Publicado originalmente el 28/08/2013 como editorial
de «The Socialist», periódico del Socialist Party, CIT en
Inglaterra y Gales

¡No
a la intervención militar!

Recientemente
se han transmitido alrededor del mundo, a través de las redes
sociales, móviles y canales tradicionales de información, un
diluvio de imágenes y vídeos sangrientos y de noticias sobre el
sufrimiento insoportable del pueblo sirio.

Inicialmente
en 2011, después de las revoluciones de Túnez y Egipto, hubo un
levantamiento popular contra el régimen policial de Al-Assad. Pero
como ya se ha explicado en «The Socialist», las monarquías
semi-feudales de Arabia Saudí y Catar, y las fuerzas imperialistas,
intervinieron con enormes ayudas financieras y militares.

El
levantamiento contra la dictadura en Siria se ha convertido en un
conflicto sectario y además ha desatado un enfrentamiento peligroso
entre suníes y chiíes en toda la región. El número de víctimas
del conflicto en Siria de más de dos años está estimado en más de
100.000 personas. Además, 2 millones de personas han huido del país
y hay 5 millones de desplazados internamente. En resumen, una
acumulación de horrores.

Para
la gran mayoría de la gente las noticias de que se han usado armas
químicas en Ghouta, un distrito de Damasco, parece el comienzo de un
nuevo círculo del infierno que están sufriendo las masas sirias.
Las informaciones que citan cientos de muertos y miles de heridos son
tan desgarradoras como espantosas.

El
deseo de buscar una solución a este horror es muy humana, teniendo
en cuenta los últimos acontecimientos, combinado con la amenaza de
inestabilidad que se cierne sobre la región. Pero tener esperanzas
en que los gobiernos de EEUU y el Reino Unido y sus aliados Francia,
Alemania y Turquía puedan traer una solución es un terrible error
si tomamos en consideración su historia tanto reciente como lejana.

Ataques
aéreos

Durante
los últimos meses el presidente de EEUU, Obama, ha declarado no
menos de 5 veces que el uso de armas químicas en Siria sería una
«línea roja» que desencadenaría una respuesta
internacional. Ya hay 3 buques de guerra estadounidenses en el
Mediterráneo y otro está en camino, y pilotos de Chipre han
informado que han avistado aviones de combate británicos en la zona.

El
ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, William Hague, ha
estado preparando el terreno en su país, declarando que la ausencia
de un mandato de Naciones Unidos no sería un obstáculo: «Es
posible intervenir basándose en una gran emergencia humanitaria».
Hague también ha sugerido que la intervención militar, muy
posiblemente bombardeos aéreos intensivos, podrían darse en semanas
o incluso en días. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
está dividido: Rusia y China se oponen a la intervención militar
para defender los intereses de la clase capitalista de sus países.

También
ha habido informaciones sobre colaboraciones de Hague con los
regímenes dictatoriales y represivos de Catar y Arabia Saudí, que
estarían encantados de derrotar a Al-Assad y dar un golpe a Irán y
Hezbollah. Irán ya ha advertido que una intervención militar
occidental desestabilizaría la región.

Patrick
Cockburn, un experto en Oriente Medio, ha señalado las dificultades
para verificar quién es el responsable del reciente ataque químico.
Se concedió el acceso y un acuerdo de alto el fuego a los
inspectores de la ONU pero estos estuvieron bajo fuego y se les
ordenó regresar en unas pocas horas. Sin embargo, esto en sí mismo
no prueba quién fue responsable del ataque y los inspectores
solamente deben determinar si hubo o no un ataque con armas químicas.

Antes
de que los inspectores de la ONU hayan publicado sus conclusiones, el
secretario de estado estadounidense John Kerry dijo que los EEUU
responderían al «innegable» uso de armas químicas de
Siria, y que las fuerzas de Bashar al-Assad habían cometido una
«inmoralidad» contra su propio pueblo.

«Inmoralidad»
también podría ser una palabra adecuada para describir la
destrucción de Iraq, incluyendo el supuesto uso de fósforo blanco y
de misiles con uranio, la cárcel a cielo abierto que niega a los
palestinos sus derechos democráticos y nacionales, el silencio ante
las matanzas genocidas en Sri Lanka y la propia trayectoria de los
poderes imperialistas en el uso de armas químicas y nucleares.

Hay
mucha oposición en EEUU y Reino Unido contra la intervención a
pesar del deseo de terminar con el exterminio. El actual
calentamiento para el ataque a Siria recuerda a la preparación para
la invasión de Iraq y los dossieres manipulados en los que se decía
que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva.

El
programa electoral de Obama incluía la retirada de Iraq y el final
del belicismo de la administración de Bush. Pero en realidad Obama
ha sido un presidente de guerras y los asesinatos con aviones no
pilotados se han multiplicado en Afganistán y Pakistán, además de
realizar una gran reposición de las tropas sobre el terreno y
mantener la cárcel de Guantánamo.

El
60% de la población de EEUU se oponen a la intervención militar en
Siria. Pero los gobiernos tanto de EEUU como del Reino Unido tienen
interés en aparecer como héroes ante las masas Sirias y como
defensores de la democracia, atrapados como están en una profunda
crisis sin solución del capitalismo y teniendo en cuenta la rabia
que está creciendo entre las masas de sus países.

La
guerra de Iraq

Antes
de la invasión de Iraq los Liberales Demócratas en el Reino Unido
intentaron pulir sus credenciales anti-militares oponiéndose a
cualquier acción sin un mandato de la ONU. El Partido Socialista
(CIT en Inglaterra y Gales) señaló que no se podía confiar en la
ONU como árbitro en interés del pueblo iraquí, ya que está
compuesto y dominado por representantes de los mayores poderes
imperialistas y gobiernos belicistas. Sin embargo, el anterior líder
de los Liberales Demócratas, Paddy Ashdown ahora argumenta que en el
caso de Siria una acción unilateral es preferible a la inacción.

El
representante de la oposición para Asuntos Exteriores, Douglas
Alexander, ha demandado una comparecencia en el parlamento. Parece
que Cameron podría concederla, ya que se enfrenta a la oposición de
un pequeño número de sus propios parlamentarios debido a las
complicaciones y posibles riesgos para toda la región.

El
Partido Laborista aún no ha dicho cuál será su voto. Un verdadero
partido de los trabajadores se opondría frontalmente a cualquier
forma de acción militar en Siria, pero el Laborismo tiene un
historial brillante de gobiernos furiosamente belicosos que han
enviado tropas a Iraq para luchar por el petróleo y por los
intereses de grandes empresas y sus propios objetivos estratégicos.

Además,
el Laborismo tiene también un 
historial «inmaculado» de
arrodillarse ante las políticas de recortes del gobierno
Conservador-Demócrata. De nuevo, la necesidad de construir una nueva
fuerza que represente a una mayoría anti-guerra y anti-recortes es
evidente.

No
podemos esperar que ninguna acción de este gobierno o de sus aliados
internacionales pueda traer ningún alivio a la población de Siria o
de Oriente Medio en general. De hecho, lo que es seguro es que un
incremento de bombardeos traerá un incremento de sufrimiento para
las masas. Y por eso debe ser rechazado.

No
se menciona un ‘cambio de régimen’ porque el régimen de al-Assad es
relativamente fuerte debido a la fiera oposición de Rusia y porque
sería muy problemático resolver la cuestión de con qué
reemplazarlo. Y debido al crecimiento y financiación significativa
de Al Qaeda existe un serio peligro de que crezca el terrorismo tanto
en la región como dentro de las fronteras en el Reino Unido y sus
aliados en este conflicto.

No
hay una verdadera solución capitalista a este conflicto que amenaza
en este escenario inestable con desatar un conflicto étnico más
amplio que podría durar años. Por las experiencias en Iraq y Libia,
y de todas las intervenciones militares imperialistas, está claro
que su motivación no era defender los intereses de la clase
trabajadora y los pobres de la región.

No
hay alternativa a la construcción y al apoyo para que se establezcan
fuerzas independientes de la clase trabajadora que puedan unir a los
pobres y oprimidos y a los que sufren en su interés común contra
las fuerzas del imperialismo y sus aliados semi-feudales y
capitalistas de la región.


  • ¡No
    a la intervención imperialista! Retirada de todas las fuerzas
    extranjeras de Siria y de toda la región.


  • Contra
    la opresión, el pueblo debe decidir democráticamente su destino


  • Construcción
    de comités de defensa unitarios y no sectarios para defender a los
    trabajadores, pobres y otras contra ataques sectarios de cualquier
    tipo


  • Preparación
    de un movimiento para luchar por un gobierno de representantes de
    los trabajadores y los pobres


  • Asamblea
    Constituyente revolucionaria en Siria


  • Derechos
    nacionalistas y democráticos para las masas, con el reconocimiento
    del derecho de autodeterminación del pueblo kurdo incluyendo, si
    éste lo desea, el derecho a su propio estado


  • Sindicatos
    independientes y construcción de partidos de masas de los
    trabajadores con un programa de tierra para las masas y fábricas
    para los trabajadores, a través de un programa de economía
    socialista planificada democráticamente


  • Formación
    de una confederación democrática socialista de Oriente Medio y el
    Norte de África

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