En muchas manifestaciones se pide la ilegalización del partido AfD. SAV (ASI en Alemania) está a favor de una lucha decidida contra la derecha, por ejemplo, para impedir marchas y actos organizados por organizaciones de extrema derecha. Sin embargo, no pedimos que la AfD sea prohibida por el Estado. Explicamos por qué.

Por Sozialistische Alternative, Alternativa Socialista Internacional en Alemania

La prohibición consecuente de todas las organizaciones fascistas y su desmantelamiento, la confiscación de sus bienes y el encarcelamiento de los autores de actos violentos nazis y de los agitadores racistas que actualmente andan sueltos, junto con una postura clara del Estado contra el racismo y el apoyo a la creación de redes antifascistas y al trabajo educativo, ayudarían en la lucha contra la derecha. Sin embargo, ésta no es la estrategia de los partidos burgueses ni de quienes ostentan el poder económico.

1: El populismo de derechas, opción para el capital

El populismo de derechas -a diferencia de los nazis abiertos- es una opción de coalición para los partidos establecidos, especialmente para la CDU/CSU. Puede que Björn Höcke (de AfD) siga siendo demasiado agresivo para ellos, pero tanto ellos como los capitalistas podrían aceptar una versión domesticada. La tendencia derechista de las clases dominantes es un fenómeno internacional. Le Pen, Wilders, Millei, Meloni o Trump habrían sido inimaginables hace unos años, pero hoy cuentan con el apoyo de sectores del capital. Esto hace que un procedimiento de prohibición sea menos probable.

2: Necesidad imperiosa de actuar

Un procedimiento de prohibición llevaría varios años, si es que se iniciara. Sin embargo, la resistencia contra la AfD debe tener lugar ahora. El objetivo es privar a la extrema derecha de espacio público y, al mismo tiempo, llegar políticamente a los sectores indecisos de su electorado. Si el movimiento se centrara en la exigencia de prohibir la AfD, se condenaría a esperar. Es probable que la AfD salga reforzada en las elecciones europeas y estatales de septiembre. Después de las próximas elecciones federales, en 2025 a más tardar, un gobierno dirigido por la CDU/CSU también podría simplemente retirar una moción para prohibir el partido.

3: Para el estado, el enemigo está a la izquierda

Las medidas represivas o las leyes más estrictas se aplicaron a medias contra la derecha, pero con toda su fuerza contra la izquierda. Las investigaciones en virtud de los artículos 129a (“organización terrorista”) y 129b (“organización criminal”) del Código Penal rara vez se llevaron a cabo contra fascistas y con mucha más frecuencia contra izquierdistas – aunque no hubo atentados de la izquierda tras el fin de la RAF, pero sí varias oleadas de atentados y asesinatos fascistas, con un total de 200-300 muertos desde principios de los años noventa. El colectivo “Die Letzte Generation” (La Última Generación) fue investigada por formar una organización criminal, aunque sólo organizaba bloqueos callejeros no violentos.

La prohibición del partido sucesor del NSDAP “Sozialistische Reichspartei” en 1952 fue prácticamente el calentamiento para la prohibición del mucho más fuerte KPD en 1956. El servicio secreto nacional (“Verfassungsschutz”) y la policía están plagados de redes de derechas. Si los izquierdistas y los antifascistas piden la prohibición, se utilizarán contra ellos los amplios poderes del Estado.

4: Los procedimientos podrían ayudar a la AfD

Si no hay alternativa política a la AfD, pero la AfD puede presentarla como si los llamados “viejos partidos” estuvieran simplemente eliminando la competencia, podría apoyar su narrativa victimista. Somos conscientes de que se trata de un argumento de doble filo, ya que una prohibición también podría disuadir a algunos votantes indecisos o miembros oportunistas de la AfD. El núcleo activo de la AfD es claramente de extrema derecha, a veces fascista, pero el alto nivel de apoyo en las elecciones se basa en diversas razones, como el descontento con la inflación o el rumbo militarista de los gobernantes. Muchos votantes, especialmente en el Este, ven a la AfD como el único partido antisistema. Esto puede resolverse principalmente mediante alternativas políticas, no mediante la represión estatal. Una acción eficaz contra los fascistas y los extremistas de derecha, por otra parte, puede desarrollarse a partir de protestas masivas y del movimiento obrero.