04/12/2012, SR Barcelona

 Las elecciones autonómicas del pasado 25 de Noviembre han supuesto
un vuelco para la ya difícil situación política catalana. Los resultados han
dejado un panorama de inestabilidad que amenaza con dejar a esta comunidad en
un estado de virtual ingobernabilidad.

El reparto de escaños en el Parlament (de 165 escaños en total, 68
escaños necesarios para la mayoría absoluta) ha sido el siguiente (la ganancia
o pérdida de escaños entre paréntesis):

CiU 50 (-12) ERC 21(+11) PSC 20(-8) PPC 19(+1) ICV-EUiA 13(+3) C’s
9 (+6) CUP 3 (+3) SI 0 (-3)

Lo más destacable de estos resultados es el fracaso de CiU al
intentar aprovechar el ambiente social pro-soberanista con fines electorales.
Este fracaso puede suponer la muerte política de Artur Mas y podría poner en
peligro la unidad de CiU. Las contradicciones internas dentro de la coalición eran
evidentes incluso antes de las elecciones y ahora se pueden acentuar muchísimo.
Duran i Lleida (líder de UDC) siempre se había mostrado crítico con el giro
soberanista que Artur Mas imprimió a CiU. Al no haber defendido nunca la
independencia no tiene problemas en desmarcarse del proceso soberanista. Pero
por el otro lado, Artur Mas sí que se siente obligado a hacer ver que continúa
con el proceso y ve que es la única forma de seguir haciendo recortes sin más
desgaste político. Habrá que ver si son capaces de solucionar temporalmente
esas contradicciones. No es descartable que a medio plazo la coalición incluso pueda
acabar rompiéndose.

Otro aspecto importante es el desplazamiento hacia la izquierda
del voto, lo cual ha supuesto el ascenso de ERC como segunda fuerza política de
Catalunya (desbancando al PSC), el aumento de diputados de ICV-EUiA y la entrada
en el Parlament de las CUP. L
a
población
está buscando una
alternativa a las políticas neoliberales para salir de la crisis
y estos resultados electorales demuestran
que
cada vez tienen más claro que esta salida debe
venir de
la izquierda, con la creación de un partido
de masas de los trabajadores.

Por último, hay que destacar el espectacular aumento de C’s, que
pasa de 3 a 9 diputados y que parece haber recogido votos tanto de CiU como del
PSC o el PPC.

Los principales factores que han influido en estos resultados son:

-Alta participación (69.5%): Normalmente los altos niveles de
participación conllevan buenos resultados para los partidos de izquierda. Los
votantes de derecha son disciplinados y votan siempre. Los de izquierda no.

-Castigo a las políticas de austeridad: Los recortes han pasado
factura a los dos partidos de los recortes: CiU y PPC. Los votos perdidos por
CiU habrían ido hacia ERC, PPC y C’s. Los de PPC hacia C’s. Sin embargo el PPC
no ha acusado tanto este castigo porque los votos recibidos por la movilización
del voto españolista lo ha compensado.

-La cuestión nacional: El proceso soberanista ha tenido una gran
incidencia en estas elecciones. Tanto CiU como PPC habían planteado estas
elecciones como una elección entre Catalunya y España. Esta confrontación ha
movilizado el voto españolista, permitiendo al PPC aguantar el castigo por los
recortes. Los votantes soberanistas, por otro lado, parece que han castigado a
CiU por intentar apropiarse del proyecto independentista. También es cierto que
la suma de los partidos nacionalistas prácticamente se ha mantenido. Lo cual
puede indicar que los movimientos han sido más en el eje económico-social que
en el nacionalista. Dentro del eje económico, la mayoría de derechas (CIU-PP) ha
perdido peso que se ha trasladado hacia lo que sería “más o menos” el centro de
la actual correlación de fuerzas (PSC, ERC, Ciutadans). También ha habido
traspaso de parte de este “centro” hacía la izquierda (ICV-EUiA, CUP).

La situación tras las el 25-N es de gran inestabilidad y amenaza
con dejar a Catalunya en un estado de práctica ingobernabilidad, lo cual hace muy
probables unas nuevas elecciones anticipadas a medio plazo. Este carácter
inestable del próximo gobierno supone una oportunidad para las fuerzas de
izquierda, que deberían luchar para derribarlo y buscar una salida a la crisis
actual más favorable para la clase trabajadora.

CiU está obligada a pactar con ERC, PSC o PPC y debe hacerlo
rápido, para aprobar la ley de presupuestos de 2013 lo antes posible. Pero todos
los pactos posibles son potencialmente negativos para todos sus integrantes.

Posibles gobiernos tras las elecciones:

-CiU+ERC: Parece a priori el pacto más lógico. Pero ambos partidos
se verían en posiciones demasiado incómodas. CiU sería empujado hacia posturas
demasiado soberanistas para su gusto y ERC debería apoyar unos presupuestos de
austeridad, lo cual le supondría un duro desgaste. De hecho, ERC ya ha
descartado formar gobierno de coalición con CiU, aunque sí que facilitará su
investidura.

-CiU+PSC: Podría ser un pacto estable, pero significaría la
puntilla final para el PSC y, de rebote, para el PSOE, cuyo camino a la Moncloa
pasa por Catalunya. Además, el reciente caso de corrupción urbanística que ha
salpicado al PSC dificulta su alianza con CiU, que también está bajo la
sospecha de la corrupción.

-CiU+PPC: En realidad es el pacto más natural. Entre PPC y CiU
existe más sintonía de la que quieren admitir. El principal problema es que
después de la “representación” de la campaña electoral no pueden llevarlo a
cabo, al menos a corto plazo.

-Geometría variable: Es la opción elegida por CiU durante la
anterior legislatura. CiU podría gobernar en minoría con acuerdos puntuales con
diferentes fuerzas políticas (apoyándose en el PPC en las políticas económicas
neoliberales y en ERC para llevar adelante el proceso soberanista). Es una
opción que cada vez va cobrando más fuerza, dadas las dificultades que está encontrando
CiU para encontrar un socio estable.

La posibilidad de un referéndum de autodeterminación queda por
tanto supeditada a la estabilidad que pueda tener el nuevo gobierno y depende
de las posibles alianzas que pueda necesitar CIU. Tras el batacazo electoral,
Artur Mas tardó muy poco en decir que la idea del estado propia habría que
dejarla temporalmente en la nevera, lo cual muestra su hipocresía.

El nuevo panorama político supone un cambio en las perspectivas de
las luchas sociales. La entrada de las CUP es la mejor noticia parlamentaria en
décadas y generado una gran ilusión entre los activistas de base de las luchas
sociales. Parecen que pueden convertirse en un referente para la calle si
realmente actúan en consecuencia con su discurso hasta ahora. Utilizar el
parlamento como altavoz es una táctica muy buena que ha dado grandes resultados
al CIT en diversos países. Imaginemos que la campaña en contra del pago del
euro por receta fuera promovida, no solamente desde la calle, sino también
desde el parlament. Su efecto sería mucho más profundo.

En cierta forma, la CUP ha ocupado un espacio político que estaba
vacío debido a las carencias de EUiA y a su alianza con ICV. EUiA, con el
soporte de IU, reúne a priori las características necesarias para ocupar ese
espacio: tiene implantación en todo el territorio, una fuerte base social y un
gran número de activistas repartidos en todos los movimientos sociales y
sindicales. Sin embargo, ICV les empuja hacia la derecha. Por ejemplo, mientras
algunos militantes de base de EUA estan planteando un acercamiento a las CUP,
ICV está planteando un frente de izquierdas, pero mirando hacia la derecha
(PSC  y ERC).

Las dos únicas organizaciones que pueden plantar verdadera cara a
los recortes con políticas alternativas alentadas desde la lucha diaria de base
son EUiA y CUP. Creemos que esta alianza (abierta también a otros grupos de
izquierda como SR o RG) tendría un potencial de crecimiento enorme. El
“ecosocialismo” de ICV también podría tener encaje teórico en esta alianza,
pero siempre que fuese a nivel de programa, no de militantes o votos. Este
programa debería incluir el no pago de la deuda ilegítima, la nacionalización
de los bancos, el cese de las políticas de austeridad y recortes, las
inversiones masivas para generar empleo, la solidaridad internacional entre
pueblos para crear una confederación socialista europea…

La unidad de la izquierda no se ha de basar en acuerdos de reparto
de poder y funciones desde las cúpulas. Los acuerdos se han de forjar desde
abajo, desde la base, trabajando día a día juntos en asambleas de barrio,
sindicatos, comités de huelga, Asociaciones de vecinos, …  EUiA, RG, CUP, SR y otros grupos llevan
tiempo trabajando codo con codo en esas luchas. Se trata de hacer subir ese
codo con codo hacia arriba. También podrían sumarse muchos independientes de
los movimientos sociales y sindicales.

El papel tanto de las CUP como de EUiA es básico en este proceso.
Son las únicas fuerzas de izquierda real que van a tener voz en el parlament.
Las CUP parecen haber obtenido el reconocimiento de amplias capas de los
militantes de base de las luchas y EUiA aportaría una mayor conexión con las
luchas y con la clase trabajadora del resto del Estado Español y si trabaja
bien la cuestión nacional, podría forzar a IU a tomar una postura más clara
respecto a este tema.

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