ALEMANIA: LA GRAN COALICIÓN QUIERE DESMANTELAR EL DERECHO A HUELGA
El sábado 18 de octubre los ferrocarriles alemanes vivieron durante 3 días su mayor huelga desde 2008. Sólo circuló el 30% de los trenes de largo recorrido pero el conflicto afectó también a los trenes regionales y urbanos y al transporte de mercancías que ya se vieron «fuertemente» afectados desde el viernes por la tarde, aunque la compañía Deutsche Bahn (1) se negara a dar cifras.
A pesar de que la empresa ha querido restar importancia a la huelga, afirmando que se cumplirían los serviciós mínimos del 30%, lo cierto es que la huelga ha alcanzado una relevancia inusual al haber coincidido en una encrucijada de comienzo de las vacaciones escolares de otoño y de los más de 100.000 aficionados al fútbol que moviliza cada fin de semana en las estaciones la Bundesliga.
Este movimiento huelguístico es inusualmente largo en un país acostumbrado a negociar. La del sábado era la tercera jornada de huelga en las últimas semanas después de otras dos jornadas de “advertencia” el 27 de agosto y el 1 de septiembre. Deutsche Bahn no ha visto conflictos, desde el 2007-2008, que hayan durado varios meses.
El sindicato convocante GDL (Sindicato de conductores de trenes de Alemania) no ha limitado sus demandas a las puramente salariales (un aumento del 5% y dos aumentos salariales de 60 euros a los 30 y 35 años de servicio) sino también a una reducción de la jornada laboral en dos horas semanales. Y lo ha pedido no sólo para los maquinistas sino para todas las categorías laborales (incluyendo personal de tripulación y restauración).
Desde la reforma de los ferrocarriles hace 20 años, se perdieron 170.000 puestos de trabajo. El cierre de la estación de tren Mainz el año pasado es sólo la punta del iceberg. Esta brutal reducción de plantilla no sólo ha ido en detrimento de la comodidad y seguridad de los clientes sino también del bienestar de los trabajadores en la línea que se han visto obligados a aceptar una reducción en el tiempo de conducción máximo y otra serie de medidas draconianas.
El Gobierno intenta limitar aún más el derecho de huelga
Por otra parte y como fondo del conflicto está el intento por parte de la coalición gobernante (SPD y CDU/CSU) de limitar aún más si cabe el derecho de huelga en aras de lo que ellos denominan “el diálogo social” como base de la política social.
En Alemania no existe el derecho de huelga como derecho individual. Se trata de un derecho colectivo que pueden ejercer los sindicatos y cuya práctica está sujeta a condiciones severas: no se puede recurrir a la huelga mas que cuando se inician las negociaciones para acordar o renovar un convenio colectivo. Y en ese momento sólo están autorizadas las huelgas de «advertencia»; es decir, el sindicato no puede movilizar más que a una parte de la plantilla.
En caso de que la negociación fracase, es necesaria la participación del 75% de la afiliación, en una votación secreta, para realizar una huelga, si bien cuando el 25% de la afiliación se muestra favorable al acuerdo, éste tiene carácter general. Por último, están prohibidas las huelgas contra las políticas gubernamentales y el funcionariado tampoco tiene reconocido el derecho de huelga. Así pues, el diálogo social no constituye una opción, sino una obligación legal.
Por si esto fuera poco la nueva propuesta de la ministra de trabajo Andrea Nahles (del SPD) es limitar aún más al derecho de huelga, imponiendo el carácter único los convenios colectivos. Actualmente si un sindicato no está de acuerdo con el convenio colectivo firmado por otro sindicato en una empresa puede decidir convocar movilizaciones y jornadas de lucha para obtener un segundo convenio y mejorar el convenio firmado. Fue lo que ocurrió en Lufthansa en marzo de 2014 cuando el sindicato de pilotos convocó huelga y bloqueó el despegue de los aviones.
El proyecto gubernamental trata de que en el futuro no se den este tipo de situaciones y quiere evitar que la competencia entre los sindicatos se traduzca en un incremento de los conflictos. Con está propuesta gubernamental los más perjudicados serían sindicatos combativos como el GDL que con sus 34.000 afiliados tiene enfrente a las grandes burocracias sindicales como la DGB (Deutscher Gewerkschaftsbund Deutschlands) la gran confederación general de sindicatos, con 6,2 millones de afiliados, basada en el principio del
sindicalismo por ramas y que en la práctica está alineada con el SPD, aunque cada vez tenga una mayor contestación interna.
(1) Deutsche Bahn es la principal empresa ferroviaria de Alemania, una sociedad anónima privada con el gobierno federal alemán como como accionista mayoritario.