31/01/2011

Comité por una Internacional de los Trabajadores

Entrevista con Ghassen Kamarti, por reporteros del CIT en Túnez.

En la noche del jueves, el primer ministro, Ghannouchi, ha anunciado una remodelación del Gobierno, con el cambio de 12 puestos ministeriales. Esto se presenta como una concesión definitiva a lo que el movimiento en las calles esta demandando. ¿Qué es lo que realmente piensan de esto?

«Creo que la gente en las calles tiene toda la razón para seguir determinada y continuar la lucha contra este nuevo gobierno. Una cosa que este remodelado Gobierno ha mostrado es que esta siendo forzado a hacer cambios una y otra vez, ya que se encuentra bajo la presión de las masas desde abajo, con personas que siguen en manifestación y huelga a diario. Algunas voces procedentes de la actual clase dominante dicen que estamos yendo demasiado lejos, que somos demasiado «exigentes» y que debemos dejar a este gobierno hacer su trabajo. Me opongo enérgicamente a ello. Es la revolución del pueblo la que ha hecho el trabajo hasta ahora, y tenemos que continuar con este trabajo, lo que significa luchar hasta que tengamos un gobierno que realmente represente al movimiento revolucionario”.

¿Entonces por qué cree usted que este gobierno no responde a las demandas y expectativas de la revolución?

«Bueno, tan pronto usted mira al propio Primer Ministro, Ghannouchi, esta totalmente vinculado al antiguo régimen. El puede llorar en la televisión todo el tiempo que quiera, fingiendo que era una víctima y así sucesivamente, pero no creo eso! Él permanece ligado como seguidor de la RCD (Asamblea Constitucional Democrática, partido en el poder) y toda su vida política ha servido a la dictadura. Parte de los medios de comunicación siguen bajo el control de la RCD, y están liderando una campaña que consiste en la rehabilitación de Ghannouchi como «honesto» y «competente», etc. Pero esto es sólo manipulación. La gente de verdad, los que están en las calles, lo sabemos, y lo que quieren es que el viejo régimen desaparezca de una vez por todas. Este gobierno sólo se representa a si mismo y no representa de ninguna manera los ideales de la revolución.»

La lucha por el cambio político es un aspecto de esta revolución. Pero las cuestiones económicas y sociales son también una parte integral de los motivos que desataron la rebelión en primer lugar. La revolución tuvo como punto de partida la cuestión del desempleo, la miseria, la ausencia de un futuro para los jóvenes, etc. ¿Cuáles cree usted son las medidas necesarias para lograr un cambio fundamental en ese nivel?

«Hay una absoluta necesidad de nacionalizar todas las grandes empresas, y empezar con todos las que pertenecían a la mafia de Ben Ali. Obviamente, esto no significa ponerlas en manos de la actual burocracia estatal y los ministerios, sino para que pasen a manos de los trabajadores, los desempleados, las personas que lo necesitan. Tenemos que tomar el control de la riqueza nacional y distribuirlas para satisfacer las necesidades de todos. Esto no es imposible, esto no es un sueño, la revolución ha hecho que tal objetivo este muy cerca de su realización, y es absolutamente necesario que la revolución vaya en esa dirección.

«Pero antes que nada, tenemos que limpiar los sindicatos para tenerlos como instrumentos creíbles para luchar por estos objetivos. Si es posible, durante la era de Ben Ali, la dirección de la UGTT (Unión General de Trabajadores Tunecinos) se había transformado en un instrumento aún menos creíble que las instituciones del Estado de la dictadura en sí! Para un futuro próximo, necesitamos un sindicato limpio, que realmente represente a la clase obrera y las capas pobres de la sociedad, verdaderos sindicalistas y activistas de izquierda.»

Se habla mucho en este momento de que existe una urgente necesidad de reactivar la economía, que los trabajadores deben volver a trabajar ahora que la «revolución ha terminado», etc. ¿Qué piensa usted de la ola de huelgas que han estallado en una número de sectores?

«No tiene ningún sentido que los trabajadores vuelvan al trabajo mientras que todos sus problemas siguen sin resolver. No es una coincidencia que el Ministro de Desarrollo y Cooperación Internacional ha declarado recientemente que, mientras permanezca en su puesto, el no desarrollaría cualquier programa económico, excepto en caso de emergencia; hay una necesidad de detener la previa política económica del régimen y congelar el proceso de liberalización, siempre y cuando el pueblo de Túnez no ha decidido democráticamente qué tipo de economía quiere. Él incluso declaró que las huelgas son legítimas. Obviamente, él está bien en el campo de los que piensan – y que dicen – que los trabajadores deben regresar al trabajo, para evitar que «el crecimiento económico este en peligro», y así sucesivamente. Pero la gente sabe que el crecimiento económico del último período sólo ha sido beneficioso para una pequeña élite. Lo que este ministro dijo, sin embargo, fue una expresión del hecho de que la masa del pueblo está harta de la economía que se desarrolla en la actualidad. Y esto se expresa en todas las huelgas en desarrollo, con importantes demandas sociales en sus banderas. »

¿Qué piensa usted del papel de los gobiernos francés y estadounidense en relación con el proceso revolucionario en Túnez?

«Esto es vergonzoso, pero no sorprendente. Hace que el pueblo este realmente enojado al ver cómo los gobiernos occidentales tratan de distorsionar y explotar la revolución en su propio beneficio. Ellos tratan por todos los medios de imponer el «cambio» que quieren, para preservar su sistema de control político y de extorsión económica. Para mí esto es un atraco! Ellos quieren congelar el proceso revolucionario, en lo que se atreven a llamar una «democracia». Obviamente, yo estoy a favor de la democracia y los derechos democráticos. Pero antes que nada, eso no es el final, en segundo lugar, su noción de democracia no es convincente, como su apoyo al régimen de Ben Ali ha demostrado durante muchos años y, por último, incluso si tuviéramos una democracia de ’tipo occidental’, en mi opinión esto no es democracia real. Queremos una democracia justa, involucrando a toda la gente pobre y trabajadora, globalmente. »

¿Cómo ve usted los siguientes desarrollos de la revolución aquí en Túnez?

«Va a continuar, eso es seguro. Incluso si hay reflujos, continuará. Incluso las personas que tienen ilusiones en el gobierno actual se darán cuenta, a través de la experiencia, lo que realmente significa. La gente va a seguir luchando, pero el movimiento tiene que estar más organizado. »

La revolución de Túnez está teniendo repercusiones en todo el mundo árabe, sobre todo en Egipto. Si usted tuviera un mensaje para decir a todos los jóvenes, los trabajadores y las masas populares que están en lucha en otros países, ¿qué les diría?

«Deben ser determinados, a toda costa. Al igual que nosotros, no tienen nada que perder. Deben organizarse, salir a la calle, recuperar lo que les ha sido robado y derribar las instituciones responsables de este robo. También tienen que recuperar el control de sus sindicatos y organizaciones. Y si dichas organizaciones no existen, deben crearlas, para construir las estructuras que les ayuden en su movimiento, y protegerlas contra sus enemigos. Un precedente ha sido establecido, y estoy muy optimista de que esto abrirá una nueva era de cambios. La victoria final no será mañana en el mundo árabe, pero siendo determinados y con objetivos políticos claros, no habrá nada que pueda detenernos.»

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