Por invitación de la ELA (Estudiantes de Izquierda Activos), el CIT celebró su Escuela de Verano en Bélgica del 21 al 26 de julio. Cientos de compañeros del CIT de Sudáfrica, Nigeria, Túnez y Oriente Medio, los EE.UU., Canadá y Quebec, Brasil y Venezuela, Australia, China / Hong Kong, Malasia y de toda Europa se han reunido para discutir los actuales acontecimientos mundiales, el programa socialista , y las perspectivas para la lucha mundial de los trabajadores.

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Kevin Parslow, Socialist Party (CIT en Inglaterra y Gales), publicado originalmente el 30/07/2013 en socialistworld.net, página web en inglés del CIT


Nos encontramos en vísperas de
acontecimientos convulsos, los más grandes de la historia del mundo,
de los cuales son precursores los potentes movimientos que se han
dado en estos países».

Así
describió Peter Taffee, del Secretariado Internacional del CIT, la
situación internacional actual en la sesión de la Escuela de Verano
del CIT con el título «Confusión en el Capitalismo Mundial: la
Crisis y la Lucha de Clases actual». Los «potentes»
movimientos a los que se refería eran las enormes protestas en
Turquía, Brasil, Egipto y Sudáfrica en los últimos 12 meses, que
han mostrado el poder colosal de las masas cuando entran en acción.
Éstos han seguido a las protestas contra la austeridad que tuvieron
lugar en Europa en los últimos años.

A
la ocupación masiva de plazas en Turquía, le siguió la acción de
las masas de la clase trabajadora.

Millones
de personas se movilizaron en Egipto para derrocar al Presidente
Morsi, más que en la primera revolución de hace dos años, aunque
la ausencia de un liderazgo independiente de los trabajadores ayudó
a la cúpula militar a aprovechar la oportunidad para tomar el
control. Sin embargo, la lucha entre las fuerzas de la revolución y
contra-revolución aún no ha terminado.

En
Brasil, las enormes manifestaciones que empezaron como protestas
contra las subidas de tarifas en el transporte público sacudieron
más de 120 ciudades. En algunos momentos, más de un millón de
personas estaban en las calles y obligaron al gobierno a reconocer
los grandes problemas sociales a los que se enfrentaba el país. En
el pasado, este tipo de movimientos en Latinoamérica hubieran
llevado a que ganaran terreno la idea de guerrillas, pero Sudamérica
es ahora el continente en el que la mayor parte de su población vive
en zonas urbanas (84%). La clase trabajadora y los pobres de la
ciudad son la gran mayoría y lideran el movimiento de masas
aunque tienen su eco en las zonas rurales. Estos enormes cambios
están preparando las fuerzas para la revolución a nivel mundial.

Los
trabajadores a nivel mundial,están siguiendo vorazmente estos
eventos a través de los medios de comunicación, lo que también
subraya los lazos de hierro que unen ahora al mundo. Los
acontecimientos en un solo país, continente o región a veces pueden
ejercer un efecto hipnótico en la actitud de las masas trabajadoras.
Y cuando esto ocurre, se refuerza la necesidad de internacionalismo
sobre la cual el CIT se basa y crece.

La
esencia del marxismo es la generalización de las experiencias de la
clase trabajadora y sacar conclusiones para el movimiento obrero y
especialmente el CIT, para guiar nuestras acciones ahora y en el
futuro. Sin un entendimiento extenso de las perspectivas seríamos
como un marinero sin compás en medio de una tormenta. No podemos
analizar los eventos sólo pragmáticamente y empíricamente. Los
marxistas necesitamos aproximarnos a la ‘realidad’ desde todas
partes. Si no, no estaríamos preparados para los rápidos cambios en
los acontecimientos en su forma más alta e importante: la propia
revolución.

Peter
explicó que nuestro método permitió al CIT predecir que en algún
momento un gobierno del Congreso Nacional Africano en Sudáfrica
usarían sus armas contra los trabajadores. De manera similar,
predijimos el derrocamiento de Mubarak en Egipto. Predijimos una
‘segunda revolución’ basada en nuestro entendimiento de las leyes de
la revolución. Las masas hacen las revoluciones y su insatisfacción
con el gobierno de los Hermanos Musulmanes los llevó de nuevo a las
calles para librarse de ellos.

El
carácter de una era

Nuestras
conclusiones no están basadas en nuestros sentimientos o deseos,
sino en el carácter de la era presente, que está marcada por la
crisis económica mundial más devastadora que se encuentra ahora en
su quinto o sexto año. La sociedad capitalista existe mientras un
cuarto de la juventud a nivel mundial no está trabajando, estudiando
ni formándose profesionalmente.

Esta
situación económica desesperada proporcionó el impulso inicial de
la revolución en Egipto. Más de 1.500 empresas habían cerrado
desde la primera revolución de 2011 y la mitad de los 80 millones de
habitantes del país viven bajo el umbral de la pobreza o cerca de
él. Un periódico comentó en relación con el derrocamiento de
Morsi: «Esta ha sido una revolución de los hambrientos».

Sin
embargo, Peter avisó de que el derrocamiento de Morsi por el
ejército, aunque parece inicialmente haber tenido el apoyo de
grandes sectores del movimiento de masas, particularmente de los
liberales, es un peligro potencial para la clase trabajadora. Los
trabajadores egipcios habían demostrado un tremendo apetito de lucha
y organización. David Johnson explicó que los sindicatos
independientes habían crecido enormemente desde 50.000 a 2.500.000
miembros en dos años. Sin embargo, uno de sus líderes se ha unido
al gabinete liderado por el ejército después de la caída de Morsi
a pesar de que el movimiento para derrocar a Morsi y a los Hermanos
Musulmanes tenía detrás de él a oscuras figuras del estado y del
régimen de Mubarak.

El
ejército egipcio no es como el ejército portugués en el
levantamiento de 1974. El ejército portugués se había
radicalizado por las guerras neocoloniales. El ejército egipcio,
como todos los ejércitos capitalistas, en última instancia preserva
la propiedad privada y su cúpula tiene importantes intereses
económicos, de manera similar al ejército paquistaní.

La
caída de Morsi y de los Hermanos Musulmanes también ha realineado
las posiciones de los poderes regionales en Oriente Medio, cuya
posición se resumía simplemente en servir los mejor posible a los
intereses de la contra-revolución frente a la ‘Primavera Árabe’.
Los intereses de estos poderes ahora están polarizando el Oriente
Medio y amenazando las masas de la región, como puede verse en la
sangrienta guerra civil de Siria.

El
resultado más probable de los eventos en Egipto es que los Hermanos
Musulmanes y sus aliados en el resto del mundo árabe se debiliten.
Esto tendrá consecuencias en Túnez, donde el gobierno de Ennahda se
está enfrentando a desafíos contra su mandato. Por ejemplo, el
asesinato de un líder de la oposición de izquierda la semana pasada
provocó una huelga general.

Siempre
debemos subrayar la independencia de la clase trabajadora y sus
organizaciones de cualquier fuerza pro-capitalista y luchar por la
creación de formas de lucha de la clase trabajadora independientes.

Explosiones
sociales

No
es siempre la crisis económica lo que provoca movimientos de masas.
Tanto en Brasil como en Turquía hemos visto recientemente un
crecimiento económico, pero los frutos de este crecimiento han sido
distribuidos desigualmente.

Esto
ha sentado las bases para las explosiones sociales que se han dado,
que no solamente han incluido huelgas, sino también ocupaciones,
asambleas, etc., por los que los socialistas han hecho campaña en
Brasil durante este tsunami social y político

.

Estos
acontecimientos revolucionarios no se han desarrollado a partir de
una austeridad demoledora como en Europa. Un crecimiento económico
significativo ha fortalecido el poder de la clase trabajadora y las
masas, que se mostró después con toda su potencia durante este
movimiento.

Con
la intensificación mundial de la lucha de clases, el estado
capitalista ha implementado medidas de guerra civil contra los
derechos y las condiciones de vida de la clase trabajadora y los
pobres. Las filtraciones de Edward Snowden nos advierten de la
vigilancia masiva contra la población general y organizaciones, y la
introducción de policías como espías dentro de los movimientos y
organizaciones obreras y anticapitalistas.

Aunque
estas medidas son antidemocráticas, los capitalistas en este momento
no pueden establecer un estado policial debido a la oposición que
causaría. Pero el auge de Amenecer Dorado en Grecia muestra los
peligros a medio y largo plazo para la clase trabajadora, que
necesita luchar contra las violaciones y ataques a los derechos
civiles y democráticos, incluyendo las leyes anti-sindicales.

Estos
desarrollos han causado una desilusión generalizada hacia el
Presidente Obama, que ha demostrado ser tan antidemocrático y
tiránico como George W. Bush. Su impopularidad está mezclada con la
falta de mejora de las condiciones de la clase trabajadora en Estados
Unidos. Por ejemplo, la bancarrota de la ciudad de Detroit ilustra la
profundidad de la crisis.

La
flexibilización cuantitativa o inyecciones de dinero,
internacionalmente, han tenido como efecto una cierta estabilización de la
situación económica. Aún así, como detalló
Robin, de Gran Bretaña, esto ha resultado en una mayor especulación
y la creación de nuevas burbujas financieras que estallarán en
algún momento.

Peter
explicó que la pequeña recuperación económica en algunos países
y la breve pausa en la lucha de clases y los éxitos del capitalismo
en imponer medidas de austeridad han planteado preguntas como «¿Es
esta una fase transitoria?» y «¿Podría el capitalismo
establecer un nuevo equilibrio económico?». Estas son las
esperanzas del capitalismo internacional.

Los
marxistas han señalado muchas veces que no hay una ‘crisis final del
capitalismo’; el capitalismo solamente terminará cuando la clase
trabajadora tome el poder. Pero si la clase trabajadora, por una
falta de liderazgo, no consigue tomar el poder, no podemos descartar
un nuevo crecimiento del capitalismo en el futuro.

Pero
ésta, por seguro, no es la perspectiva a corto plazo, y los propios
teóricos capitalistas lo han reconocido, al no tener ni la más
mínima idea de cómo salir de este punto muerto en el que está su
sistema. En todas las grandes economías del mundo ha habido un
crecimiento pequeño o nulo. Y ahora que la economía China se está
frenando esto tendrá un efecto profundo tanto en China (donde la
revolución se encuentra en la agenda) como en aquellas economías
que le suministran bienes de equipo, como Alemania, o materias
primas, como comentaron los compañeros de Australia y Canadá, cuyas
economías se beneficiaron del ‘boom’ chino. Raheem, de Nigeria,
mostró que las ganancias por las ventas de materias primas, petróleo
en el caso de Nigeria, fueron distribuidas de forma complatamente
desigual: el 1% de la población posee el 80% de la riqueza del país,
mientras el 70% son pobres.

‘Economía
Frankenstein’

El
compañero Zhang, de China, subrayó la gran deuda de China, que
tiene una ‘economía Frankestein» (enorme y fuera de control).
Peter mostró que los trabajadores chinos están empezando a moverse,
con huelgas, protestas e incluso la detención de un patrón que iba
a cerrar una fábrica sin pagar un finiquito adecuado a los
trabajadores.

Las
revoluciones no ocurren automáticamente a través de una
depresión o de un crecimiento económico, sino del cambio de un
periodo a otro. El consenso de los economistas capitalistas era que
ahora nos encontramos en una ‘depresión’. Con la extensión de la
austeridad y los intentos de reconciliar la clase trabajadora con una
era de crecimiento bajo o sin crecimiento, los próximos ataques
podrían desalentar la lucha.

Pero
hay una perspectiva muy real de recrudecimiento de la crisis. Esta es
la ‘recuperación’ más débil en los Estados Unidos desde la II
Guerra Mundial. Y las deudas colosales de los bancos a nivel
internacional continúan. Bajo el capitalismo, las tasas altas de
desempleo se convertirán en una característica permanente o
semi-permanente.

Japón
ha intentado recientemente tener un ‘crecimiento rápido’ pero éste
ya está comenzando a perder gas. La devaluación efectiva del yen
incrementa el peligro de guerras de divisas y el proteccionismo
también tiende a crecer, como se refleja en los conflictos
importantes entre Europa y China acerca de los paneles solares.

Una
cuestión central desde el punto de vista del capitalismo es que no
hay ‘mercados’, como resultado de las deudas masivas y la deflación 
La revista «The Economist» comentaba: «Para 2020 habrá
900 billones de dólares en activos financieros a nivel mundial,
comparado con 90 billones de dólares de PIB mundial. El resultado será una economía
mundial estructuralmente inundada de capital y una escasez
correspondientes de lugares donde invertirlo.»

Esta
es la explicación a nivel mundial de la privatización, ya que el
capitalismo intenta conseguir beneficios de industrias y servicios
que previamente eran gestionados por el estado. Esto producirá una
catástrofe social, pero los capitalistas esperan que pueda
ofrecerles una salida a corto plazo a su capital acumulado, que
incluye casi 2 billones de dólares de bancos estadounidenses que se
encuentran fuera de Estados Unidos y sin pagar impuestos en este
país.

Como
conclusión, Peter comentó que estamos en un periodo de crisis
prolongada, que a su vez significará una intensificación en los
conflictos entre los poderes capitalistas que dominan el mundo en
regiones como Oriente Medio, Extremo Oriente y África.

Oleadas
de movimientos revolucionarios

En
este nuevo periodo, se sucederán uno tras otro los movimientos
revolucionarios y radicalizados. Decenas de miles de trabajadores más
avanzados y millones de nuevas masas están sopesando y aprendiendo
las lecciones de los movimientos en Brasil, Turquía y Oriente Medio.

Sin
embargo, el entendimiento político está en un momento muy bajo
históricamente, debido a un número de factores que incluyen los
efectos persistentes de la caída del estalinismo y un rápido
descenso hacia la crisis que ha conmocionado a la clase trabajadora.
El compañero Didi, de Brasil, explicó cómo los líderes obreros
ayudaron a enlodar la situación: en 1992 habían liderado protestas
contra el gobierno que llevó a su derrocamiento, pero este mismo año
solamente han sembrado confusión a través de su falta de liderazgo. 

Los propios capitalistas entienden el carácter prolongado de la
crisis y algunos de ellos han expresado claramente que temen una
revolución, especialmente una revolución socialista. 
Por
lo tanto, tratarán de desviar y evitar que los movimientos se muevan
en una dirección revolucionaria. Robert Bechert del Secretariado
Internacional, en sus conclusiones sobre la discusión, comentó que
los comentaristas capitalistas están comparando las protestas
actuales con los movimientos revolucionarios de 1848 y 1968, pero
están muy conscientemente evitando hacer comparaciones con la
revolución de 1917 y el periodo de revoluciones obreras tras la I
Guerra Mundial. 

Los movimientos de masas del pasado año fueron
inspiradores, pero los marxistas deben evitar «intoxicarse»
por sus éxitos iniciales y juzgar sobriamente los programas y
estrategias necesarios para asegurar que la clase trabajadora y los
pobres consigan sus objetivos. 
Peter
explicó que los capitalistas no han tomado a los marxistas en
cuenta. Un puñado de marxistas en un país, por ejemplo en
Sudáfrica, podría ser la clave para cambios masivos.

Entre
los jóvenes hay escepticismo y oposición a la idea de los
‘partidos’ en general, a los que se identifican con los partidos
pro-capitalistas, sus políticas y su gran corrupción. El compañeros
Andros de Grecia y Kevin de Irlanda explicaron cómo los trabajadores
tuvieron el deseo de luchar contra los recortes pero aún sufrían la
resaca del último periodo de bajos niveles de conciencia, que han
actuado parcialmente contra la idea de lucha.

En
particular, Andros mostró que ha habido explosiones significativas
en Grecia y que aún así la falta de un liderazgo ha sido clave en
las derrotas que se han dado hasta ahora en la lucha contra la
austeridad. El liderazgo de Syriza se ha movido a la derecha, pero
nuevos líderes, incluyendo marxistas, se verán empujados al frente
del movimiento en el siguiente periodo.

Las
últimas frases de Peter mencionaron la volatilidad de la situación
política, que ha impulsado nuevas campañas y organizaciones como
los indignados en España, el movimiento Occupy en Estados Unidos y
el Cinco Estrellas en Italia. Una vez que las masas vean un partido
que luche por sus intereses y que sea incorruptible, especialmente si
tiene un carácter de masas, se apresurarán a ponerse bajo su
estandarte. El actual punto muerto aparecerá entonces como otra fase
transitoria.

Es
inevitable que aparezcan nuevas formaciones de masas debido a la
nueva etapa por la que debe pasar la clase trabajadora. Estos
llevarán a la formación de nuevos partidos revolucionarios de
masas. Por lo tanto, nuestra tarea son las de construir el CIT ahora
y prepararnos junto con la clase trabajadora para sentar los cimientos
de partidos revolucionarios y una internacional de masas.

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