Como reacción al avance de la ultraderecha, gana las elecciones el candidato del peronismo Sergio Massa y habrá balotaje con el ultraliberal Javier Milei. El ministro de economía y candidato de Unión por la Patria remontó la derrota en las Primarias donde había obtenido el 27.27% y esta vez gana con el 36.63%. La Libertad Avanza, el partido de Milei, esta vez no avanzó, obteniendo el 30.02 %, prácticamente los mismos votos que en las Primarias. El frente opositor del ex presidente Macri, Juntos por el Cambio, retrocede abrumadoramente y obtiene el 23.83 % (había obtenido el 28.27% en las Primarias). Es el gran derrotado y su candidata Patricia Bullrich quedó afuera del balotaje. El Frente de Izquierda queda en quinto lugar con el 2.69% manteniendo los votos de las Primarias, que le alcanza para sumar una diputada en la Ciudad de Buenos Aires y un diputado nacional. El peronista de derecha Juan Schiaretti quedó en cuarto lugar con el 7.6%.

Por Marcos Ariel, Alternativa Socialista (ASI en Argentina)

Las elecciones generales se realizaron en medio de la profundización de la crisis económica que castiga a los sectores populares con una inflación desatada que ronda el 140% anual, la pobreza del 40% y la devaluación récord de la moneda nacional, donde el valor del dólar aumento de 300 pesos a 1000 pesos en un año.

Precisamente por esta grave situación, responsabilidad del gobierno nacional y del anterior gobierno de Juntos por el Cambio, es que en las elecciones Primarias de Agosto había ganado el ultraderechista Javier Milei con su propuesta en contra de la casta política y de terminar la crisis con la dolarización de la economía.

Eufóricos con su triunfo, los candidatos de la Libertad Avanza dieron rienda suelta públicamente a sus propuestas de ataque directo a la clase trabajadora y los derechos democráticos. Así Milei negó los derechos laborales planteando que la justicia social es un robo y se debe terminar por ejemplo con las indemnizaciones por despidos, las licencias por enfermedad, privatizar las jubilaciones, etc. En su afán privatizador atacó al CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) que es una institución estatal de mucho prestigio científico y también a la universidad pública y gratuita con la consigna “pagate la universidad, vago”.

A la postura anti aborto legal sumaron la negación de la brecha de género en el trabajo, propusieron que los varones puedan “renunciar a la paternidad” y puedan negarse a hacerse cargo de la manutención de sus hijos y atacaron a la comunidad LGBTIQ+ diciendo que ser gay es como estar enfermo o tener una discapacidad.

En un país donde el genocidio de la dictadura militar no se olvida, negaron el genocidio diciendo que hubo una guerra donde sólo “hubo algunos excesos” por parte de los militares. Incluso afectaron fibras muy sensibles en el pueblo argentino, negando la soberanía sobre las Islas Malvinas.

Su festejo de la brutal devaluación que se dio en la semana previa a las elecciones y sus declaraciones a favor del aumento del precio del dólar porque “cuanto más suba el dólar, será mejor para dolarizar” cayeron muy mal en la población porque sabemos que cuando el dólar sube, también sube el precio de los alimentos.

La remontada electoral de Massa se explica fundamentalmente porque capitalizó el rechazo a la “locura” de Milei y el miedo a que explote todo impulsó a que un sector que no asistió a votar en las Primarias esta vez lo haga, así la participación subió del 69.62 % al 77.67%. Por otro lado sumó los votos moderados de Rodriguez Larreta que perdió la elección interna en Juntos por el Cambio a manos de Patricia Bullrich que tiene un perfil similar a Milei.

También Massa tomó algunas medidas económicas que, aunque parciales y limitadas, sirvieron para mitigar un poco el sufrimiento de la clase trabajadora, como la devolución del IVA del 21%, la eliminación del impuesto a las ganancias a los trabajadores, el otorgamiento de un subsidio a los trabajadores informales, créditos a baja tasa de interés, entre otras.

En el aspecto político Massa por un lado impulsó la “campaña del miedo” agitando que un eventual triunfo de Milei significaría automáticamente la pérdida de todos los derechos. Por otro buscó despegarse totalmente del presidente Alberto Fernández haciéndolo responsable de todos los “errores” y también de Cristina Kirchner que guardó silencio en toda la campaña.

De cara al ballotage que se realizará el 19 de noviembre, tanto Massa como Milei buscarán el voto de Juntos por el Cambio cuya derrota electoral lo envuelve en una crisis sin retorno, sus votos se irán una parte para Massa y otra parte para Milei que sumará votos del sector más derechista quienes como Macri no ocultan su simpatía por las ideas libertarias.

Sin duda este proceso electoral profundiza la crisis política del sistema. Por una lado la desintegración de Juntos dejará sin una pata del bi coalicionismo con que la burguesía gobernó luego de la crisis de gobernabilidad del Argentinazo.

Pero también será el fin de la coalición peronista. El mismo Massa ya anunció que si gana la presidencia constituirá un gobierno de “unidad nacional” sumando “a los mejores de cada partido político” es decir a los restos de la derecha que hoy integra Juntos por el Cambio.

Es claro que una presidencia de Milei significará un ataque a la clase trabajadora, pero si la ultraderecha surge y tiene posibilidades de gobernar es por responsabilidad del peronismo que defraudó todas las expectativas, pero también de la burocracia sindical que es cómplice del ajuste durante todos estos años. Pero la reacción electoral contra la ultraderecha de Milei es una expresión de que hay reservas para enfrentarlo, aunque quien capitalice esos votos sea uno de los responsables directos del ajuste.

Las posiciones reaccionarias de Milei no nos deben hacer olvidar que Massa es el ministro del ajuste y si finalmente gana, será el presidente de la profundización del ajuste. Porque no se puede gobernar en beneficio de los empresarios y al mismo tiempo en beneficio de los trabajadores, no se puede gobernar para el FMI y para el pueblo. O se gobierna para unos o para los otros. En su propuesta de sumar a la derecha a su gobierno de unidad nacional ya dejó en claro el rumbo de su posible gobierno. Por eso gane quien gane el ballotage, los trabajadores y el pueblo deberemos luchar en defensa de nuestros derechos y para que la crisis la paguen los que la provocan, los empresarios.

En este sentido es importante que el Frente de Izquierda haya mantenido los votos de las PASO logrando sumar una diputada en la Ciudad de Buenos Aires y un diputado nacional a los cuatro que ya tenía. Esto demuestra que, a pesar de un corrimiento a la derecha electoral, la unidad de la izquierda tiene potencial, aunque lamentablemente está limitada a lo electoral.

Para organizar las luchas que más temprano que tarde la clase trabajadora dará necesitamos una izquierda que este unida no sólo en lo electoral sino fundamentalmente en las luchas cotidianas de la clase trabajadora. En ese camino necesitamos construir una Alternativa Socialista en Argentina por que el próximo presidente profundizará el modelo capitalista con el que ganan unos pocos, los empresarios que son cada día más millonarios mientras los trabajadores somo más pobres.