Quienes buscan vender la imagen de un partido unido y que tiene claro a donde va, no le hacen ningún favor a su proyecto político. Por el contrario, permiten que este siga a la deriva y en manos de oportunistas y traidores.

Por Alternativa Socialista, ASI en México

Morena atraviesa una innegable confrontación al interior de sus filas. Esta pugna interna cada día cobra un carácter más abierto. No solo las acciones de los personajes en las cúpulas del partido, como Ricardo Monreal, son prueba de esta situación. El propio sentir de amplios sectores de las bases de Morena apuntan a ello. Aun así, dentro de las filas del partido en el gobierno, los esfuerzos de la dirigencia del partido – tanto el presidente como la secretaria general – han tratado de tapar las grietas visibles desde el exterior.

Con ello, el obradorismo busca construir la imagen de un partido fuerte y sólido, que acompaña al que ellos llaman un proceso de “transformación total” de la realidad nacional. Sin embargo, la realidad es que quienes buscan vender la imagen de un partido unido y que tiene claro a donde va, no le hacen ningún favor a su proyecto político. Por el contrario, permiten que este siga a la deriva y en manos de oportunistas y traidores. Dando pie a que mientras se enarbola la bandera de la unidad partidista, la dirección abra las puertas a ex militantes de los partidos de la derecha, corruptos y enemigos de la clase trabajadora.

Un barco a punto del naufragio

La deriva de Morena no es un fenómeno nuevo. Desde 2018 es muy claro que el partido, bajo la idea de ganar la mayor cantidad de posiciones posibles en las elecciones de ese año, dio pie a alianzas con partidos como el PES o, una vez en el poder, con el PVEM. Durante el mismo periodo, se abrieron las puertas de la llamada 4T a personajes indeseables como Jaime Bonilla, Manuel Bartlett, Omar García Harfuch o Alejandro Gertz Manero.

El éxito electoral de Morena en ese año permitió que los sectores más moderados al interior del partido, vendieran la idea de que esta estrategia era la llave para hacer avanzar su proyecto. Y si bien durante los primeros 3 años de gobierno se dieron señales de las implicaciones negativas del pragmatismo electorero, no sería hasta 2021 cuando, durante y después de las elecciones intermedias, se vio una imagen más amplia de los costos del camino tomado por el partido. La imposición de candidatas y candidatos en diferentes estados – cuyos casos más descarados fueron Nuevo León y Guerrero – le costó a Morena no solo puestos de elección popular en zonas como la Ciudad de México, aún más importante, le costó la credibilidad del partido frente a sus bases.

Tras las elecciones intermedias, la victoria amarga y el descontento de las bases del partido le abrieron una oportunidad clara a los sectores más a la izquierda del partido para que se lanzaran en una ofensiva que les permitiera ganar posiciones. Por ello resultó sorprendente que estos sectores se mantuvieran en una actitud temerosa y prefirieron renunciar a dar la pelea abierta. Lo anterior le dio margen de maniobra a la dirección del partido, en manos de la derecha del partido, quienes la usaron para hacer control de daños (Véase Morena: Partido y proyecto en disputa).

Las y los trabajadores y campesinos que aún respaldan a Morena deben tener en claro que a la dirección del partido no le interesa construir una alternativa política en donde ellos puedan ser dueños de su destino. Los movimientos de la derecha y la inmovilidad de la izquierda morenista han puesto a Morena de cara a un inminente naufragio si no se corrige el rumbo pronto. Y en esto hay que ser muy claro. No son las críticas desde la izquierda radical las que tienen hoy a Morena en esta situación. Morena hoy está dividida y debilitada como proyecto de transformación, como producto de las propias acciones y limitaciones de su propuesta.

¡Construyamos una Alternativa Socialista!

Las y los socialistas no debemos apuntar a tratar de salvar a Morena. Asumir esa tarea es dar una batalla sin posibilidades de ser ganada y cuyos resultados finales no son de ayuda para la construcción de una fuerza política que reivindique una política revolucionaria y socialista. Hay que ser muy incisivos al señalar que la principal limitación de Morena es el asumir una política de conciliación de clases, es pretender que puede existir un “capitalismo con rostro humano”.

El obradorismo se ha construido bajo las banderas de la lucha contra la pobreza y en defensa de los derechos de los sectores más vulnerados por las políticas neoliberales de los gobiernos priístas y panistas. Paradójicamente, no ha tenido problemas en construir de la mano de aquellos que durante años han atacado a quienes dicen defender. Protegiendo los intereses de, e incluso haciendo negocios con capitalistas como Salinas Pliego, Armando Guadiana o Carlos Slim, la 4T renuncia de facto a la posibilidad de acabar con la opresión y desigualdades que vivimos los sectores vulnerables en México. En su lugar, se limita únicamente a adornar la opresión para hacerla un poco menos insufrible.

La historia de la lucha de nuestra clase nos ha dejado grandes lecciones, que debemos señalar ante los intentos por hacer que las olvidemos. Pretender que se puede acabar con la pobreza, la discriminación y la explotación, siendo administradores del Estado burgués, es ingenuo y deshonesto. Predicar que se pueden conciliar los intereses del proletariado con los de la burguesía puede ser señal de dos cosas, o se es iluso o se miente descaradamente para dispersar la posibilidad de una transformación profunda de la sociedad.

La clase trabajadora no necesita transformar el capitalismo para darle un “rostro humano”, necesita derribarlo y construir una nueva sociedad, una sociedad socialista. Pero ello no será posible mientras no estemos organizados y no exista una fuerza política capaz de representar esa lucha. Por ello, se hace indispensable que construyamos esa fuerza, que rearticulemos al movimiento socialista y que logremos vincular las luchas de los sectores oprimidos por el capitalismo con la lucha por el socialismo. Trabajadores, trabajadoras, campesinos y campesinas de México ¡Construyamos una Alternativa Socialista!