COLOMBIA: LA POLARIZACIÓN GOLPEA AL ‘URIBISMO’ EN LA PRIMERA VUELTA DE LAS ELECCIONES
¿Cuál es el camino a seguir para Gustavo Petro?
Por ASI en Colombia
El resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales refleja una profunda polarización política, un rechazo del establishment político tradicional y un anhelo de parte de las masas de un cambio fundamental. En un bastión tradicional del imperialismo estadounidense, se le dio un golpe rotundo al Uribismo, el movimiento de ultraderecha (llamado así por el expresidente Álvaro Uribe) que ha dominado al país por más de 20 años.
Como se esperaba, el candidato de izquierda Gustavo Petro de la coalición Pacto Histórico llegó al primer puesto en las elecciones con el 40% del voto, la mayor cantidad de votos alcanzada alguna vez por un candidato de izquierda en Colombia. Sin embargo, el camino del antiguo militante del M-19 a la victoria se presenta más estrecho y complicado de lo que muchos habrían deseado o esperado. A la segunda vuelta de las elecciones pasó junto con Petro, Rodolfo Hernández, un multimillonario de 77 años cuya marca particular de populismo de derecha lo vio emerger del aparente anonimato a capturar 27% del voto en la primera vuelta.
Hernández superó a Federico ‘Fico’ Gutiérrez, de la coalición de derecha Equipo por Colombia, que era el candidato preferido inicialmente para enfrentar a Petro. Aunque Gutiérrez trató de distanciarse del uribismo, la mayor parte de la gente logró ver a través de esos esfuerzos superficiales de desmarcarse. Comparado a la primera ronda de las elecciones de 2018, en las que el presidente actual Iván Duque logró el 39%, Gutiérrez solo consiguió el 23.7%, un descenso de más de 2 millones de votos. En efecto, esta será la primera vez desde 2002 en la que ni Uribe ni uno de sus asociados participa en la segunda vuelta electoral.
También es notorio el colapso espectacular del centro. Sergio Fajardo, un ‘progresista’ neoliberal no muy distante de Tony Blair, pasó de terminar en tercer lugar en las elecciones de 2018 con 4,602,921 de votos al cuarto lugar con unos escasos 888,585 votos. Tal como en las elecciones recientes en Francia y Chile, Colombia sigue las tendencias internacionales hacia la polarización extrema, con clara falta de confianza en los partidos y personajes políticos capitalistas tradicionales, y las figuras ‘anti-establishment’ dominando el escenario.
La crisis del capitalismo colombiano y el Paro Nacional
¿Cómo podemos explicar estos resultados? Bajo la presidencia de Duque, el gobierno de los ricos y poderosos en su forma más evidente, la desigualdad se ha profundizado y hemos visto el empobrecimiento progresivo de las masas trabajadoras. El 40% de la población vive en lo que se califica como pobreza en Colombia. La inflación se ha disparado un 9.2% con precios de alimentos incrementando un terrible 26% comparando con el año pasado. Encima de esto, la violencia política se ha intensificado: solamente en este año 78 activistas han sido asesinados, llevando el número a más de 1,300 desde la firma del Acuerdo de Paz con las FARC en 2016.
Estos horrores sin fin del capitalismo colombiano formaron el material inflamable que explotó durante el Paro Nacional del año pasado. Convocado inicialmente por las organizaciones sindicales para resistir una reforma fiscal con un enfoque de austeridad, rápidamente se convirtió en un acto de rebelión hacia el sistema entero de violencia, corrupción y pobreza. En mayor o menor medida todas las secciones de la clase trabajadora y los oprimidos se vieron representadas, y el rancio régimen se vio sacudido hasta sus cimientos. En la ciudad de Cali, el epicentro de la lucha, barrios completos quedaron bajo una u otra forma de control democrático por las comunidades locales. Se organizaron reuniones para coordinar acciones y discutiendo los siguientes pasos para el movimiento, y llegando hasta organizar distribución de alimentos, seguridad, cuidado médico y espacios comunitarios.
Si bien que el levantamiento masivo forzó a retirar la propuesta de reforma y a su autor, el ministro de haciendo Alberto Carrasquilla, a renunciar, fue traicionado en últimas cuando el Comité Nacional de Paro (de siglas CNP, dirigido por la burocracia sindical) negoció y a fin de cuentas concilió con el gobierno. Las protestas eventualmente empezaron a flaquear aunque Duque permanecía en el poder y las principales demandas sociales seguían sin resolver. No obstante, un fuerte sentimiento anti-uribista se apoderó de las masas y Duque termina su mandato con un índice de desaprobación del 73%,
La campaña de Gustavo Petro y Francia Márquez
En realidad, estas elecciones no pueden ser entendidas sin tener en cuenta el terremoto político que fue el Paro Nacional, cuyas consecuencias se siguen sintiendo hoy. Con la movilización popular no alcanzando su máximo potencial, trabajadores y jóvenes miran hacia el plano electoral como una ruta para lograr cambio social real y derrotar al uribismo. La campaña de Petro y su vicepresidenta, Francia Márquez, una activista ambiental negra, ha canalizado mucho de aquel deseo de romper con el viejo régimen y ha logrado atraer a cientos de miles en mítines y manifestaciones por todo el país.
¿Pero es el programa ofrecido por Petro realmente satisfactorio? Si bien contiene muchas cosas positivas como el establecimiento de un sistema de salud universal, una transición de extracción de combustibles fósiles a actividades más ecológicamente amigables y un nuevo paradigma tributario con el cual se usen los impuestos de los más ricos para pagar servicios sociales, al final del día el programa permanece dentro de los confines del capitalismo. Petro mismo ha declarado que “Colombia no necesita socialismo”, sino más bien el desarrollo de un ‘capitalismo democrático’ en el cual el mercado doméstico se desarrolle y se superen los restos de feudalismo presentes en la economía Colombiana.
La respuesta de la clase dirigente
Sin embargo, aún las reformas limitadas de Petro serían resistidas con todas las fuerzas por la clase dirigente Colombiana, que está aterrorizada de las fuerzas sociales que impulsan a Petro. Bloomberg reportó que los inversionistas estadounidenses estaban intranquilos frente a la perspectiva de que, como presidente, Petro pueda romper con el modelo económico del cual se han beneficiado por tanto tiempo: “una combinación de disciplina fiscal con una fuerte dosis de libre mercado.”
Sintiendo la misma presión, los capitalistas locales, el establishment y los medios han mantenido una campaña despiadada para desprestigiar a Petro con un bombardeo constante de propaganda de derecha anticomunista, combinada con retórica sexista y racista dirigida a Márquez. Incluso generales del ejército han intervenido para advertir de las amenazas de una presidencia de Petro. Como es habitual, hay referencias constantes al fracaso del ‘socialismo’ en la vecina Venezuela: el futuro que le espera a los colombianos, dice la derecha, de llegar Petro al poder.
El camino de la moderación
Tristemente, Petro ha cedido ante mucha de esta presión y en abril llegó al punto de firmar una declaración pública prometiendo que no habría expropiaciones durante su presidencia. Esto fue parte de una tendencia general hacia la moderación para calmar los miedos del imperialismo y los capitalistas colombianos. Vinculado a esto, Petro ha recibido y promovido figuras como Roy Barreras y Armando Benedetti, ambos antiguos miembros del Partido de Unidad Nacional (Partido de la U), establecido pero luego abandonado por Álvaro Uribe, y actualmente dirigido por Dilian Francisca Toro, una controvertida política del Valle del Cauca.
Petro asimismo se ha abierto a una de las entidades tradicionales representantes del capitalismo colombiano, el Partido Liberal. De hecho, antes de las elecciones de candidato dentro del Pacto Histórico, Petro consideró ofrecerle a los liberales la posición de vicepresidencia si apoyaban su proyecto político. Esos planes fueron interrumpidos por la votación fenomenal por Francia Márquez, quien tiene una conexión más orgánica a los movimientos sociales y los sectores más combativos del Pacto Histórico que el mismo Petro, y que hizo algunas críticas a Petro desde la izquierda. Una expresión de frustración ante el giro levemente a la derecha de Petro, los casi un millón de votos a Márquez también comunicaron un claro mensaje en contra de las maniobras burocráticas por parte del liderazgo del movimiento, que buscaba dejar de lado a las bases populares en la selección de los candidatos y que llevó a Petro a nominar a Márquez como su candidata a la vicepresidencia.
El ascenso de Rodolfo Hernández
La verdadera sorpresa de las elecciones fue el ascenso vertiginoso de Rodolfo Hernández, una figura a la que muchos se refieren como ‘el Trump Colombiano’. Hernández propone una serie discordante de políticas populistas, que van desde deshacerse de los aviones presidenciales hasta reducir el presupuesto de los departamentos (provincias o estados en Colombia) para combatir la corrupción. Su campaña autofinanciada se ha conducido principalmente a través de redes sociales (principalmente Tik Tok) y se ha rehusado a participar en la mayoría de los debates.
De forma mucho más distorsionada, Hernández expresa la rabia contra el establishment político así como la histórica pérdida en confianza en el uribismo. Aunque consiguió una buena porción del voto de derecha tradicional, a través de hacer a la élite política el blanco de sus críticas y de prometer más vivienda de interés social logró apoyo entre algunas secciones de los trabajadores y los pobres. Irónicamente, Hernández también atrajo una gran parte de esa élite que atacó durante su campaña: ellos no lo consideran una amenaza seria a sus privilegios.
A pesar de eso debemos ser claros acerca del peligro que Hernández representa. En el pasado ha expresado su admiración por Adolfo Hitler y dicho que “el ideal sería que las mujeres se dedicaran a la crianza de sus hijos”. Esto generó ira en el movimiento feminista colombiano, el cual ganó hace poco victorias importantes en el tema del derecho al aborto, pero sigue enzarzado en una lucha contra el machismo en el que Hernández se apoya y el cual fomenta.
Mientras que Hernández rechaza toda conexión con el uribismo y se declara a sí mismo ‘ni de izquierda ni de derecha’, un viejo dicho viene a la mente: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Tras pocas horas de los resultados electorales. Gutiérrez expresó su apoyo a Hernández y lo siguieron algunas de las figuras más reaccionarias de la derecha colombiana, como María Fernanda Cabal. La mayor parte de la clase dirigente ya ha cerrado filas tras Hernández o está a punto de hacerlo, lo que debería ser evidencia adicional de la clase de política que él representa. Se espera que Hernández se lleve la mayor parte de los simpatizantes de Gutiérrez y ya algunas encuestas lo ponen delante de Petro.
La nueva estrategia de Petro
Petro había contado con enfrentarse a Gutiérrez, un candidato uribista que representa de forma más obvia el rancio régimen en Colombia y que sería un oponente más fácil de derrotar. Como una figura ‘anti-establishment’, Hernández complica esta estrategia. Es posible exponerlo como lo que realmente es, pero se requiere una táctica más combativa de parte de Petro para dejar claro que Hernández es anti-trabajdores, machista y firmemente apoyado por los más ardientes defensores del régimen actual.
Petro parece estar cambiando de estrategia, pero lamentablemente en la dirección equivocada: yéndose más a la derecha, buscando ganarse a la clase media y al ‘centro’ y tratando de presentarse como un candidato más “confiable” y “estable” ante el capitalismo colombiano. Esto servirá para fortalecer a Hernández, al empujar a ciertas secciones de trabajadores y pobres a buscar una alternativa más cerca a él. Como lo dice un artículo reciente de El País:
Mientras Petro, el favorito en las encuestas, ha tenido que explicar sus ideas y hacerlas más complejas para ahuyentar el miedo que causa en el establishment la llegada al poder de la izquierda por primera vez, Rodolfo Hernández ha podido construir metáforas sencillas que hablan de forma directa, y sin intermediarios, al corazón de una clase baja y media, empobrecida después de la pandemia.
Rodolfo Hernández, el espejo de Trump en Colombia | Elecciones Presidenciales Colombia | EL PAÍS América Colombia (elpais.com)
¿Cuál es el camino a seguir para El Pacto Histórico?
A raíz de los resultados electorales, Petro le ha pedido a sus simpatizantes que salgan a convencer a dos millones más de personas para votar por el Pacto Histórico y así asegurar la victoria. Sin embargo, debemos dejar claro que este esfuerzo será obstaculizado por el limitado programa político de Petro y su enfoque conciliatorio con el establishment, dos cosas que lo desarman de conectar más profundamente con las necesidades y deseos de las masas colombianas.
Una victoria es ciertamente posible, pero la única garantía es construir una campaña masiva que represente un desafío directo al sistema y que enarbole un programa audaz de cambio para beneficio de los obreros y oprimidos, vinculándose concretamente con sus luchas, y que busque llevar a las urnas al 45% de los votantes que se abstuvieron de votar en la primera vuelta. Las secciones locales y regionales del Pacto Histórico deben sostener asambleas masivas que unifiquen a sindicalistas, activistas de las juventudes, feministas, líderes sociales y grupos indígenas para discutir el camino a seguir.
Pudimos vislumbrar el poder latente de la clase trabajadora en el Paro Nacional del año pasado y debemos reafirmar que solamente a través de la lucha se puede ganar el cambio real. Petro mismo se rezagó respecto a las capas más conscientes del movimiento, y en vez de motivar a la profundización y fortalecimiento de la organización popular, buscó conducir al movimiento a los canales electorales. Durante los últimos meses su victoria parecía casi cierta, pero ahora queda claro que la desmovilización del Paro Nacional ha debilitado la posición de Petro, dándole cabida a las fuerzas reaccionarias.
Aún si Petro gana, implementar de muchos aspectos de su limitado programa y promover más cambios requerirán continuar la movilización de parte de las masas colombianas Así como la revitalización de las organizaciones que emergieron durante el levantamiento popular del año pasado, de la mano con la creación de nuevos instrumentos de lucha, en los cuales los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y los indígenas tengan un control firme.
Alternativa Socialista Internacional llama al voto crítico por Petro y Márquez para lograr un paso crucial en fortalecer la posición de la clase trabajadora y los oprimidos en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo, estando conscientes de que el programa actual no indica un camino de salida para las múltiples crisis a las que se enfrentan las mayorías. Para lograrlo, y para combatir el inevitable sabotaje de parte de la clase dirigente se requerirá una confrontación abierta con el capitalismo, esto es, equiparnos con un programa socialista y construir una fuerza realmente revolucionaria en Colombia y el continente, capaz de aprovechar el enorme poder de la clase trabajdora.