El partido de izquierda amplio Syriza se convierte en la segunda fuerza en el parlamento.

Entrevista con Andrós Payiatsos, socialista revolucionario griego

Tras las elecciones generales del pasado Domingo en Grecia, en las que dos de cada tres electores votaron contra los partidos pro-«austeridad», dando un amplio apoyo a los partidos a su izquierda, Niall Mulholland se entrevistó con Andrós Payiatsos, de Xekíhnima (sección griega del Comité por una Internacional de Trabajadores).

¿Qué representan los resultados electorales?


Los resultados de las últimas elecciones parlamentarias del Domingo en Grecia son una aplastante muestra de repudio a los partidos pro-recortes y la Troïka (FMI, Unión Europea y Banco Central Europeo). Dicho resultado, tiene lugar tras años de políticas de recortes que han conducido a un colapso en los niveles de vida, una mitad de la población carente de empleo y la masificación de la pobreza.


Los partidos de la coalición cuyo gobierno ha expirado, han sufrido una caída drástica en masa de su apoyo en términos electorales. El tradicional partido conservador, Nueva Democracia, cayó de un 33% del apoyo en 2009 a un 18,86%, con 108 diputados, incluidos los 50 escaños adicionales atribuidos en concepto de bonificación al primer partido de las elecciones, según la ley electoral griega. El tradicional partido social-demócrata, el PASOK, se estrelló, pasando de un 43,9% de los votos en las últimas elecciones al 13,18% (41 escaños). En las últimas tres décadas, el voto combinado a los dos grandes partidos gobernantes ha oscilado entre el 75 y 85% del voto. Laos, el pequeño partido de derecha que se coaligó con Nueva Democracia y el PASOK, en la coalición pro-«austeridad», ha perdido todos sus escaños.

La mayor beneficiaria, fue sin duda la coalición de izquierda amplia, Syriza (Coalición de la Izquierda Radical, según su acrónimo), que triplicó sus votos hasta alcanzar el 16,77% (52 escaños). El Partido Comunista* Griego (KKE) ganó 8,48% (26 diputados). La Izquierda Democrática, la cual se escindió de SYRIZA en 2010, en un rumbo más a la derecha, pero que también se opuso a los recortes de «austeridad», ganó un 6,1%.

Este giro radical hacia la izquierda, por parte de los votantes griegos, da una muestra del enorme potencial para la formación de una alternativa sólida al capitalismo en crisis y los recortes pro-«austeridad».

Sin embargo, haciendo las veces de advertencia al movimiento obrero, el partido neo-fascista Amanecer Dorado, que explotó el ambiente anti-recortes y la cuestión de la inmigración, ascendió a un 6,97%. Por primera vez, este partido de extrema derecha ha conseguido entrar en el parlamento, con 21 diputados. Los Independientes Griegos, una reciente escisión de Nueva Democracia, de corte nacionalista-derechista, también logró presencia en el parlamento, alcanzando un 10,6% (33 diputados).

Si bien los resultados de las elecciones revelaron una polarización entre tendencias de izquierda y derecha, muchos trabajadores y jóvenes no vieron como viables ninguna de las alternativas ofrecidas, con lo que no votaron por ninguna fuerza política. La cifra de abstención ha superado con creces lo previsto, registrando el 35%; a su vez, el «voto en blanco» contabilizó el 2,40%.

¿Por qué Syriza ha conseguido tantos votos?

Syriza ha conseguido apoyo a lo largo de las dos últimas semanas de la campaña electoral debido, fundamentalmente, a la consigna de formar un «gobierno de izquiedas» contra las recetas de la Troïka.

Los partidarios de Xekíhnima (la sección griega del C.I.T.) han sido pioneros en llamar a la formación de un «Frente Único» de Izquierdas, así como por el voto a los partidos de la izquierda, a lo largo de los últimos meses. A diferencia de los dirigentes de Syriza, Xekíhnima se abstuvo de llamar a la «renegociación» de las apabullantes medidas de recortes, llamando, en su lugar, a la formación de un gobierno de izquierda para llevar a cabo la aplicación de políticas de largo alcance de marcado carácter socialista. Éstas, incluirían el repudio de la deuda, la paralización de todos los recortes, la nacionalización de los principales bancos e industrias, bajo control y gestión obreros, y la lucha por una Europa socialista, en oposición a la Unión Europea de los magnates.

Las otras fuerzas principales de la Izquierda en Grecia, tanto el Partido Comunista* (KKE) como Antarsya (Cooperación de Izquierda Anti-Capitalista) ambas tomaron una actitud sectaria y rechazaron la propuesta de «unidad de izquierda» de SYRIZA. Con millones de trabajadores llamando a la formación de un gobierno de izquierda anti-recortes, el KKE y Antarsya pagaron cara su postura en las votaciones. Sus número de votantes continúa estancado: el KKE creció del 1 al 8,48% (26 diputados) y Antarsya terminó con un 1,19% sin ningún diputado.

¿Puede formarse un nuevo gobierno?

De acuerdo con la constitución griega, Nueva Democracia, el partido más votado, cuenta con tres días para proceder a la formación de un nuevo gobierno. Sin embargo, Antonis Samaras, su principal dirigente, anunció el pasado Lunes en cuestión de pocas horas que su partido había fracasado en su empeño por constituir un nuevo gobierno «nacional de salvación».

Dado el veredicto anti-«austeridad» por parte del electorado, ningún partido que entrase en coalición de gobierno podría emprender tales medidas sin plegarse al menos a la renegociación de las recetas con la Troïka.

La Troïka puede estar preparándose para renegociar ciertos aspectos de las recetas y hacer así concesiones menores. Pero bajo ningún concepto, la Troïka admitirá que se ponga término a sus exigencias centrales respecto al pago de la deuda griega, que sólo puede producirse a expensas de descomunales recortes al bienestar, puestos de empleo y niveles de vida. Es muy probable que no tardasen en poner la cuestión de la adhesión de Grecia a la eurozona e incluso la Unión Europea sobre la mesa.

El panorama político griego se adentra en aguas turbulentas. La posibilidad de formar nuevo gobierno recaerá en las manos de SYRIZA, la segunda fuerza más votada, si Nueva Democracia es incapaz de proceder a ello. La fuerza combinada de SYRIZA y el Partido Comunista* Griego, incluso junto con Izquierda Democrática, en el parlamento, no es suficiente por si sola para formar una mayoría gubernamental y, en todo caso, el Partido Comunista ya ha subrayado su rechazo en aceptar, por parte de SYRIZA, su propuesta.

Con el tiempo, el fracaso de formar nuevo gobierno daría lugar a nuevas elecciones. La clase gobernante tiene razones sobradas para sentir pavor ante un horizonte de esta índole, ya que, muy probablemente, conduciría a SYRIZA a ser la fuerza más votada.

¿Qué tareas debe acometer la izquierda?

Alexis Tsipras, principal dirigente de Syriza, dijo que batallaría por la formación de una coalición de izquierda para rechazar las catastróficas medidas asociadas con el plan de «rescate» del duetto Unión Europea / FMI.

Xekíhnima (la sección griega del C.I.T.) apoya la llamada a la formación de una coalición de gobierno de izquierdas. Este gobierno, debe contraer plenos compromisos de oponerse a toda medida de recortes pro-«austeridad», y a la Unión Europea del capital, rechazando el pago de la deuda y desarrollando políticas obreras, en lugar de «renegociar» recortes «menores» y plazos «más holgados» en el pago de la deuda, lo que todavía conllevaría un empeoramiento en Grecia de los niveles de vida. La dirección de Syriza debe oponerse a toda coalición o cooperación con los partidos del capital, lo que constituiría un catastrófico callejón sin salida.

Existe ahora una grandiosa oportunidad para Syriza de levantar en la palestra pública un programa de políticas por un gobierno de la clase obrera. Es cierto que, de acuerdo con la distribución parlamentaria, la izquierda carece de suficientes escaños para formar semejante gobierno. Asimismo, la dirección del KKE ya ha rechazado llegar a acuerdos con Syriza. Pero se hace esperar una descomunal presión por parte del sindicalismo, los activistas de movimientos sociales y las bases del KKE y Syriza, para forzar que ambos partidos rechacen sus posiciones sectarias y toda forma de políticas de recortes menores basadas en la renegociación de las políticas de antiobreras. Los activistas del movimiento obrero adolecen de la falta de una auténtica unidad de la izquierda, capaz de preparar el terreno para la formación de un nuevo gobierno izquierdista en el futuro próximo.

Un programa para unificar a Syriza y el KKE en oposición a las políticas de recortes antisociales y los dictados de la Unión Europea, por la cancelación de la deuda y la nacionalización de los principales bancos e industrias bajo control democrático de los trabajadores y por la socialización de la economía, como pilar fundamental de un gobierno obrero, conseguiría un apoyo de masas por parte de la clase trabajadora, la juventud y sectores de la clase media venidos a menos. Inspiraría el resurgir de la movilización de masas en los centros de trabajo y las comunidades.

En caso de nuevos intentos de formar una vez más la coalición pro-recortes, basada en Nueva Democracia y el PASOK, la izquierda y el movimiento obrero deberán organizar la oposición de masas, incluyendo huelgas generales y ocupaciones de centros de trabajo, a fin de paralizar tales intentos no ratificados por las masas.

Las elecciones, asimismo, arrojan luz, mostrando que un gobierno de la izquierda será a todas luces posible a lo largo del próximo período. Si hay nuevas elecciones en junio, los partidos de izquierda tendrán una gran oportunidad para conseguir una mayoría. Esto convierte en requisito necesario la adopción de políticas socialistas revolucionarias por parte de los partidos de izquierda, con el subsiguiente rechazo al pago de la deuda y una lucha por romper con la Unión Europea de los patrones y su sistema especulativo. Esto conlleva, asimismo, un frente único del movimiento obrero e izquierdista contra la amenaza de la extrema derecha y el neo-fascismo.

Si la izquierda falla en ofrecer una alternativa socialista revolucionaria viable, la extrema izquierda puede llenar ese espacio y crecer, y la clase dominante puede buscar el modo de implantar medidas más autoritarias contra el movimiento obrero, para quebrar su resistencia a los recortes.

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