africanas en Guinea-Bissau, Angola y Mozambique. Estos conflictos consumían gran parte del presupuesto del país y para 1974 se encontraban en un punto muerto, a pesar de ello el gobierno de Caetano se negaba a negociar una salida con los movimientos insurgentes, lo que causó un gran descontento entre miembros de las fuerzas armadas. 


En respuesta a la negativa del gobierno portugués, un grupo de jóvenes oficiales se agruparon en el Movimento das Forças Armadas (MAF) con el objetivo de dar un golpe contra el gobierno de Lisboa y permitir un proceso de democratización del país y el fin de las guerras en África. La gran mayoría de estos militares habían tenido participación en los conflictos en las colonias y compartían la idea de que era necesario iniciar un cambio hacia el socialismo.

Grandola Vila Morena, comienza la revolución


Así, a las 10:55 de la noche del 24 de abril de 1974 la canción “E Depois do Adeus” daba la primera llamada para que las tropas del MFA comenzarán con el golpe. El segundo aviso sonaría a las 12:20 de la madrugada del 25 de abril, cuando Rádio Renascença hacía sonar “Grandola, Vila Morena” -canción prohibida por el régimen- comunicando así el inicio de las acciones a los oficiales y tropas sublevadas. En pocas horas a los soldados del MFA se sumarían la Marina y la Fuerza Aérea, lo que facilitaría la toma de puntos estratégicos a lo largo del país. 


Durante el desarrollo del golpe el MFA lanzó distintos comunicados en los que se le pedía a la población civil mantenerse en sus casas. A pesar de estos mensajes, el pueblo portugués desbordó las calles y se sumó a las tropas rebeldes, transformando así un golpe militar en una revolución popular. El episodio tomaría el nombre de Revolución de los Claveles debido a las imágenes de los soldados con estas flores colocadas en los cañones de sus fusiles. 


Para medio día el país estaba casi por completo en control de las fuerzas revolucionarias, por lo que presentaron un ultimátum para el primer ministro Caetano, a quien daban hasta las 4:00 de la tarde para abandonar el gobierno. Una vez cumplido el plazo Caetano decidió capitular ante la imposibilidad de presentar pelea. Durante las siguientes horas el MFA tomaría los pocos reductos de resistencia salazarista. Por fin, durante la madrugada del 26 de abril se comunicaba el triunfo de la revolución y la formación de la Junta de Salvación Nacional.


Los eventos de abril de 1974 precipitaron al ya desgastado imperio colonial portugués hacia su final mediante una desordenada transición de poder que permitió a los movimientos insurgentes africanos hacerse del control de esos territorios. Por otro lado, la revolución puso en marcha una etapa conocida como Processo Revolucionário em Curso (1974-1976), mediante el cual los militares al frente del gobierno impulsaron una transición rumbo al socialismo.


La implementación de estas medidas y la radicalización de los gobiernos provisionales durante este periodo generaron un sentimiento anticomunista en la zona norte de Portugal, donde la derecha conservadora tenía mayor presencia y amenazaba con levantamientos armados. Así mismo, esto causó molestia en los sectores moderados integrados por los partidos socialdemócratas (Partido Socialista y Partido Social Demócrata), quienes acusaron al nuevo gobierno de querer instaurar un régimen totalitario en el país ibérico.


El desarrollo de la transición al socialismo dirigida por militares se vería frenada en abril de 1975, cuando en las elecciones parlamentarias resultaría vencedora la postura moderada representada en el Partido Socialista. Se viviría un último intento por revertir esta situación en noviembre del mismo año, cuando un grupo de militares cercanos al Partido Comunista intentarían llevar a cabo un golpe de estado. La derrota de este grupo de militares conduciría a la desarticulación total de los elementos revolucionarias dentro de las Fuerzas Armadas.


Finalmente, en 1976 sería aprobada una nueva constitución, dando paso así a la Tercera República Portuguesa. Esta reconocía y hacía irreversibles -al menos en la letra- las conquistas de la revolución, como el empoderamiento de las organizaciones de barrios, la nacionalización de sectores económicos estratégicos y la reforma agraria. Sin embargo, durante las décadas posteriores el legado de la Revolución de los Claveles sufriría grandes reveces con la paralización de la reforma agraria y la paulatina liberalización de la economía, frenando así completamente la transición al socialismo iniciada en 1974. 


A pesar de esto, recordamos el 25 de abril como el día en que el valiente pueblo portugués puso final la dictadura salazarista y puso en marcha un intento por empoderar a las masas trabajadoras y campesinas, transitando hacia el socialismo. Demostrando que, como dice la canción con la que iniciamos este texto, el pueblo es el que más ordena. 


Aunque el proceso iniciado en abril de 1974 fue frenado poco a poco, sus conquistas no han sido olvidadas. Prueba de ello es que en medio de la emergencia sanitaria y el complicado panorama económico que atravesamos, las y los socialistas en Portugal han impulsado la idea de tomar medidas muy similares a las emprendidas por el gobierno revolucionario portugués. Evidenciando que la revolución está hoy más vigente que nunca y que, como han compartido compañeros de las distintas secciones de Alternativa Socialista Internacional, los tiempos actuales nos abren las puertas para participar de manera más activa en la lucha hacia el socialismo.

Recomendaciones


Si el tema de la dictadura Salazarista y la Revolución de los claveles te resultó interesante, te recomendamos consultar el siguiente material:

Películas:


Capitanes de Abril (2000)


Tren Nocturno a Lisboa (2013)


Bom povo portugués (1981)


Um adeus portugués (1986)


Non, ou a Va Glória de Mandar (1990)


Cinco dias, cinco noites (1996)


A hora da liberdade (1999)


Amanha (2004)


As ondas de abril (2013)


Cartas da guerra (2016)

Textos:


Portugal en Revolución – Avelino Rodrigues, Cesário Borga y Mário Cardoso


Portugal en Transición – José Medeiros Ferreira


Sostiene Pereira – Antonio Tabucci


Memorias de abril – Otelo Saraiva de Carvalho

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