En el momento de escribir estas líneas, Fine Gael y el Partido Laborista han comenzado sus contactos para formar el próximo gobierno en Irlanda, ante el descalabro que han sufrido los dos partidos que hasta ahora estaban en el poder, Fianna Fáil y Verdes. El profundo odio y rechazo de la población irlandesa a unas medidas de austeridad que son un ataque frontal a los jóvenes y trabajadores irlandeses; ha significado el barrido completo de los Verdes del Dáil (parlamento irlandés), y la caída de Fianna Fáil, tradicionalmente el partido más votado, al tercer puesto.

Las mencionados ataques a los trabajadores irlandeses incluían nuevos impuestos (a veces sobre rentas muy bajas), subidas de tasas universitarias, recortes en el salario mínimo y prestaciones sociales, reducción del número de profesores, cierre de hospitales, etc. Como bien predijo el “Socialist Party”, estos recortes han hundido aún más a Irlanda en la crisis económica, ya que han hecho descender la demanda interna y aumentar el desempleo, creando una peligrosa espiral para la economía. Finalmente, la deuda pública, engordada considerablemente por los rescates del gobierno irlandés a bancos y especuladores inmobiliarios, obligó a éste a pedir formalmente un rescate del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea el pasado noviembre, y provocó una crisis política que ha finalizado con la disolución del gobierno y las elecciones anticipadas del pasado 25 de febrero.

El probable nuevo gobierno de Fine Gael y Laboristas no cambiará mucho la situación, ya que estos dos partidos aceptan la lógica de los recortes y las medidas de austeridad impuestas por el FMI y la UE. Por eso, los cinco escaños obtenidos por la ULA, dos de ellos del Socialist Party, Joe Higgins y Clare Daly van a ser de vital importancia, ya que funcionarán como una plataforma de las verdaderas necesidades de la mayoría de la población, defendiendo, entre otros, los siguientes puntos:

No a los rescates a banqueros y especuladores.

Por la nacionalización de la banca, compañías financieras y constructoras y suelo urbanizable, para garantizar las necesidades de la población y no los beneficios de unos pocos.

No a las “dobles tasas” (agua, recogida de residuos) y por unos impuestos progresivos.

Por un gran programa de creación de empleo, basado en la construcción de infraestructuras necesarias (colegios, hospitales) y la mejora de servicios públicos.

No a los recortes. No a los dictados de los mercados y el FMI.

Por la creación de organizaciones de trabajadores combativas, y por la solidaridad con todos los trabajadores de Europa.

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