Los pasados 3, 4 y 5 de octubre Torreón se convirtió en un espacio de organización y lucha. Más de 150 personas de distintas regiones del norte y de Estados Unidos se reunieron para participar en el Primer Encuentro de Luchas y Movimientos Sociales del Norte, el primero de este tipo en casi una década. Socialistas, activistas, trabajadores sindicalizados, colectivos culturales, especialistas, académicos y madres buscadoras nos encontramos con un objetivo: reorganizar la lucha obrera en la región y construir una red capaz de responder a la crisis económica y política que amenaza a nuestra región.

Por Freddy Fernandez, Alternativa Socialista (Proyecto por una Internacional Marxista Revolucionaria en México)

El evento fue convocado por Micelio Rojo, Alternativa Socialista, el MTS, La Izquierda Diario, Socialismo o Extinción, DSA, Proyecto Migala, la CNTE, trabajadores sindicalistas de VU Manufacturing y Nazareno y organizadores de la UWA, Ocio Solar, la Casa de los Derechos Humanos Fray Juan Larios, compañeras del Comité Eureka!. Así mismo, estuvieron presentes colectivos como Translaguna, Red de Mujeres de la Laguna y Ola Feminista Laguna, el Frente Nacional por las 40 horas, Madres Poderosas, Heridas Abiertas, entre otros, quienes viajamos de todas partes del pais para participar.

El encuentro no fue un congreso académico, combinó cultura, talleres, presentaciones de libros y documentales, música y actividades de esparcimiento. El trabajo del encuentro estuvo en los intercambios de experiencias y en los compromisos concretos: cada mesa, cada intervención y cada conversación apuntó a fortalecer nuestras herramientas de lucha y a preparar la región para intervenir de manera coordinada.

Los debates iniciales abordaron la situación laboral. Jornadas que superan las 48 horas, pago insuficiente o nulo de tiempo extra y la discriminación hacia personas trans y adultxs mayores. La mayoría de los sindicatos locales carecen de democracia sindical, dominados por el charrismo, falta de independencia política y fragmentación. Las discusiones destacaron la necesidad de organizar desde los centros de trabajo, fortalecer el sindicalismo independiente, promover la reducción de la jornada laboral a 40 horas y continuar con la lucha por los derechos laborales, uniendo esfuerzos entre estudiantes, jóvenes, mujeres y trabajadores. El desarrollo de la conciencia de clase fue central: no sólo se trata de protestar, sino de fortalecer las herramientas de organización local con llamados a la movilización puerta por puerta y al financiamiento de fondos de huelga y redes de apoyo mutuo para intervenir con eficacia en cualquier conflicto laboral.

El encuentro también situó los problemas regionales dentro de la crisis capitalista global. Estancamiento económico, reducción de la demanda de trabajo expresados en despidos y reajustes laborales, carencia y alza de los costos de vida, precarización laboral y la falta de alternativas de izquierda que han llevado a un alza de la ultraderecha internacional se discutieron. La presencia de compañerxs de distintas regiones permitió además contrastar experiencias: la lucha por derechos laborales en México se conectó con la lucha sindical en Estados Unidos y la crisis de alternativas de izquierda con la campaña de Zohran Mamdani por la alcaldía de Nueva York. Al mismo tiempo que los debates sobre feminicidios y derechos de personas trans reflejaron problemas similares en distintas ciudades.

Durante todo el evento se extendió nuestra solidaridad con Palestina, subrayando la urgencia de que México rompa lazos con Israel y presione para acabar con el genocidio del pueblo palestino. Este tema no fue un añadido; estuvo presente en los debates, recordando que nuestras luchas locales se conectan con la defensa de pueblos oprimidos en todo el mundo.

También se abordaron los derechos humanos y la diversidad. Se discutió la exclusión de personas trans, neurodivergentes y con discapacidad, se reclamó la tipificación y sanción de los transfeminicidios, la creación de espacios de acompañamiento y políticas públicas que garanticen acceso a empleo, salud, educación y justicia. Planteando la importancia de la interseccionalidad para impulsar las luchas, señalando la conexión entre las opresiones de raza y género con la explotación capitalista de la clase trabajadora.

La defensa socioambiental fue otro eje central. La sobreexplotación de acuíferos, la contaminación industrial con arsénico, los ecocidios, el acaparamiento de agua y la degradación de ecosistemas fueron abordados. Experiencias concretas como jornadas de limpieza de ríos, amparos legales que han obligado a cerrar pozos y campañas comunitarias mostraron que la defensa del medio ambiente debe vincularse a la lucha laboral y social. La coordinación entre organizaciones es indispensable para presionar a empresas y autoridades, y proteger recursos vitales para las comunidades.

La desaparición forzada y la violencia sistemática también ocuparon un espacio central. Se discutió la urgencia de acompañar legal y emocionalmente a las familias afectadas, promover investigaciones comunitarias y fortalecer la incidencia internacional. No se trata solo de denunciar, sino de actuar y construir alternativas frente a la violencia estructural del Estado y el crimen organizado.

Se enfatizó que la educación política y la teoría como herramientas para la acción,señalando que la teoría sirve para orientar las intervenciones en las calles, centros de trabajo y comunidades. Cada propuesta se tradujo en un compromiso de acción, reforzando la capacidad de lucha colectiva.

El Primer Encuentro de Luchas y Movimientos Sociales del Norte fue un aviso de que la reorganización de la lucha en las calles de Coahuila está en marcha. La crisis capitalista profundiza la desigualdad y la precarización, y una respuesta de la clase trabajadora contundente requiere coordinación, organización y acción. Las alternativas políticas deben surgir de las propias masas por lo que las estrategias y soluciones que construyamos tienen que nacer de la experiencia, las necesidades y las aspiraciones de quienes vivimos la explotación y la precarización a diario. Las experiencias compartidas, los compromisos asumidos y esta red de organizaciones fortalecen la construcción de herramientas de lucha y alternativas populares de combate.

El impacto del encuentro se mide en acciones: los llamados a la creación de redes de apoyo mutuo y fondos para huelgas, jornadas de acción como la limpieza de ríos, incidencia legal y apoyo a amparos ambientales, fortalecimiento del sindicalismo independiente y acompañamiento a comunidades afectadas. Cada intervención construye poder desde las masas y demuestra que la coordinación genera resultados tangibles. Se consolidó además la necesidad de vincular distintas luchas. La laboral se conecta con la defensa del territorio y del medio ambiente. La lucha feminista y por la diversidad se enlaza con la socialista y la sindical. La defensa de los derechos humanos se articula con la incidencia política.

Las experiencias de Coahuila muestran un camino para todo el país. La reorganización de la lucha puede extenderse a otras regiones con solidaridad, fortaleciendo vínculos, compartiendo estrategias y proyectando acciones coordinadas. La construcción de alternativas populares y combativas tiene que ser colectiva: cada acción coordinada fortalece a la clase trabajadora, permite intervenciones sostenidas y demuestra que es posible transformar la realidad cuando la teoría, la acción y la solidaridad se combinan. Las organizaciones del país deberían inspirarse en estas experiencias, articularse y asumir compromisos organizativos para proyectar luchas efectivas más allá de lo local para hacerle frente a la crisis capitalista global.