30/09/2011, John Hird, Gasteiz

Los resultados de las elecciones municipales de Mayo 22 han reforzado la coalición abertzale BILDU y su portavoz, Pello Urizar, ha destacado que los resultados obtenidos implican la retirada definitiva de ETA.Bildu ha conseguido situarse como la sexta fuerza con mayor número de concejales a nivel estatal, por detrás del PP, PSOE, CiU, IU y ERC, y por delante del PNV. 

En 96 localidades de Euskadi y en 17 navarras ha conseguido erigirse en la primera fuerza municipal, y tiene aseguradas las alcaldías en 74 y 14 consistorios, respectivamente, al obtener la mayoría absoluta en todos ellos. El gran triunfo local de Bildu se ha producido en San Sebastián, donde ha logrado ser la fuerza más votada y relegar a un segundo plano al actual alcalde, el socialista Odón Elorza, que ha ocupado el cargo durante los últimos 20 años.

El colectivo de presos de ETA ha hecho público un comunicado en el que ha decidido sumarse al Acuerdo de Gernika, el texto que pide a la banda armada un «alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional» y al Gobierno, un cambio en la política penitenciaria.

 

Claramente el éxito de Bildu y ‘el comienzo del fin de ETA’ son sucesos muy importantes en Euskadi y el estado español. La izquierda abertzale y ETA han aceptado en su mayoría que el método de terrorismo individual es un callejón sin salida, como siempre hemos dicho los socialistas revolucionarios.

Pero los políticos de PSOE y PP no solo esperan el fin de ETA pero también el fin de los sueños independentistas de muchos vascos. Sin embargo, una futura ‘DESAPARICIÓN’ de ETA no significaría el fin del ‘problema vasco.’ La aspiración legítima por la independencia de Euskal Herria es una cuestión política que sigue no resuelto.

¿Qué postura han tenido los marxistas históricamente? Durante la guerra civil Félix Morrow (Secretario de Trotski) escribió: «En las provincias vascas el problema nacional tuvo en 1931 consecuencias aún más serias; allí el movimiento nacionalista era conservador y clerical, y constituyó un bloque con los diputados más reaccionarios en las Cortes Constituyentes. Como las provincias vascas y catalanas son las principales regiones industriales, se trataba de un problema decisivo para el futuro del movimiento obrero: ¿cómo liberar a esos obreros y campesinos del control de las clases enemigas?»

Hoy en día Euskadi todavía tiene un partido nacionalista y conservador (PNV) pero desde los años 70 ha existido la izquierda abertzale. El nacionalismo vasco ahora en general tiene un carácter más radical.

Morrow explicó el enfoque de Lenin y Trotski sobre la cuestión de liberación nacional:

«Los bolcheviques rusos dieron el modelo para la solución: inscribieron en su programa la consigna de la liberación nacional y la pusieron en práctica después de la Revolución de Octubre. La autonomía más amplia para las regiones nacionales es perfectamente compatible con la unidad económica; las masas no tienen nada que temer de semejante medida, que en una república obrera permitirá el libre florecimiento de la economía y la cultura.

 

Cualquier otra posición que no sea el apoyo a la liberación nacional se convierte, directa o indirectamente, en un apoyo a la máxima centralización burocrática de España que exige la clase dominante, y así lo entenderán las nacionalidades oprimidas. Los socialistas revolucionarios del siglo XXI deberían tomar en cuenta las siguientes palabras de Félix Morrow donde avisó que el estado español era incapaz de resolver ‘el problema nacional’: «Así, en todos los terrenos, la burguesía se mostró incapaz de realizar las tareas democrático-burguesas de la revolución española. Eso significaba que la república no podría gozar de estabilidad; sólo podría ser un breve periodo de transición. Su lugar sería ocupado por la reacción militar, fascista o monárquica, o por una verdadera revolución social que daría a los obreros el poder de construir una verdadera sociedad socialista. La lucha contra la reacción y por el socialismo era la misma, y estaba a la orden del día» (Felix Morrow: La Guerra Civil en España) Hay una consciencia de ser vasco, una lengua y cultura diferente. Los datos de noviembre de 2007 del «Euskobarómetro», estudios sociológicos periódicos realizados por la Universidad del País Vasco arrojan estos resultados: el 34% muestra tener grandes deseos de independencia, un 22% tiene pequeños deseos de independencia y un 32% ninguno.

En el estudio presentado por Eusko Ikaskuntza en marzo de 2007 «Identidad y cultura vascas a comienzos del siglo XXI» sí se reflejan las opiniones de todos los ámbitos. Un 44% asegura sentirse más vasco que español o francés, un 23% tan vasco como español o francés, un 12% más español o francés que vasco, un 7% más navarro que vasco, un 4% tan español como navarro, un 3% tan vasco como navarro y un 7% otros.

Estas cifras enseñan donde estamos ahora mismo pero no podemos descartar que el apoyo a la independencia pudiera crecer rápidamente especialmente durante el mandato del PP en Madrid. El fin de ‘la lucha armada’ de ETA será probablemente una ventaja considerable para BILDU y la izquierda abertzale. Los resultados del 22 de mayo ha señalado este proceso. 

Pero ¿qué significa el movimiento hacia independencia de Euskal Herria para la clase obrera en España? No debería confundir las aspiraciones nacionales de muchos jóvenes y trabajadores de Euskadi con el engaño reaccionario del nacionalismo burgués que siempre históricamente ha traicionado los intereses de la clase obrera. 

Un principio fundamental del marxismo es no tener confianza alguna en ningún sector del capitalismo, confiar únicamente en nuestra clase, nuestras fuerzas y nuestra unidad. Por debajo de su «nacionalismo» de ‘apariencia’, la burguesía nacionalista sólo busca dividir y desorientar al movimiento obrero. 

Nosotros defendemos seriamente el derecho a la autodeterminación de los pueblos y nacionalidades del estado español, sin discriminar a las minorías y sobre la base de la solidaridad socialista. Y sobre todo la idea de una federación socialista del estado español, como parte de una Europa y un mundo de los trabajadores, no de las multinacionales.

¡Defendamos el derecho de autodeterminación! Las organizaciones sindicales en Euskal Herria deberían unir la lucha contra los recortes sociales a la lucha por los derechos democráticos. Los derechos democráticos de Euskal Herria y de las nacionalidades históricas del estado español, como el derecho a la autodeterminación, forman parte de la lucha unida de la clase trabajadora para transformar la sociedad. 

 

No a la ley de partidos. Por el derecho de autodeterminación para Euskal Herria.

 

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