LA LUCHA ES EL CAMINO: VICTORIA DE LAS LIMPIADORAS DEL RAMON Y CAJAL
16/02/2014, Xoan Vazquez, SR Madrid. Texto escrito para la cuarta HOJA INFORMATIVA de SR para Madrid.
El 16 de enero,después de 4 días de huelga, las asambleas de trabajadoras y trabajadores de limpieza del Hospital Ramón y Cajal acordaban desconvocarla después de haber logrado sus objetivos: garantizar el mantenimiento de la totalidad de la plantilla y de las condiciones laborales fijadas en el convenio, la eliminación de los contratos precarios de fin de semana y que 27 que tenían jornadas a tiempo parcial pasen a tener jornada completa.
Comienza la huelga
El pasado 13 de enero las trabajadoras y trabajadores de la limpieza del Hospital Ramón y Cajal de Madrid comenzaban una huelga indefinida.Con una participación de casi el 100% de las 299 trabajadoras de la plantilla, eran la punta de lanza del colectivo de trabajadoras y trabajadores de los servicios de limpieza de los hospitales y centros sanitarios madrileños que amenazaban con ir a la huelga si las empresas CLECE y FERROSEL, adjudicatarias del servicio, persistían en sus planes de restructuracion. Estos planes supondrían recortes de plantilla que en el caso del Ramón y Cajal y el Hospital de La Princesa afectaría a más del 40% de la plantilla.
Las empresas, CLECE y FERROSEL, filiales respectivamente de las constructoras ACS-Florentino Pérez y FERROVIAL, obtuvieron la adjudicación de los servicios de limpieza de 15 hospitales y 14 centros sanitarios el pasado mes de julio pujando varios millones de euros por debajo de los pliegos de mínimos que había fijado la Consejería.Esa misma Consejería había dejado claro en los pliegos que la adjudicación sería para la empresa que ofreciese el servicio por menos dinero en vez de exigir y priorizar otros aspectos tendentes a garantizar la calidad, la seguridad y la buena prestación del servicio.
Parece que los 208 millones de euros que Florentino Pérez se va a llevar durante los tres años de adjudicación del servicio no sacian sus ansias de beneficios y, el pasado 1 de octubre, antes de entrar en posesión del servicio, directivos de CLECE convocaron al Comité de empresa e intentaron convencer a las trabajadoras de que aceptaran los despidos con alguna indemnización.
Cuando se conocieron las propuestas de recorte de plantilla Julio Gómez, responsable de acción sindical de CCOO, denunciaba que “el tope que marcó la Consejería en el pliego de condiciones era muy bajo (…) no sabíamos donde se iba a recortar pero, teniendo en cuenta que el 90% del gasto era en personal, era fácil de adivinar”.
Estaba claro además que estas reducciones de plantilla supondrían no sólo un aumento de las cargas de trabajo sino también un descenso de la calidad del servicio y un incremento de riesgos para pacientes y profesionales. Una reducción de casi el 45% en una plantilla de cerca de 300 trabajadoras iba a repercutir de una forma o de otra en la limpieza y la salubridad.
Resistencia y solidaridad
La huelga se ha desarrollado en unas condiciones difíciles: además de enfrentarse a un empresario poderoso (Florentino Pérez) con fuertes lazos con el gobierno regional, estas trabajadoras eran las únicas, de todos los hospitales donde Clece ha entrado, que plantaban cara a esta política. Como señalaba Javier Cordón del MATS (Movimiento Asambleario de Trabajadores/as de la Sanidad: “Desde el primer día les impusieron unos servicios mínimos superiores a la plantilla que la empresa quería dejar en el futuro, e incluso superiores a la de los fines de semana, y CLECE, la Consejería y la Dirección del Hospital llenaron el hospital de fuerzas antihuelga, unos 29 encargados, y vigilantes jurados traídos de fuera, junto con un refuerzo significativo de los vigilantes del hospital, que no han dejado de acosar a las trabajadoras”.
Frente a este acoso las trabajadoras impusieron la fuerza de su unidad, la experiencia de luchas anteriores y sobre todo la solidaridad de los trabajadores del hospital, los usuarios y de trabajadores de otros centros. Hay que destacar el apoyo de los trabajadores de la Lavandería Central de Hospitales, en huelga indefinida desde el pasado mes de diciembre, que acudieron a las concentraciones convocadas en el Ramón y Cajal para apoyar a sus compañeras de la limpieza.
Un colectivo muy combativo
No es la primera vez que las limpiadoras del Ramón y Cajal protagonizan una lucha ejemplar. En 2002 convocaron una huelga por el incumplimiento por parte de Ferrovial-Eurolimp del acuerdo tripartito y el despido de 10 de los 13 miembros del Comité de Empresa bajo falsas acusaciones como la sentencia judicial demostró a posteriori.El conflicto duró hasta finales de 2005.
La huelga tuvo su punto álgido del 23 al 31 de julio y del 16 de septiembre hasta el 11 de octubre.El seguimiento de la huelga fue casi total por parte de las más de 300 trabajadoras de la plantilla e incluyó una huelga de hambre con hasta 17 personas implicadas como única posible respuesta ante unos servicios mínimos abusivos (impuestos por la CAM).
Los cambios en las empresas adjudicatarias no supusieron una mejora en las comdiciones laborales de las trabajadoras que protagonizaron nuevas luchas a lo largo de estos 10 años. Las razones últimas de su encarnizada y valiente lucha la explicaban claramente en una de sus hojas de huelga de julio de 2002: «Nos han provocado para ir a la huelga y nos esperaban con una huelga imposible, con mínimos de más del 90% y constantes coacciones sobre las trabajadoras. Nos han empujado a acciones desesperadas para seguir despidiendo y acabar de una vez por todas. Estamos pagando un alto precio. Sabemos que la Comunidad de Madrid es hoy vanguardia de las políticas del Partido Popular en la privatización de la Sanidad Pública.
«Hemos unido la defensa de nuestros derechos laborales incumplidos, con la defensa de la libertad sindical y con la defensa de la salud, que son de tod@s. Nuestro problema es que la ALIANZA POR LA PRIVATIZACIÓN entre las empresas y la Dirección del hospital, no tolera un colectivo íntegro que sufre, denuncia y se opone a tantas irregularidades. No aceptan más libertad que la libertad del capital privado para forrarse, llevándose por delante los derechos y libertades que haga falta”.
Como podemos ver, las razones para ir a la huelga indefinida expuestas por las trabajadoras hace ya casi 12 años siguen estando hoy de plena actualidad y siguen siendo las mismas que las de la actual lucha: ansias desmedidas de lucro de las empresas, política privatizadora y de desmantelamiento de los servicios públicos del Partido Popular y un ataque sistemático a los derechos y conquistas de los/as trabajadores/as. La respuesta por consiguiente debe ser la misma, la unidad ,la solidaridad de clase y la lucha combativa y coordinada de los/as trabajadoras para no dar un respiro ni al gobierno ni a la patronal.