Manolis Stathopoulos junto a Víctor Egío

21/08/2015, Víctor Egío (SR Murcia), para linea36.com

Me encuentro con Manolis Stathopoulos cerca de Skala Prinos (Thassos), en el campamento de verano Anti-Nazi Zone, donde va a participar en una discusión en la que activistas de distintos movimientos sociales compartirán experiencias y tratarán de unir estrategias de cara a un otoňo que se prevé muy intenso. Habrá un tercer memorándum y nuevos recortes, esta vez bajo un gobierno de izquierdas. Manolis es nervio puro. Apura un cigarro tras otro, a pesar de que un cáncer que superó en 2005 le dejó con un solo pulmón. Su voz sigue intacta. Hablar con Manolis es volver a las Marchas contra el Paro de 2012, subir al autobús de las Marchas de la Dignidad, reencontrarse con la mirada ansiosa del que vive esperando la próxima batalla.

Ustedes protagonizaron durante meses una lucha heorica, que tenía enfrente no solo a un amplio gobierno de coalición, sino también los dictámenes de las instituciones europeas. En esa lucha de David contra Goliat, ¿cuáles han sido los principales logros conseguidos por los conserjes?

Nos enfrentamos a los primeros despidos en el sector público griego en 110 años, una imposición de la troika contraria a la Constitución griega. Esos recortes dejaban a 2.200 conserjes en la calle y a más de 2.500 profesores de los institutos de formación profesional. Como la Constitución no permitía los despidos individuales de funcionarios decidieron cargarse el servicio completo, dejando sin presupuesto nuestra unidad.

Nuestra reacción inicial fue entrevistarnos con el ministro responsable y con la dirección del Sindicato Nacional de los Trabajadores Públicos. No hubo ninguna respuesta. Tras el memorándum se aceptaba como algo normal la aplicación de medidas ilegales, fuera de todo control democrático.

Y de ahí a las Marchas por el empleo, una lucha que conocemos muy bien aquí.

Estaba claro que teníamos que organizar algo más potente. Nos pusimos en marcha desde Tesalónica el 28 de Septiembre de 2013 y después de 25 días caminando de 20 a 25 kilómetros diarios nos plantamos en Atenas. Frente al más absoluto bloqueo mediático, dimos a conocer nuestra situación en cada población por la que pasamos. Pero no sólo nuestra situación. El mensaje las Marchas no era otro que el de unir fuerzas, porque nadie puede enfrentarse sólo a esta crisis y el chantaje antidemocrático. El objetivo no era sólo recuperar nuestros empleos. En Grecia hay 2 millones y medio de parados que tienen que ponerse en marcha.

Cuando salimos de Tesalónica éramos 10 personas. En Atenas los últimos 10 km. los recorrimos junto a más de 12.000 personas. Marchamos desde la ERT (televisión pública amenazada por los recortes y ocupada por la plantilla) a la plaza Syntagma. Nunca olvidaré el ambiente de unidad que se respiraba la noche previa.

Después de tantos kilómetros y más de 20 meses de lucha, por fin, se produce un ansiado cambio de gobierno. ¿Qué supone para el movimiento el triunfo de Syriza en las elecciones del pasado mes de Enero?

En un primer momento supone un gran avance. Tsipras cumplió con todo aquello a lo que se había comprometido en las reuniones que tuvimos. Algunas de las primeras medidas tomadas por el gobierno de Syriza fueron la readmisión de los conserjes y de las empleadas de la limpieza en el Ministerio de Finanzas, que convertimos en un símbolo contra las políticas de austeridad.

Pero no basta con recuperar nuestros empleos. No tiene sentido cuando los padres y madres de nuestrxs alumnxs siguen desempleados. Hay que seguir luchando hasta acabar con las políticas de la Troika. En solidaridad con otros colectivos en lucha, como los trabajadores de Coca-Cola o los activistas de SOS Chalkidiki (en Calcídica).

Estos dos últimos años, sin embargo, han sido relativamente tranquilos desde el punto de vista de las movilizaciones, si los comparamos con la efervescencia del periodo anterior…

El electoralismo es un enemigo constante. Como activistas podemos simpatizar más con Syriza que con los gobiernos anteriores, pero el único compromiso debe ser con nuestros pies. Antes de las elecciones coincidí con Stratoulis (Dimitris Stratoulis, Ministro de Asuntos Sociales de Syriza) en un festival antiracista en Salónica. En su discurso prometió reincorporar inmediatamente a los trabajadores en lucha si Syriza ganaba las elecciones. Cuando me tocó hablar a mí no me corté. Le dije que mensajes como el suyo mandaban a la gente a casa. No es el mensaje más popular ni el camino más fácil, pero es el único que nos queda.

Los hechos parecen darle la razón. ¿Le ha decepcionado el giro de Tsipras tras el gran No del pueblo griego en el referéndum?

Nada va a volver a ser igual después del 12 de Julio. En Syriza la confusión es total. Lo que escuchamos ahora en boca de Tsipras es lo mismo que decía Samaras hace no mucho tiempo: más recortes, privatizaciones… Seguramente los conserjes readmitidos volveremos a perder nuestro empleo. Nuestra readmisión, ya lo dijo Merkel, fue una decisión unilateral. Da igual si esas medidas producen algún ahorro o no: los daňos por vandalismo en las escuelas superan nuestros salarios. Pero da igual, es una cuestión de poder.

Tsipras llegó al Parlamento europeo invocando con Antígona los derechos de los pueblos, que siempre estarán por encima de las leyes: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron. Al final ha puesto por encima de todo ello un nuevo memorándum. Para mí no es una sorpresa. Las primeras medidas no fueron malas pero no se puede quedar bien con todo el mundo. Reabrieron la televisión pública, sí, pero el nuevo director es el mismo que había con Samaras. Tampoco creo en la Plataforma de Izquierdas de Syriza. El papel de Lafazanis (Ministro de Energía y portavoz de la Plataforma) en todo el conflicto sobre las minas de oro de Chalkidiki no ha sido el mejor.

Cuando las Marchas llegaron a Atenas y pasamos la noche en la sede de la televisión pública ERT, organizamos un debate en el que me preguntaron por aquello que esperaba si la izquierda ganaba las elecciones. Hoy pienso lo mismo que entonces. Prefiero que este gobierno caiga luchando frente a un sistema antidemocrático a cuatro aňos de un gobierno rendido. Tsipras tenía en sus manos una carta que decía bien claro, “gobierno de izquierdas” y era el momento de apostarla. Por ahora ha ido siempre detrás de los acontecimientos.

Ayudante de traducción: Claire Kates.

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