12/02/2012, Juan Bértiz. Socialismo Revolucionario, Barcelona

Una de las consecuencias positivas del fin de la actividad armada de ETA es que centra el debate de la autodeterminación vasca en el plano político y no en el del orden público, como desearían algunos mantener. También que se podrá poner sobre la mesa, sin el chantaje de la criminalización, la denuncia de la política represiva y de ese otro terrorismo del que no se habla apenas, más allá de los ámbitos abertzales y disidentes, y que ha producido también sus víctimas. De hecho, en el necesario debate general sobre las víctimas es imprescindible explicar que la violencia física, la más evidente y sangrienta, ha producido víctimas en ambas partes y las heridas causadas se han de tratar con cuidado, con independencia del debate político.

En este contexto, el centro cultural Euskal Etxea de Barcelona ha organizado en febrero un ciclo sobre el proceso iniciado con el anuncio de ETA en Octubre de 2011 y que ha despertado no pocas esperanzas de cambiar el actual marco político de Euskal Herria.

La primera sesión, el jueves 2 de Febrero, contó con la presencia de Sabino Ormazabal, que presentó una iniciativa, Argituz, que intenta acercar posiciones y a víctimas de ambos lados, algo que ya ha intentado también y sigue intentando Lokarri, sucesora de Elkarri. La segunda sesión, el lunes 6 de Febrero, contó con la presencia de los periodistas Antoni Batista, que presentaba su último libro, «Adiós a las armas», y Martxelo Otamendi, éste último director del diario Egunkaria, cerrado por orden de la Audiencia Nacional y él mismo detenido y torturado.

El interés de estos dos debates es que abre unas perspectivas más amplias en el análisis general de lo que ocurre en el País Vasco. Porque una de las dificultades a la que nos enfrentamos es que, por lo menos de cara a la galería, una parte del discurso oficial plantea que las únicas víctimas que ha habido hasta ahora son las causadas por ETA, sin recordar el terrorismo de extrema derecha -GAL, Batallón Vasco Español,…-, las víctimas de la represión de Estado -los sucesivos macro procesos que terminaron con el archivo de las causas, recuérdese el de Gara, el de Egunkaria, el que sufrió el propio Sabino Ormazabal- o de la tortura, con miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado sentenciados y condenados. Por de pronto, un primer logro es conseguir que salgan a la luz estas últimas víctimas, no porque hayan sufrido más o hayan sufrido menos, no se trata de establecer un concurso de los diferentes sufrimientos, todos terribles, sin duda, sino porque para que haya justicia ha de haber reconocimiento del dolor ajeno.

Para superar la etapa de violencia manifiesta y armada es necesario cerrar esas heridas que la realidad ha dejado en el camino y que afectan a hombres y mujeres con independencia de otros factores. Esto sirve para cualquier conflicto, el de los inmigrantes por ejemplo, citados en esta primera sesión para recordar que los derechos humanos son vulnerados en la España de la Constitución del 78 (y qué decir de otros derechos -sociales, vivienda digna, trabajo digno-que habitan directamente en el limbo) y que nos indica bien a las claras que en esta democracia surgida de la transición muchos derechos siguen estando vulnerados y el País Vasco ha sido un ejemplo de cómo se ha producido de un modo sistemático. En este sentido, resulta imprescindible colocar a todas la víctimas en el mapa del sufrimiento dibujado por el propio Sabino Ormazabal para poder superar etapas.

Ambos debates se centraron por tanto en la necesidad de reconocimiento de todas las víctimas como forma de superar el actual marco político protagonizado por ETA para centrarse luego en un debate más político sobre la situación del País Vasco. El eje político se focaliza ahora mismo en el ámbito abertzale, afirmó Antoni Batista, ya que de las próximas elecciones saldrá un lehendakari del PNV, o sea, conservador, o de Amaiur, o sea, de la izquierda vasca, pasando el PSE y el PP a situarse en la periferia de la escena política vasca. Finalizada la etapa de lucha armada de ETA, es evidente, como se indica al principio, que todo el debate ha pasado a ser político, lo que es todo un reto, en un momento además en el que se plantea un referéndum de autodeterminación en Escocia, que puede ser un espejo en el que reflejarse.

Esperemos que debates como los mencionados sirvan para pasar a nuevas fases en la libre determinación de los pueblos, ya que reconocemos y defendemos el principio democrático de que el pueblo vasco pueda, de forma soberana, formar o no un Estado propio. En nuestra opinión, el cese de la actividad de ETA abre nuevas posibilidades en Euskal Herria, las movilizaciones sociales han de llevar el peso de las luchas. Hay una tradición de lucha que debe mantenerse e intensificarse, y en la que coincidiremos muchas organizaciones y grupos de izquierda por un cambio revolucionario.  

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