¡Por
un mundo socialista!

30/04/2014,
Clare Doyle, Comité por una Internacional de los Trabajadores


El
Primero de Mayo es tradicionalmente el día de la solidaridad
internacional de los trabajadores, que celebran los luchadores de
clase alrededor del mundo. Sus orígenes se encuentran en las luchas
del siglo XIX, sobre todo entre los trabajadores manuales de EEUU y
Europa por la reducción de la jornada de trabajo a 8 horas. La
Segunda Internacional socialista convocó un día de protestas
internacional para el principio de mayo de 1890 en el mismo día que
la Federación Americana del Trabajo estaba planeando una
manifestación sobre el mismo tema. La protesta en Londres el domingo
más cercano al Primero de Mayo, vio a no menos de 300.000 personas
concentrarse en Hyde Park.

8
horas de trabajo, 8 horas de sueño y 8 horas para el ocio, la
familia y las actividades culturales estaba inscrito en cada pancarta
de cada sindicato y de cada organización socialista y
revolucionaria. Un límite de 8 horas en la jornada laboral fue una
de las primeras medidas ejecutadas por el gobierno revolucionario de
Petrogrado después de la Revolución de Octubre de 1917. Ésta fue
vista como una medida no solamente para reducir la horas de trabajo
sino también para dar a los trabajadores tiempo para involucrarse en
las decisiones democráticas de los consejos de los soviets.

Ahora
es el momento de recordar esto, cuando el capitalismo en crisis ha
impuesto en muchos países jornadas de trabajo sin límite y, en
algunos casos, lo contrario (contratos de cero horas en el Reino
Unido). En el contexto de un desempleo masivo, los que buscan
trabajo, incluyendo los graduados universitarios, se encuentran
arrojados al «precariado». Esos llamados «contratos»
de cero horas les obligan a estar constantementes preparados para ir
a trabajar, pero puede que no se les llame (y que no cobren) durante
días o semanas, o que trabajen interminables horas extras sin
recibir suplementos, sin medidas de seguridad y algunas veces con muy
poca paga o sin ninguna.

En
muchos países los trabajadores y los jornaleros sin tierra siempre
han tenido una existencia precaria, sin saber si trabajarán al día
siguiente y mucho menos si tendrán un salario. Ahora, debido a la
falta de lucha por parte de muchos líderes de las organizaciones de
los trabajadores, que dicen que no hay alternativa, grandes capas de
la clase trabajadora y las clases medias, incluso en las llamadas
«economías avanzadas», están pagando el precio de la
crisis del capitalismo y de la avaricia de la patronal.

La
jornada laboral de 8 horas y el salario mínimo

Las
demandas de un empleo decente para todos y de jornadas de 35 horas
semanales, de salarios suficientes para cubrir los costes de vida,
educación, sanidad y transporte público gratuitos son muy modestos
comparados con el vasto y extravagante gasto de los más ricos. La
desigualdad entre el 1% más rico y el 99% más pobre se está
ensanchando. En la campaña de Seattle liderada por Alternativa
Socialista por un salario mínimo de 15$ la hora, la concejal Kshama
Sawant declaró que el 1% está realizando un bombardeo aéreo contra
el 99%. La resistencia es vital.

El
Primero de Mayo es una ocasión para los socialistas y activistas
para renovar su compromiso de lucha por una sociedad diferente, una
sociedad socialista. Es el día para honrar a los fundadores del
socialismo y del movimiento sindical, a los mártires de la lucha de
clases, y las víctimas de las guerras y las guerras civiles causadas
por la avaricia y la explotación del capitalismo. Por lo tanto
necesita ser el día en el que la lucha se aliente contra todas las
formas de opresión y discriminación (clase, casta, raza y género).
Es un tiempo para recordar a aquellos que arriesgan diariamente sus
vidas en las fábricas, campos y edificios en construcción para
aumentar los beneficios de sus señores y ganarse a duras penas su
vida y la de sus familias.

También
es un tiempo para recordar a los encarcelados por razones políticas
y para demandar la liberación de todos los prisioneros de conciencia
en todo el mundo.

Mientras
los economistas tratan de convencernos de la lo peor de la crisis
económica mundial ha terminado vemos, tanto en Europa y en América,
como en Asia y África, cada vez más personas, contadas en millones,
arrojadas a la pobreza. Mientras que en algunos países el número de
huelgas, huelgas generales y protestas podrían ser temporalmente
bajo, no puede haber duda de que la rabia se está acumulando. Las
explosiones sociales son inevitables en numerosos países.

En
China, 25 años después de Tiananmen y con un ritmo lento de
crecimiento en la economía, el régimen dictatorial está luchando
por contener el descontento de las masas. Los paros han sido muy
significativos en el último periodo , mientras gana impulso la lucha
por el empleo, mejoras salariales y derechos laborales. Grandes
manifestaciones contra la polución, por la libertad de prensa y por
los derechos democráticos continúan desafiando la represión del
régimen de un partido.

La
urgencia por construir la voz política que lucha la lucha por el
socialismo genuino en China y en otros lugares crece día a día. En
países donde la voz tradicional de los trabajadores se ha callado la
necesidad de construir un nuevo partido de los trabajadores también
se acrecienta. El 99% de la sociedad (los que poseen o ganan poco o
nada) deben hacerse oir a través de la acción y la organización.

El
internacionalismo y los programas socialistas son vitales. La
propiedad pública y la planificación democrática son la única
manera de proporcionar trabajo, vivienda y sustento a toda la
sociedad.

El
Comité por una Internacional de los Trabajadores

El
Comité por una Internacional de los Trabajadores está celebrando
sus 40 años de existencia desde que comenzaron las conmemoraciones
de la I Guerra Mundial. Es tiempo de recordar que los líderes del
Partido Socialdemócrata, que aparecieron el Primero de Mayo de 2014
para cantar alabanzas del internacionalismo de los trabajadores, en
unos pocos meses estaban apoyando los objetivos de su propios
gobiernos imperialistas, lo que implicaba la masacre de millones de
trabajadores, campesinos pobres y jóvenes alrededor del mundo.

Entre
el pequeño grupo de socialistas revolucionarios que se reunieron en
Zimmerwald al año siguiente y declararon su completa oposición a la
guerra imperialista, estaban aquellos que llevaron a cabo la
derrocación del capitalismo en Rusia en Octubre de 1917.
Inmediatamente después de la revolución, los Primeros de Mayo en
Moscú, San Petesburgo y en toda la Unión Soviética fueron
festivales alegres y coloridos que celebraban la solidaridad de los
trabajadores del mundo. Los edificios se engalanaban con diseños de
artistas revolucionarios.

Cuando
Stalin y su camarilla usurparon la revolución y se movieron contra
los trabajadores que desafiaron su poder (nacional e
internacionalmente), el Primero de Mayo pasó de ser una
conmemoración de la lucha por el socialismo internacional a una
glorificación del poder de la maquinaria de estado «soviética».
En muchos otros países del este y del oeste el contenido
revolucionario del Primero de Mayo fue eliminado. En algunos países
como con Corea del Norte y China se ha convertido en una caricatura;
en otros, en una mera oportunidad comercial.

La
tarea de restaurar el verdadero significado del Primero de Mayo y de
revivir las mejores tradiciones de los pioneros del movimiento
obrero, el internacionalismo y la lucha contra la guerra y la
opresión, se presenta de manera muy cruda. La destrucción del
medioambiente que va ganando velocidad mientras el capitalismo
sobrevive, añade urgencia a la lucha por un mundo socialista.

Los
miembros de los grupos y secciones del Comité por una Internacional
de los Trabajadores celebrarán el Primero de Mayo de 2014
prácticamente en cada zona horaria del mundo. De Seattle a Sao
Paulo, de Estocolmo a Berlín, de Bruselas a Bangalore, de Londres y
Lagos a Johanesburgo y Lahore, de Moscú a Melbourne, de Tel Aviv a
Varsovia, de Santiago de Chile y Hong Kong a Quebec y Toronto, de
Viena a Cochabamba, de Túneza a Lisboa, de Nueva York y Kuala Lumpur
a Glasgow, Dublín y Belfast, de París y Almá-Atá a Atenas y
Nicosia, de Ankara, Amsterdam y Caracas a Barcelona y Madrid.

¡Saludos
a todos los trabajadores y luchadores socialistas! La batalla más
decisiva para transformar el mundo en un mundo socialista está por
venir.

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