Solo una ruptura con el capitalismo puede acabar con la austeridad

22/09/2015, Socialismo Revolucionario, Editorial número de septiembre de La Brecha

Català

Estamos viviendo una ofensiva política y mediática acerca de la “recuperación”
de la economía española. El capitalismo mundial saluda el gran
ejemplo del gobierno español, que según ellos muestra que lo que los pueblos
de Europa tienen que hacer es tragar recorte tras recorte y esperar de
que la “prosperidad” llegue. Lo que no nos dicen es en qué consiste esta
recuperación y hacia dónde nos lleva.

No se puede negar el hecho de que
la economía, técnicamente, vive una
recuperación – hay índices positivos de
crecimiento y tanto las exportaciones
como el turismo van relativamente bien.
La cuestión es qué carácter tiene dicha
recuperación, a quién va a beneficiar y
cuánto tiempo va a durar. La respuesta a
estas preguntas, para el pueblo trabajador,
invita a menos entusiasmo. 

Quién se beneficia de la recuperación 

La recuperación, basada en gran parte
en el aumento de las exportaciones, tiene
que ver con una bajada de costes para
las industrias exportadoras junto con la
devaluación del euro (que hace más baratas
las exportaciones, obviamente). El origen
de este abaratamiento de costes viene,
obviamente, en gran parte, de la reducción
de sueldos y plantillas de los últimos años. 

De la misma manera, el crecimiento del
empleo en el último periodo está basado en
un nuevo mercado laboral, más precario y
con menos derechos. 

Estos datos ayudan a entender a quién
beneficia la recuperación: los capitalistas se
lucran más mediante un euro barato que se
basa en el empeoramiento de las condiciones
de vida y de trabajo que nos han impuesto. 

Los trabajadores, jóvenes y parados
se han beneficiado muy poco de la
recuperación. Esto no es casual y tiene que
ver con las características fundamentales
del capitalismo, cuyo objetivo de
crecimiento es aumentar beneficios y no
niveles de vida. Para ellos – los dueños de
la economía – crecimiento es crecimiento
de beneficios, cuando para nosotros – los
que vivimos del trabajo – crecimiento sería
un crecimiento de nuestras capacidades de
disfrutar la vida, en vez de apenas existir.
Es un reflejo de una de las principales
contradicciones del sistema capitalista y
queda en evidencia tanto en periodos de
recesión económica – cuando se recorta
para salvar beneficios – como en periodos
de crecimiento – cuando se crece, pero los
únicos que disfrutan de ello son los ricos
y sus ganancias. 

Contexto económico
de profunda crisis mundial 

También es importante subrayar que
este crecimiento económico tiene una
base menos sólida que las arenas de la
playa. Mientras los titulares hablan de
recuperación española a la vez entran en
pánico por el desplome de la bolsa china,
hasta ahora motor del crecimiento mundial.
Este desplome tendrá consecuencias
devastadoras para la economía mundial y
por supuesto para la española, con grandes
vínculos económicos y comerciales con
Latinoamérica, cuya economía depende
fuertemente de la exportación de materias
primas a China. 

En resumen, la supuesta recuperación de la
economía española no es nada fiable y resulta
ilusorio esperar que suponga una vuelta a las
condiciones de antes de la crisis de 2008.

La vuelta a la lucha, de forma sostenida
y militante, para exigir que la recuperación
se note en los sueldos y condiciones de
los trabajadores y trabajadoras es más
necesaria que nunca. En EE.UU, donde la
recuperación que se produce desde 2010
se la ha comido casi entera el 1% más rico,
ha sido la lucha obrera en muchas ciudades
la que ha conseguido mejorías importantes
para los trabajadores más pobres y precarios.
Después de haber conseguido en Seattle un
salario mínimo de 15 dólares por hora, en
una lucha liderada por Kshama Sawant,
concejala socialista revolucionaria de
Socialist Alternative, organización hermana
de SR, el ejemplo se está repitiendo en una
ciudad tras otra por todo el país. Así tendrá
que ser en el estado español si queremos
empezar a reconquistar nuestra dignidad.

No puede haber una recuperación
de nuestras vidas bajo el capitalismo 

La falsa recuperación actual y la nueva
gran recesión mundial que se avecina con la
crisis financiera muestran por enésima vez
que este sistema económico es incapaz de
asegurar la dignidad y estabilidad a las familias
trabajadoras. No puede ser que nuestras vidas
pendan del caos del mercado capitalista y
de sus crisis perpetuas y que los beneficios
de unos súper ricos estén por encima de la
supervivencia de nuestros pueblos. 

En Grecia, hemos visto los límites de una
actuación dentro de los límites impuestos
por este sistema y el régimen europeo de
la Troika. Hasta la más mínima reforma
progresista ha sido prohibida en nombre del
euro y de los dictados de Merkel y compañía.
Tsipras, por no estar dispuesto a romper con
el euro y la dictadura de la Troika, ha acabado
implementando una austeridad incluso más
severa que la de los anteriores gobiernos de
la derecha. 

Las izquierdas españolas tienen que
aprender de la experiencia griega. La lucha por
la más mínima dignidad de nuestros pueblos
hoy día lleva a una encrucijada: o capitular ante
la intransigencia austericida del capitalismo y la
Troika, o estar dispuestos a enfrentarse hasta
el final y apostar por una política rupturista.
Esta política tiene que basarse en el rechazo
del pago de la deuda y la toma de la banca
y sectores estratégicos de la economía en
manos públicos para planificar la economía
racionalmente, al servicio de los intereses de
todos y no bajo la lógica de los beneficios. Un
programa así, genuinamente socialista, es la
única alternativa capaz de llevar a los pueblos
de Europa y del mundo a una nueva etapa, en
la cual la riqueza del mundo sea gestionada
para que los trabajadores vivamos dignamente.  

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