25/03/2014, Socialismo Revolucionario

De Norte a Sur, de
Este a Oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”

Éxito rotundo,
punto de inflexión, inicio de un nuevo período en la lucha contra
las políticas de la Troika. Cientos de miles de personas de todo el
estado confluyeron en Madrid el pasado sábado 22 de marzo, bajo el
lema PAN, TRABAJO Y TECHO, en una convocatoria sin precedentes. El
trabajo de miles de activistas durante semanas y semanas ha
demostrado de lo que es capaz la clase trabajadora cuando se organiza
conscientemente. La respuesta de la gente, superando todas las
previsiones, ha sido espectacular y demuestra que, por difícil que
sea la situación, la clase trabajadora siempre responde cuando es
llamada con determinación a luchar por sus derechos. La forma en la
que se ha gestado, la respuesta de la gente y el carácter político
de sus reivindicaciones hacen que nada pueda ser igual que antes del
22M.

Que viva, la lucha,
de la clase obrera”

Casi tres años
después del estallido del 15m, las marchas de la dignidad han puesto
de manifiesto cuánto ha evolucionado la consciencia del movimiento.
Frente al “ni de derechas ni de izquierda”, frente al
antipartidismo,
frente a la reivindicación de la
clase
media, las marchas de la dignidad han reivindicado la izquierda, la
intervención de las organizaciones políticas y la clase
trabajadora.
Todo ello, sin
renunciar al espíritu fresco de los indignados, de una forma
pacífica y democrática, desde la base. La falta de organización y
una coordinación sólida, la ausencia del movimiento obrero
organizado y la ausencia de un programa claro realmente político
fueron los grandes obstáculos con los que se encontró el 15M para
tener un papel realmente transformador. Parece que esto empieza a ser
superado.

Yo soy Gamonal,
Gamonal, Gamonal”

No sólo Gamonal,
todas las luchas que han sido un ejemplo para la clase trabajadora en
los últimos tiempos estuvieron muy presentes durante todo el
recorrido: PANRICO, barrenderos de Madrid, Coca-Cola, las mareas…
fueron aclamados con estusiasmo por todos los manifestantes. La
unificación de estas luchas es determinante, y no sólo a nivel
estatal, también a nivel internacional. El ejemplo de Gamonal es al
mismo tiempo local, estatal e internacional. Todos somos Gamonal.

Se va a
acabar, se va a acabar, se va a acabar la paz social”

Solo 48 horas antes
de la marcha, los dirigentes de los dos principales sindicatos
estatales escenificaron, fotografiándose junto al presidente de la
patronal y a Rajoy, su capitulación ante el sistema, ante la
austeridad y ante la Troika, evidenciando la gran distancia que hay
entre las cúpulas sindicales y la calle.

No nos cabe ninguna
duda de que las calles del Madrid estaban llenas de sindicalistas de
base de esos mismos sindicatos, los cuales han trabajado
incansablemente en la preparación de las marchas y tampoco nos cabe
ninguna duda de que si estos mismos sindicalistas trabajan dentro de
sus organizaciones con la misma determinación, exigiendo a sus
cúpulas el fin de la paz social institucional, dichas cúpulas van a
tener muchos problemas para seguir con su táctica vergonzosamente
derrotista, pactista y desmovilizadora.

Desgraciadamente, el
éxito de la marcha se ha conseguid, no gracias a, sino a pesar de la
no intervención de los aparatos de CCOO y UGT. Esto es realmente
significativo, ya que muestra que la clase trabajadora siempre busca
el camino adecuado para defender sus derechos a pesar de los
obstáculos que lo dificultan. Pero al mismo tiempo, se hace difícil
pensar en seguir dando pasos adelante sin cambiar el rumbo del
movimiento sindical. El 22M ha de ser el impulso necesario para la
organización desde la base y la izquierda de una oposición al
pactismo de Toxo y Mendez extendido por todo el movimiento sindical.

Hace falta ya
una huelga una huelga, hace falta ya, una huelga general”

Éste cántico,
repetido innumerables veces durante la marcha, muestra el camino a
seguir para darle continuidad al movimiento. La cuestión de la
huelga general como principal herramienta de lucha de la clase
trabajadora vuelve a estar encima de la mesa, pero tras las marchas
de la dignidad, el carácter de esta huelga no puede ser de ninguna
manera como las anteriores. La huelga general que nace de una
movilización de este tipo tiene que ir necesariamente mucho más
allá que las que nacieron de las cúpulas de CCOO y UGT. Dichas
huelgas fueron una suave respuesta a reformas concretas y nunca
fueron convocadas con la intención de llevar la lucha más allá de
los cauces institucionales. Todas fueron simbólicas, aisladas entre
si, seguidas por grandes periodos de desmovilización.

Desde la base, con
las mismas reivindicaciones que las marchas (no al pago de la deuda,
ni un recorte más, fuera la Troika) sólo puede convocarse una
huelga general política, que sea el primer paso en una escalada de
movilizaciones que sólo puede acabar con la caída del gobierno de
Rajoy, el fin de la austeridad y la ruptura total del régimen
surgido de la transición.

«Sí se puede, sí se puede, sí se puede»

Para ello, se ha de dar
cada vez más peso a las asambleas y coordinadoras surgidas para
llevar adelante las marchas de la dignidad, así como extender su
presencia a todos los ámbitos posibles: centros de trabajo, barrios,
universidades,… en lo que constituiría la estructura de base de un
frente único de la izquierda y los movimientos sociales y obreros.

Finalmente, hay que
destacar que Izquierda Unida brilló por su fuerza en el 22M, donde
se vieron un mar de sus banderas y un rio de sus activistas y
seguidores. Para que IU se convierta en la herramienta política de
masas que hace falta para el movimiento es imprescindible que adopte
un programa político claro de transformación socialista de la
sociedad, de ruptura con la Troika y el capitalismo, sin el cual las
reivindicaciones del 22M no tienen lugar.

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