Logo de la ILP por la Renta Básica

01/09/2014, Vicky Lara, SR Gran
Canaria

Català

Diversas organizaciones trabajando en red están recogiendo
las firmas necesarias (500.000) para presentar ante el Congreso de los
Diputados una ILP solicitando una Renta Básica incondicional, individual, suficiente y
universal, además de realizar otras acciones de difusión y colaboración con
otros movimientos. Pero, ¿por qué solicitan una Renta Básica universal?
¿Significa también que la recibirían las grandes fortunas o multimillonarios
como Emilio Botín o Amancio Ortega?

Efectivamente, aunque suene extraño este es uno de los
objetivos de la Renta Básica, que se basa en el derecho de todo ser humano a
una vida digna, con independencia de su situación laboral, familiar, etc. para
garantizar sus derechos básicos (alimentos, techo, vestido, sanidad,
educación…), además de eliminar las situaciones de dependencia y humillación
que crea la pobreza y el desempleo masivo y de larga duración que son
inherentes al sistema capitalista.

La recogida de firmas para una Iniciativa Legislativa Popular como ésta puede aparecer para muchos como utópica. Imaginemos, por ejemplo, que el actual parlamento apruebe una ley mínimamente parecida, como un subsidio universal para todos los trabajadores en paro. Pero más allá de esto, la idea de una Renta Básica Universal se presenta como un agitador de conciencias, al poner como horizonte de su lucha un mundo, empezando por el estado español, muy diferente al actual. La introducción de una Renta Básica para todas las personas, no familiar sino individual, significa priorizar las necesidades de trabajadores, jóvenes, pensionistas, etc. sobre las del mercado, y revolucionaría nuestras relaciones laborales, participación política y social, e incluso nuestras relaciones familiares y afectivas. 

En definitiva, el horizonte de esta Renta Básica Universal
de 645,33 euros al mes, sin imposición de trabajo y que se añade a nuestro
trabajo si lo tenemos, se presenta como una herramienta de transformación
social, que sin nombrarla explícitamente, significaría un primer paso hacia el
derrocamiento del capitalismo por una sociedad igualitaria, en la que todas las personas tenemos garantizado el derecho a una vida digna, y con altísima
participación política, es decir, una sociedad socialista. Esta demanda,
acompañada de la nacionalización de los empresas y sectores clave, garantizaría
que los trabajadores podríamos tomar el control de la economía y ponerla a
nuestro servicio, tomando decisiones sobre nuestras prioridades de manera
democrática y liberando nuestras vidas de las terribles dependencias
(esclavitudes en realidad) de la pobreza y el desempleo.

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