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«MÁS QUE ESPERANZA NECESITAMOS
ACCIÓN. UNA VEZ QUE EMPEZAMOS A ACTUAR LA ESPERANZA FLORECE POR TODAS
PARTES. EN LUGAR DE BUSCAR ESPERANZA, BUSQUEMOS ACCIONES. ENTONCES, Y
SÓLO ENTONCES, TENDREMOS ESPERANZA»

– Greta Thunberg, activista Sueca de 16 años que ayudó a iniciar
la reciente ola de protestas por todo el mundo contra la inacción sobre
el cambio climático.

La esperanza sobre el cambio climático sin
acción no tiene sentido, es como “pensamientos y oraciones” después
de un tiroteo en masa.

En octubre de 2018, el Panel
Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) emitió un Informe Especial
advirtiendo de que para 2050 más de 350 millones de personas en todo el mundo
estarán expuestas a niveles mortales de estrés por calor si no hay un cambio de
curso sustancial; en los EE. UU., los incendios forestales en la costa Oeste
quemarán al menos el doble del área forestal que en años previos a 2019; y
podría haber hasta $ 1 billón en daños a la infraestructura pública y bienes
inmuebles. Hasta 2014, los EE. UU. han sido responsables del 20 por ciento de
todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Durante décadas, era radical incluso
aceptar que el cambio climático es real. Ahora, hay una aceptación generalizada
de la realidad del cambio climático, pero dada la frustrante inacción de las
cúpulas políticas, cualquier propuesta adecuada para abordar el problema al que
nos enfrentamos a escala global, aún se sigue considerando radical.

Esta fosa entre la escala de los
problemas a los que nos enfrentamos y las soluciones presentadas por los
políticos del establishment puede verse en muchas otros problemas, ya sea en la
desigualdad económica obscena, el racismo y sexismo sistémicos, o la inminente
crisis climática. Esta es la fuerza central que está impulsando la politización
y radicalización que está teniendo lugar por todo el mundo.


Lo que está en el Nuevo Acuerdo Verde 


 

En
este contexto, el Nuevo Acuerdo Verde propuesto por Alexandria Ocasio-Cortez
(una congresista de la ciudad de Nueva York autodescrita
democrático-socialista) está obteniendo un apoyo masivo en todo el país,
estableciendo los términos del debate sobre qué tipo de acción es necesaria
para combatir el cambio climático.

Según
lo propuesto por Ocasio-Cortez, el Nuevo Acuerdo Verde no es un proyecto de ley
sino una resolución, lo cual significa que no es obligatorio. Si se aprueba,
establecerá prioridades que el Congreso se supone debe asumir aprobando
verdaderas leyes y políticas.

El
Nuevo Acuerdo Verde exige satisfacer el 100% de la demanda energética de los
EE.UU. a través de fuentes de energía limpias, renovables y sin emisiones.
Aunque la mayoría de los medios de comunicación han informado de que el Nuevo
Acuerdo Verde exige una energía 100% renovable para 2030, la resolución en sí
no especifica un año. Exige la revisión del transporte en los Estados Unidos
para que sea “amigable” con el clima. También exige que «tanto los edificios
nuevos como todos los ya construidos en los Estados Unidos» deben actualizarse
para lograr la máxima eficiencia energética, y exige un intercambio
internacional de tecnología, experiencia, productos y financiamiento para
ayudar a que otros países logren un Nuevo Acuerdo Verde.

La
resolución se presenta como un programa de gran alcance contra la pobreza, con
lenguaje fuerte en contra de la desigualdad económica y social. Exige la
creación de millones de «empleos sindicales de alta calidad que paguen los salarios predominantes [1], contraten a
trabajadores locales, ofrezcan capacitación y oportunidades de avance, y
garanticen la paridad salarial y de beneficios para los trabajadores afectados
por la transición». También exige un proceso democrático y participativo que
incluya a los trabajadores y comunidades oprimidas en la planificación,
implementación y administración del Nuevo Acuerdo Verde a nivel local, aunque
no se explica cómo esto se haría en la práctica.

Más
allá del medio ambiente, el Nuevo Acuerdo Verde exige que todas las personas en
los Estados Unidos tengan garantizado un empleo con un salario que permita
sustentar a una familia, licencias familiares y bajas médicas adecuadas,
vacaciones pagadas y seguridad de jubilación. También exige que los Estados
Unidos detengan la “opresión histórica” 
de mujeres, personas de color e inmigrantes. La resolución concluye
exigiendo que el gobierno federal les garantice a todas las personas asistencia
médica de alta calidad, vivienda asequible y seguridad económica general.

A
pesar de ser el país más rico en la historia del mundo, ni una sola de estas
necesidades básicas se garantizan para una persona ordinaria en los EE.UU. Se
nos dice que costaría demasiado satisfacer las necesidades fundamentales de
todos y hacer la transición a una energía 100% renovable. Mientras tanto, los
tres hombres más ricos de los Estados Unidos están aculumando tanta riqueza
como la de la mitad más pobre de la población. Desde 1988, sólo 100
corporaciones a nivel mundial son responsables de más del 70% de las emisiones de
gases de efecto invernadero. La realidad es que nuestra civilización y el
planeta están siendo sacrificados para que un puñado de personas puedan seguir
ganando masivas cantidades de dinero. El Nuevo Acuerdo Verde busca cambiar
esto.


¿Qué se necesita para ganar?


 

El
Informe de IPCC de 2018 propone un programa de acción que estima costaría $ 900
mil millones por año. El Nuevo Acuerdo Verde se basa en sus propuestas.
Ocasio-Cortez propone que esto se pague en parte con una tasa de impuesto
marginal del 70% en todos los ingresos de más de $ 10 millones. Este sería un
buen comienzo pero no suficiente para financiar todo el programa.

La
financiación adicional podría provenir de impuestos sobre las principales
corporaciones de combustibles fósiles, bancos grandes y empresas financieras.
Sin embargo, estas corporaciones no están haciendo cola para pagar miles de
millones de dólares para abordar el cambio climático. Por el contrario, están
preparadas para montar una enorme oposición al Nuevo Acuerdo Verde, y esta oposición
será cada vez más visible a medida que el movimiento en apoyo crezca.

Hasta
ahora, la oposición ha venido principalmente en forma de afirmaciones de que el
Nuevo Acuerdo Verde es una fantasía poco realista. Es «solo un montón de ideas
que, incluso como teoría, no funcionan y mucho menos en el mundo real», como dijo el CEO Lourenco Goncalves (valor neto de $ 60 millones de la minería). Este tipo
de desprecio informal es a menudo el primer argumento de políticos y la elite
gobernante cuando se enfrentan con ideas progresistas audaces que amenazan sus
intereses. En las elecciones primarias del Partido Demócrata de 2016, Hillary
Clinton se refirió en repetidas ocasiones a muchas de las propuestas de Bernie
Sanders, en particular a Medicare para Todos [2], como castillos en el aire.

Ahora,
tres años después de que Sanders haya popularizado Medicare para Todos, la
mayoría de los estadounidenses lo apoyan, incluida la mayoría de los
republicanos. Incluso demócratas pro-sistema y corporativos de toda la vida,
como Corey Booker o Kamala Harris, se sienten obligados a dar apoyo verbal a
tales políticas sólo para ser considerados por la mayoría de los votantes
demócratas. Esto podría llegar a ser el caso del Nuevo Acuerdo Verde.

Pero
hay que tener cuidado. Existe una enorme diferencia entre ofrecer apoyo verbal
al Nuevo Acuerdo Verde durante una campaña política y respaldar las medidas
concretas que se requieren para lograrlo, por no mencionar la necesidad de
crear un movimiento capaz de ganarlo. Las declaraciones públicas son una cosa,
pero entre bambalinas los cabilderos y los intereses corporativos acaban
ejerciendo presión e incluso dando directivas sobre lo que los políticos, a los
que ellos financian, pueden y no pueden hacer.

Unir
a todos los que desean detener la catástrofe que se avecina requiere un
conjunto de demandas claras y audaces. También requiere una comprensión clara
de cómo se gana un gran cambio progresista. La única fuerza capaz de
contrarrestar la arraigada oposición empresarial  es un movimiento de masas centrado en el
poder social y económico de la clase obrera.

Recientemente,
el liderazgo del Comité de Energía de AFL-CIO envió una carta pública
a los patrocinadores del Nuevo Acuerdo Verde. La carta, expresa  acuerdo en la necesidad de abordar el cambio
climático e invertir en tecnologías de energía renovable, y toma nota del
llamado para la inclusión de trabajadores y sindicatos en el proceso. Sin
embargo, argumentaron que la resolución «es demasiado escasa en soluciones
concretas que respondan a los puestos de trabajo de nuestros miembros y de los
sectores críticos de nuestra economía … y hace promesas que inalcanzables o
no realistas».  Sigue diciendo, «No nos
mantendremos al margen y no toleraremos amenazas a los empleos de nuestros
miembros y el nivel de vida de sus familias».

Aquí
hay un elemento de alarmismo que hay que desafiar. La verdadera amenaza para
los miembros del sindicato y para todos los trabajadores no es el Nuevo Acuerdo
Verde. Son los jefes de los sectores de fabricación, construcción y energía,
junto con el establishment corporativo de ambos partidos políticos los que
están permitiendo que continúe el status quo de salarios bajos, empeoramiento
de beneficios y aumento del costo de la vida, por no mencionar los efectos
desastrosos del cambio climático en sí.

De
hecho, la propia resolución exige «empleos sindicales de alta calidad…,
oportunidades de capacitación y avance, y garantiza la paridad salarial y de
beneficios para los trabajadores afectados por la transición». Podría ser más
específico, pero etiquetar esto como un ataque a los empleos y al nivel de vida
de las familias trabajadoras es simplemente falso. El movimiento ambientalista
ha desdeñado con frecuencia las legítimas preocupaciones  de los trabajadores sobre sus puestos
trabajos y niveles de vida, lo cual es un grave error. Ocasio debe aceptar su
oferta para un mayor diálogo y desafiar públicamente a estos líderes sindicales
para que se sienten en la mesa a discutir una propuesta conjunta que todos los
trabajadores y ambientalistas puedan apoyar.

Hay
sindicatos a nivel nacional que están a favor de una acción firme contra el
cambio climático, como Amalgamated
Transit Union
, Communication Workers
of America
y National Nurses United
(sindicatos de tránsito, comunicaciones y enfermeros/as respectivamente), así
como secciones sindicales en muchos otros sectores, incluso en el sector de la
construcción. Estos sindicatos deberían movilizar activamente apoyo para un
Nuevo Acuerdo Verde para los trabajadores, mostrando una alternativa al
liderazgo conservador que actualmente domina a la mayoría de los sindicatos.
Son los jefes de combustibles fósiles quienes deben morder el polvo, no los
trabajadores, quienes tienen un papel estratégico clave en la lucha por esta
transición industrial.

Ganar
un Nuevo Acuerdo Verde para los trabajadores requerirá que el movimiento, y los
sindicatos, no confundan a los líderes corporativos, demócratas o republicanos,
con sus aliados, y en su lugar debe movilizar todo su poder con protestas
masivas, acciones industriales y huelgas.


Un Nuevo Acuerdo Verde para los trabajadores requiere propiedad pública


 

La
razón por la que nos encontramos en esta situación es porque vivimos en una
sociedad donde las decisiones políticas y económicas son dictadas por el ánimo
de lucro de compañías y empresas privadas. Una acción contundente para en
contra del cambio climático supondría un ataque directo a los intereses de
amplias secciones de la América corporativa, y por ello el establishment
político se opone a cualquier propuesta que permita una transición rápida y
global a 100% de energías renovables.

Incluso
en el sistema capitalista, se podrían ganar ciertos aspectos del Nuevo Acuerdo
Verde si se construye un movimiento de masas suficientemente fuerte. Pero
conseguir una transición a una economía basada en energías renovables para el
2030 requerirá pasos sin precedentes en contra de la propiedad privada de
sectores estratégicos de la economía. Desafortunadamente, ni Ocasio-Cortez ni
Sanders creen que sea necesario acabar con el sistema capitalista para
conseguir estas metas, lo que es un error fundamental de su estrategia.

Mientras
las principales compañías energéticas sigan en manos privadas y sean
gestionadas en la base a beneficio y competición lucharán en contra
del Nuevo Acuerdo Verde. Además, la escala de financiamiento, planificación y
cooperación necesaria para completar el plan es simplemente imposible sobre
esta base. Para poder llevar a cabo este plan tan exhaustivo, especialmente en
tan poco tiempo, es necesario que las principales compañías de combustibles
fósiles sean de propiedad pública, gestionadas bajo el control democrático de
los trabajadores.

La transición deberá
incluir una modernización completa de la infraestructura, requiriendo también
la propiedad pública de secciones clave de manufactura y construcción. Sobre la
base de un plan acordado democráticamente, el transporte público podría ampliarse
de manera masiva. Se podrían construir nuevos ferrocarriles y trenes de alta
velocidad, y la industria del automóvil podría finalmente divorciarse del gran
petróleo y pasar rápidamente a la producción exclusiva de vehículos eléctricos.
La infraestructura carreteras y autopistas también debería de renovarse
adaptándola a este cambio.

Como se mencionó
anteriormente, un plan de esta escala costaría aproximadamente $ 900 mil
millones al año, una cantidad enorme. Pero los recursos ya existen, sólo los quince bancos principales en los Estados Unidos
poseen en conjunto $ 13.5 billones. Pero nunca darán voluntariamente este
dinero por el bien común, por lo que nacionalizar los bancos y las principales
instituciones financieras también es una parte necesaria de esta transición.

La clase multimillonaria
se opondrá ferozmente a la nacionalización de estas industrias clave, por lo
que sólo será posible como resultado de un movimiento unido masivo de la clase
trabajadora, luchando de manera conscientemente por estos objetivos. Una
herramienta vital para esta lucha es construir un nuevo partido de la clase
obrera con un programa socialista claro.

Estamos totalmente de
acuerdo con los amplios objetivos del Nuevo Acuerdo Verde para acabar con la
pobreza y la opresión, pero estos tampoco pueden lograrse dentro del marco de
este sistema y requerirán un cambio revolucionario. Tomar los pilares
principales de la economía en propiedad pública para establecer una economía
planificada democráticamente y basada en la necesidad humana sentaría las bases
para el desarrollo de una sociedad socialista igualitaria, bajo la cual la
explotación y todas las formas de opresión podrían ser eliminadas. Con el
recrudecimiento de la crisis climática a nivel internacional, la necesidad de
que la humanidad supere el capitalismo y se mueva hacia el socialismo nunca se
ha planteado de una manera más aguda. Únase a Socialist Alternative para
ayudarnos a luchar por un Nuevo Acuerdo Verde para los trabajadores y por un
mundo socialista.

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[1] El salario
predominante es definido por el Departamento de Trabajo e Industrias para cada
oficio como el salario y beneficios habituales para cada ocupación. El objetivo
(a menudo explícito) es reducir la competencia entre trabajadores sindicados y
no sindicados eliminando el incentivo por mano de obra más barata que
contratistas no sindicados podrían ofrecer en ausencia de estas leyes.

2] Medicare Para Todos (Medicare for All) es una propuesta para un sistema de salud de “pagador único” similar al Canadiense, bajo el cual todos
los residentes de los EE. UU. estarían cubiertos por todos los servicios
médicos necesarios, incluyendo suministros médicos, hospitalarios, preventivos,
a largo plazo, salud mental, salud reproductiva, dental, vision, medicamentos
recetados y suministros médicos.

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