POLARIZACIÓN POLÍTICA EN IZQUIERDA UNIDA – COMUNIDAD DE MADRID
25/10/2013, Comité de redacción del boletín Revolución Permanente (por una corriente marxista en IU, hacia el partido de la revolución obrera), publicado originalmente en el primer número de su boletín.
boletinrevolucionpermanente.blogspot.com.es
Excluida de los órganos ejecutivos de IU-Comunidad de Madrid, la oposición agrupada en torno al Frente Amplio y Cambiar IU-CM (49% de los delegados en la última Asamblea Regional), acordó no asistir a la conferencia de organización del 5 de octubre, convocada por la mayoría dirigente con el propósito declarado de modificar los estatutos y asegurarse un control absoluto del aparato institucional de la coalición. Al tiempo que denunciaba el sistema electivo de la conferencia, ajeno a cualquier criterio de proporcionalidad y representatividad, la oposición hacía un llamamiento a una reunión pública y abierta, que tuvo lugar, finalmente, el viernes 4 de octubre en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid.
Cerca de 400 militantes de IU-CM tomaron parte en la asamblea.
Más allá de celebrar el “éxito” de la convocatoria, y denunciar el carácter marcadamente burocrático de una mayoría que se mantiene al margen de los procesos de “convergencia social”, y se ha visto comprometida en episodios como la gestión de Caja Madrid, la reunión del 49% no fue capaz de apuntar las líneas básicas de su actuación política en esta etapa. La pelea interna, como reflejo de un cálculo esencialmente electoralista, sigue pesando como una losa sobre el conjunto de la organización. La perspectiva, indiscutida pero dominante, de una alianza de gobierno con el PSOE, arroja una especie de velo sobre las tareas políticas, y desarma a los activistas de IU ante las movilizaciones en curso.
Fue en este contexto que los compañeros agrupados en el colectivo Revolución Permanente intervinimos para hablar de la preparación de la huelga general contra el gobierno Rajoy y su relación con el “proceso constituyente” y la “ruptura con el régimen de la Transición”, que vertebran el discurso de la oposición interna.
Para nosotros, se trata de agrupar una corriente marxista en IU, estrechamente vinculada a las movilizaciones y capaz de formular las necesidades políticas de la etapa: en primer término, el frente único de la izquierda y los movimientos sociales, por la huelga general contra el gobierno de la austeridad capitalista. A nuestro juicio, todo acuerdo en el campo de la izquierda debe subordinarse a este objetivo.
Presentamos el artículo siguiente, publicado en el primer número de nuestro boletín, como una contribución a este debate, que trasciende la lógica de la disputa fraccional en IU, al tiempo que prepara a sus activistas para los desafíos de un período de crisis, enfrentamientos y transformaciones políticas decisivas.
Si tuviésemos que señalar algunas notas que expliquen lo que es la Federación madrileña de IU, «Izquierda Unida – Comunidad de Madrid», podríamos apuntar varias:
En primer lugar, el doble carácter «regional-estatal» de su localización geográfica, y el juego que ello supone entre la dirección regional y la central; en una ciudad, la capital Madrid, y una Comunidad, donde la derecha explota con muchos beneficios esa política «española» y con un Partido Popular que, tras muchos años gobernando esas plazas, se hizo fuerte y cuyo mensaje de centralismo, ladrillo, bajada de impuestos y «libertad de elección», caló en amplios sectores sociales hasta fechas muy recientes.
IU-CM ha contado también, históricamente, con un importante peso institucional en estos lares, tanto en la Asamblea (parlamento autonómico) como en Ayuntamientos de la Comunidad. Hasta la última legislatura, en gobiernos de coalición con el PSOE ahora reducidos a la mínima expresión en el «Cinturón Rojo» del sur y el Corredor del Henares. Y este es, en nuestra opinión, uno de los principales rasgos de las sucesivas direcciones de IU-CM: el gran peso de la orientación institucional, que marca como horizonte una eficaz «gestión de izquierdas» desde los gobiernos.
Asimismo, ha resultado ser muy a menudo una federación con importantes divergencias internas y una complicada gestión de su pluralidad, cruzada de diferentes corrientes e incontables familias, con sus diferencias políticas y no menos intereses particulares.
Desde hace tiempo observamos cómo el funcionamiento interno presenta cada vez más carencias y déficits democráticos. Durante años, Asamblea tras Asamblea, hemos escenificado cierres en falso, mientras mensaje y prácticas emanadas de la dirección se vuelven más «políticamente correctas» y conservadoras, con hechos absolutamente incompatibles con una organización simplemente de izquierdas como el papel de IU-CM en Cajamadrid-Bankia, el ejemplo más lapidario.
En la última Asamblea (Congreso) Regional celebrada en diciembre de 2012, la lista mayoritaria lo fue con el 51% de los votos, reuniendo a diversos sectores de la vieja mayoría de IU-CM alrededor del concejal Ángel Pérez -referente muy discutido, e intocable, en la federación desde hace lustros-, junto con un notable sector de la dirección del PCM, grupos institucionales muy importantes (Asamblea, Ayuntamientos), activistas sindicales, de la Educación pública… y la pseudocorriente Redes (la política de cuyo centro, el POR, provocó su ruptura en Madrid: el grupo antes conocido como tal llamado ahora La Aurora, y el grupo que edita Revolución Permanente). De esta lista, y dentro de ella del PCE, salió el actual coordinador de IU-CM.
Con el 49% de los votos, y en un recuento final donde la vieja mayoría tembló hasta el final:
– La lista Cambiar IU-CM donde participa la UJCE, un sector del PCM con importante peso, el grupo marxista Nuevo Claridad, el colectivo En Construcción, Asambleas diversas…
– … y Frente Amplio, alrededor de un importante grupo de activistas y cargos públicos del antiguo sector ecosocialista, el movimiento GLTB, mujeres, Asambleas diversas y, finalmente, la parte en ruptura con la postura entreguista de Redes.
Lo que subyace, aunque no siempre se exprese como tal, son importantes diferencias políticas que van más allá de un sector con posiciones más institucionalizadas y otro que busca una mayor conexión con los movimientos sociales a quienes «ofrecer» aquella presencia.
Sus discursos son ciertamente diferentes, y palabras como capitalismo, régimen, proceso constituyente, 15M, movimientos, acuerdo social, gobiernos… están presentes o no en cada una de las tres listas y dos posiciones, y no por casualidad.
Pero, más allá todavía, «sentimos» una importante diferencia dentro de IU en cuanto a la caracterización de la actual crisis económica y política, y las alternativas a la misma que plantear desde la izquierda.
Simplificando, y saltándonos todas las gamas de grises, pensamos que hay:
a) unos sectores de IU que defienden una vuelta al Estado de Bienestar y, por ende, un acuerdo social entre diversos actores sociales. Arañar al Estado mediante la presión, singularmente «por arriba» y desde organizaciones y movimientos tradicionales: sindical, vecinal, ONGs… Porque fuera de ellos apenas reconocen compañeros de viaje. Erosionar el inmenso poder institucional del PP, ya sea como freno a las salvajes políticas neoliberales, ya sea como primer paso para recuperar terreno perdido, en un contexto de movimientos básicamente defensivos. Una posición, podríamos decir, ligeramente a la izquierda de la representada por las direcciones de UGT y CCOO y que en lo político se concretaría en la fórmula «Gobiernos de progreso» entre el PSOE y una IU con una relación de fuerzas mucho más favorable a la federación de izquierdas, y a modo del actual gobierno andaluz (fórmula defendida incluso para un posible Gobierno central). Y
b) un sector que entiende -entendemos- que la crisis capitalista manifiesta en España unos rasgos peculiares dentro de su carácter internacional, acompañada de un importante desgaste del entramado surgido de la «Transición Política»: monarquía, bipartidismo, sistema judicial…, son instituciones cada vez más alejadas de la sociedad, algo impensable hace muy poco tiempo aunque tal rechazo se exprese aún, mayoritariamente, como «ciudadano». Pensamos que hay ganas de luchar y una movilización que crece y se coordina, con una parte de la juventud trabajadora, politizada, que se ha incorporado a la batalla. En el debe, prejuicios antisindicales y antipolíticos en estos diversos mundos hacia unas organizaciones cuyas direcciones no supieron canalizar el malestar y la rabia que se desató el 15 de mayo de 2011.
Pensamos que una vuelta atrás a los supuestos buenos tiempos es ilusión o autoengaño, y que se abren importantes posibilidades para el que siempre fue y será nuestro objetivo: una transformación socialista de la sociedad derribando al capitalismo mediante la movilización popular.
Ni el 51%, ni las dos listas del 49%, son ni mucho menos homogéneas en sus defectos y virtudes. Pensamos que en estos momentos el núcleo duro del aparato de Madrid no busca tanto mantener el control del mismo, o aumentar la correlación de fuerzas a su favor, como laminar a los sectores críticos. El reto, y nuestros debates en IU-CM, se centran en si debemos mantener el órdago al 51% o llegar a un acuerdo que «no cambie todo para no cambiar nada». Defendemos la unificación de acción del 49%, y para una organización del 99%, retomando las palabras del movimiento: librarnos de peso muerto y luchar por un cambio de dirección y con ello de políticas, no simplemente de unos dirigentes, o burócratas, por otros.
Las encuestas electorales presentan una subida espectacular para IU, y será una situación muy golosa para aquellos que, pensamos, se conforman con la influencia, ingresos económicos y puestos para el reparto interno que generará, cuando lo fundamental sería acompañar ese crecimiento electoral con el refuerzo de la organización (debilitada en el caso de IU-CM), la movilización popular, y las redes de base. Y de afrontar el debate de gobiernos en función de que ayuden o no a todo ello.
Pensamos que sería un error entrar en los gobiernos autonómicos y central en las condiciones actuales. Nos dejaría las manos totalmente atadas y, ni ciertas medidas más simbólicas que reales, ni fórmulas «por imperativo legal», justificarían nuestra actuación.
Pensamos, asimismo, que se están produciendo avances progresivos en sectores dirigentes de IU, que no son meras adaptaciones oportunistas, a la par que una cierta radicalización en las bases. «Me están obligando a ser anticapitalista», escuchamos, como, cada vez más, las palabras anticapitalismo, república, revolucionarios, abajo el régimen… en afiliados que, junto con sus clásicas militancias (sindicales, vecinales…) se sienten muy próximos a diversos movimientos que rompen la baraja y consiguen apoyo, y resultados, en la calle: Stop Desahucios y escraches, Asambleas Populares y 15M…
Estos son algunos de los objetivos para los que trabajaremos dentro de IU-CM, empeñando nuestro esfuerzo en la construcción de una tendencia marxista en IU (guste o no, referente ineludible para la clase trabajadora y sus debates en la mayor parte del Estado español), dentro de la cual defenderemos la necesidad de construir el partido revolucionario que la clase obrera necesita.