Grecia: La troika amenaza a Grecia ante el referéndum
¡Por un voto por el ‘no’ en el referéndum y una campaña masiva de la clase trabajadora por políticas socialistas y en oposición a la troika!
Mañana 5 de julio el pueblo griego tendrá la oportunidad de decir un «no» rotundo a las medidas de austeridad de las «instituciones» (anteriormente, «la troika»). Ante este referéndum, publicamos una traducción del artículo de Andreas Payiatsos y Niall Mulholland publicado el 30/06/2015 en socialistworld.net.
Los últimos acontecimientos en Grecia han llevado a la totalidad de la eurozona a la crisis y amenaza su propia existencia. Los bancos griegos cerraron el lunes después de que el Banco Central Europeo (BCE) detuviera la línea de liquidez que mantenía a los bancos griegos a flote después de meses de retirada de depósitos. En el momento de la publicación, está en el aire el último pago de la deuda griega al FMI que debe hacerse el 30 de junio, haciendo más probable que Grecia vaya hacia la suspensión de pagos.
Todo esto ha sucedido después de que el primer ministro Alexis Tsipras, en nombre del gobierno griego, convocara un referéndum el 5 de julio y propusiera un voto negativo a las demandas de los acreedores (BCE, Comisión Europea y FMI).
Esta convocatoria sacudió a la troika, que había esperado que Tsipras hiciera más concesiones y capitulara a las últimas y draconianas demandas de recortes. Deseaban humillar a Syriza y al pueblo griego y enviar un claro mensaje de que los movimientos anti-austeridad no serían tolerados por la élite de la Unión Europea. Pero la arrogante y autocrática troika se pasaron de listos. Tsipras también estaba bajo una enorme presión de la clase trabajadora griega y la izquierda de Syriza para no dar un giro de 180 grados y ceder ante la troika. Si Tsipras hubiera aceptado los términos de la troika, esto hubiera llevado a la escisión de Syriza y la caída del gobierno. El riesgo era muy alto. Al anunciar el referéndum Tsipras declaró: «La propuesta de las instituciones incluyen medidas para desregularizar aún más el mercado de trabajo, recortes en las pensiones, reducciones en los salarios del sector público, y un incremento del IVA sobre la comida, hostelería y turismo, mientras se eliminan ventajas fiscales para las islas griegas».
La troika también estaba enfurecida por la propuesta de Syriza de subir los impuestos a los ricos y el impuesto de sociedades. Incluso estos impuestos relativamente suaves eran demasiado para la eurozona de la patronal.
Algunos portavoces de la troika amenazaron con que el referéndum significa, de hecho, la salida de Grecia de la eurozona. Pero los gobiernos de la Unión europea también temían que a pesar de la tan cacareada preparaciones «de cortafuegos» en caso de una «Grexit» (salida de Grecia), una salida forzada de Grecia tendría repercusiones financieras, económicas y políticas incalculables. ¿Qué país sería el siguiente en seguir la salida de Grecia fuera del euro? ¿Portugal, España, Irlanda, incluso Italia? Además, la administración de Obama también está preocupada sobre las consecuencias económicas y geo-estratégicas de una salida de Grecia de la eurozona. La Casa Blanca está pidiendo a Bruselas que llegue a un compromiso para mantener a Grecia, un miembro de la OTAN, en la eurozona, y no dejar que el régimen de Putin se aproveche de la situación.
Mandato anti-austeridad
El CIT en Grecia, Xekinima, desde el comienzo del gobierno de Syriza le ha demandado que consistentemente lleve a cabo el mandato antiausteridad dado por los votantes griegos. Esto significa rechazar el pago de la deuda, imponer controles de capitales contra los mercados, y nacionalizar los sectores clave de la economía bajo el control y la gestión democrática de los trabajadores. A la luz de la nueva crisis, el gobierno de Syriza debería parar la fuga de capitales tomando la propiedad y los activos de las grandes fortunas y empresas.
Pero en su lugar, Tsipras ha dedicado meses a «conversaciones» infructuosas con la troika, que solamente quiere imponer más programas de austeridad y anti-obreras. Estas políticas llevaron al fracaso. Xekinima demandó a Tsipras que abandonara la última ronda de «negociaciones» y apelara al pueblo griego, explicando la verdad acerca de lo que está ocurriendo en Bruselas y que las «Instituciones» están chantajeando al gobierno con aceptar un nuevo memorándum de enormes recortes o ser expulsados del euro. Sobre esta base, Syriza debería tomar una posición drástica de abandono de la eurozona, vinculada con un programa socialista para hacer crecer de nuevo la economía y para defender los intereses de la clase trabajadora. Como explicó Xekinima, dependiendo de las circunstancias, esto podría llevarse ante pueblo griego y, por ejemplo, a través de nuevas elecciones, una posición valiente y militante hubiera conseguido una victoria aplastante.
Desafortunadamente, Tsipras una vez más no rechazó complatemente las medidas de austeridad neo-liberales. De hecho, el gobierno griego incluso añadió propuestas de privatización que la troika no había incluido en la lista, incluso la venta de aeropuertos. Tsipras convocó un referéndum contra el último paquete de medidas de austeridad y dejó claro que Syriza apoya el «no», pero no hizo una propuesta en positivo al pueblo griego sobre con qué reemplazar la propuesta de la troika. Por el contrario, no se cansa de decir que un voto por el «no» es un arma de negociación para forzar a la troika a hacer propuestas «sensibles» al gobierno griego. Los controles de capitales deberían haber sido introducidos en febrero y los bancos inmediatamente nacionalizados.
Mientras muchos griegos ven el referéndum como una manera de expresarse democráticamente y de responder a la troika, el referéndum tiene también riesgos reales. La derecha y los medios de comunicación pasarán esta semana tratando de engatusar, chantajear y aterrorizar a los trabajadores y las clases medias medias griegas para que no voten «no». Amenazarán con que es mejor agarrarse a lo malo conocido (otro paquete de recortes de la troika) que a lo «malo por conocer» (suspensión de pagos y ser expulsado del euro y posiblemente de la Unión Europea, seguido de más pobreza). Esto puede influir a algunos griegos pero puede repeler incluso más a otros. La política de la dirección de Syriza es aún la de negociar con la troika, en lugar de romper claramente con los interminables recortes que imponen la eurozona de la patronal e introducir políticas socialistas a favor de la clase trabajadora. Tsipras espera poder volver a Bruselas con un «no» aplastante y con una posición negociadora más fuerte y conseguir más concesiones de la troika, incluyendo una quita de la deuda. Pero incluso asumiendo que la troika esté dispuesta a negociar con Syriza después del referéndum, cualquier trato significaría aún más austeridad en Grecia, y más sufrimiento para la clase trabajadora, los pobres y los pensionistas. Ya hay una gran camapaña de miedo a través de los medios de comunicación controlados por los armedores , banqueros e industriales griegos, clamando que no habrá dinero para las pensiones y salarios al final de mes. Si Syriza continúa sin presentar un plan claro de acción y lucha, existe la amenaza de que la campaña de miedo lanzada por la clase dirigente tenga como resultado una derrota del «no».
Votar «no» no es suficiente
A pesar de estas críticas, Xekinima (CIT en Grecia) ha empezado una campaña a toda máquina por un voto por el «no» el próximo domingo. Esta semana se imprimirán alrededor de 150.000 panfletos y 3.500 copias del nuevo número del periódico de Xekinima. Al mismo tiempo Xekinima está fuertemente involucrada en la construcción de comités de bases en los barrios a favor del «no» que agrupan a diferentes secciones de la izquierda. Es interesante que Antarsya (Alianza de Iquierda Anti-capitalista) que tradicionalmente tiene un enfoque sectario hacia el resto de la izquierda y hacia Syriza en particular, está también fuertemente involucrada en esta lucha. Desafortunadamente este no es el caso del KKE (el partido comunista griego) que ha tomado una postura completamente sectaria, pidiendo a los votantes la abstención. El KKE aún tiene un apoyo significativo en la clase trabajadora, por lo que esto podría allanar el camino para una mayoría del «sí» si los resultados son muy ajustados. Una victoria del «sí» probablemente significaría la caída del gobierno de Syriza a favor de una coalición dominada por la derecha que estará deseosa de aceptar un trato con la troika con medidas de austeridad brutales.
Pero un voto por el «no» por si mismo no es suficiente. Se necesita una campaña masiva en las calles y en los centros de trabajo en oposición a la troika. Las enormes manifestaciones en Atenas convocadas por Syriza el 29 de junio muestran el potencial de una resistencia masiva. Los comités de acción en los barrios y los centros de trabajo pueden liderar la lucha contra la troika. Una ruptura decidida con la troika, el rechazo a pagar la deuda, y la nacionalización y la adopción de políticas socialistas ganarían un gran apoyo en las clases medias y trabajadoras de Grecia que tanto han sufrido. Un llamamiento a la clase trabajadora de Europa y especialmente de los otros países de la eurozona endeudados como España, Portugal e Irlanda para que realicen acciones en solidaridad, incluyendo protestas masivas en sus propios países, tendría una respuesta inmediata y poderosa. La única alternativa real a la austeridad y a la Unión Europea de la patronal en una confederación socialista en Europa creada libre e igualitariamente.