Declaración de Xekinima (CIT en Grecia), 27/06/2015


El gobierno de SYRIZA tomó finalmente la decisión correcta, recurrir a la voluntad del pueblo griego sobre la cuestión del «pacto» con los prestamistas y proponer su rechazo a través de un referéndum.

Los retrocesos iniciales por parte del gobierno llevaron a las llamados «Instituciones» (es decir, la Troika con un nuevo nombre) a la arrogancia más allá de todas las proporciones. Querían transformar el nuevo gobierno en una réplica del gobierno de la coalición  ND-PASOK-Potami, para obligarlo a aplicar exactamente las mismas políticas, o sea, doblar las rodillas, para ridiculizarlo y junto con la burla al gobierno griego subyugar a la totalidad del pueblo griego. De esta manera los pondrían como ejemplo y amenazarían a cualquier otro pueblo de Europa que podría atreverse a cuestionar sus dictados.

El gobierno de SYRIZA dijo no a esto. Por fin, un gran, ruidoso NO, que puede sacudir Europa y llegar a todos los rincones del planeta.

El pueblo griego, y con esto nos referimos a los trabajadores, los desempleados, los pobres y las pequeñas empresas y las capas medias destruidas por la crisis capitalista, deben luchar en la batalla por un voto de NO con todas sus fuerzas.

En el lado opuesto, las fuerzas de la reacción concentrarán sus fuerzas en un solo cuerpo – los banqueros, los armadores, los industriales, los grandes constructores, los medios de comunicación, el establecimiento de la Unión Europea, los organismos internacionales (FMI, EB, etc.) las multinacionales – todos ellos tratarán de «convencernos»  que si decimos «no», nos enfrentaremos con una catástrofe.

La catástrofe sería votar «sí» a las medidas que los prestamistas quieren imponer. Medidas que significarían la continuación de las mismas políticas aplicadas durante los últimos 5 años y que han destruido la economía y provocado una catástrofe social.

Estos «señores» (y «señoras») tienen las agallas para decirnos que si decimos «no» a los que han provocado la actual catástrofe social, entonces vamos a causar un desastre. Son estos mismos mentirosos, que desde el principio, afirmaban que sus políticas podrían resolver «nuestros» problemas, traerían crecimiento y desarrollo y podrían «salvarnos». Y encima de esto, nos humillan y desprecian llamándonos pueblo «perezosos», «corruptos» e «inútiles», que pierden su dinero y su tiempo.

¡Ahora, es el momento de darles la respuesta correcta!


Al mismo tiempo, tenemos que tener claro que votar NO a los prestamistas,  supondrá la salida del país de la zona euro.

La transición de una fuerte moneda internacional como el euro, al dracma, la moneda de una economía pequeña, contiene peligros. Pero estos peligros pueden ser enfrentados si se aplican las políticas correctas que rompen con el actual sistema, podrido.

La propaganda de los representantes del capital que el retorno a la dracma es igual a «la entrada en el infierno» es una gran mentira por parte de aquellas personas que han hecho de la mentira un arte. ¿Alguna vez, estos representantes corruptos del sistema, dijeron la verdad como para creerles ahora?

Continuar por el camino capitalista es la ruta al infierno. A través de una serie de medidas la economía griega puede ponerse de nuevo en pie, crecer y empezar a servir los intereses de la sociedad en lugar de los beneficios de la plutocracia. Los controles de capital deben imponerse de inmediato a fin de impedir que el gran capital exporte su dinero y las ganancias, en otras palabras la riqueza producida por nuestra mano de obra, al extranjero. Tiene que haber un límite puesto a las retiradas bancarias semanales, suficiente para cubrir las necesidades de las familias de la clase trabajadora y las pequeñas empresas, pero con libros abiertos para evitar que los capitalistas vacíen las reservas bancarias.

Y el 30 de junio, cuando se supone que debemos pagar al FMI un adicional de 1,5 millones de euros, hay que decir «no vamos a pagar». Hemos pagado lo suficiente, esta deuda no es nuestra. ¡No pagaremos!

No hay duda de que el gran capital saboteará todo intento de poner la economía de nuevo en pie. Por lo tanto es absolutamente esencial y urgente nacionalizar el sistema bancario, es decir, transferir la propiedad, el control y la gestión de los bancos a la sociedad. Y después nacionalizar las palancas fundamentales de la economía bajo control y gestión social y de los trabajadores. De esta manera, podríamos planificar la producción y la distribución de acuerdo con las necesidades de las masas trabajadoras y no en la economía en función y al servicio de los intereses de los armadores y los industriales.

¡Hoy es un día histórico! Miren el pánico en los rostros de los representantes de la clase dominante y en las declaraciones de prensa de Nueva Democracia, PASOK y Potami. Y alégrense. 

¡Para los trabajadores, para los pobres, los desempleados, los desesperados, este es un gran día! ¡La sonrisa puede regresar a sus caras!

Pero al mismo tiempo todos debemos demandar a SYRIZA no restringir la lucha al voto NO. Sino marchar hacia adelante con valentía y decisión, con el fin de quitar el poder a los grandes capitales; para que las palancas fundamentales de la economía pasen a manos de la sociedad; y proceder a la planificación democrática de la economía a través del control y la gestión social y de trabajadores, para terminar de una vez por todas con el saqueo de nuestra mano de obra, los escándalos, la corrupción y el robo.

Con tales medidas socialistas audaces, podemos devolver la esperanza, y no sólo al pueblo griego, podemos llegar a ser un catalizador para los pueblos de Europa y el mundo entero.


Las «instituciones» quieren un «cambio de régimen» en Grecia, porque correctamente temen que la resistencia en Grecia a la presión de las clases dominantes para hacer pagar a la clase trabajadora y media por la crisis del capitalismo va a inspirar movimientos similares en toda Europa. Su temor es correcto. Hay un gran potencial para que la resistencia por parte de los trabajadores griegos provoquen movimientos similares en otros países. Es por eso que los gobiernos irlandés, portugués y español son tan especialmente hostiles al pueblo griego: temen por su propio futuro.

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