Nuestra tarea es convertir esto en una lucha de masas, guiando un movimiento construido desde abajo, construyendo un movimiento independiente del gobierno y confiando en el potencial de la clase trabajadora.

Por Feministas Socialistas Antirracistas, Liberdade, Socialismo y Revolução (ASI en Brasil)

Esta mañana, el Supremo Tribunal Federal comenzó a votar para eliminar el aborto del Código Penal hasta la duodécima semana del embarazo. Estamos cerca del 28 de septiembre, el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro y del Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe. ¡Nunca habíamos estado tan cerca de cambiar parte de la realidad de millones de mujeres y personas con capacidad de gestar brasileñas!

La semana pasada, como resultado de la lucha liderada por los movimientos feministas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación en México aprobó la despenalización del aborto. Esta es solamente una de una serie de experiencias alrededor del mundo de luchas victoriosas para garantizar y expandir los derechos reproductivos de las mujeres y personas gestantes. También han habido retrocesos, como en los Estados Unidos, delatando una polarización social que, junto a un ataque hacia los derechos de las personas trans, revela una disputa sobre la autonomía corporal dentro del sistema capitalista.

Aunque es necesario considerar las particularidades de Brasil y el conservadurismo de las élites y de los políticos, este no es un debate desvinculado del crecimiento global de la extrema derecha, ni de las rebeliones feministas en América Latina. Hay logros y retrocesos en el mismo período que moldean la situación actual de la conciencia en lo que llamamos la Era del Desorden.

La lucha en defensa por el derecho al aborto en diferentes países muestra que los vacíos no existen en la conciencia, que si no luchamos por defender nuestros derechos entonces estos se perderán y que esta lucha no será del todo ganada dentro del capitalismo. Es por eso que es necesario anticiparnos a los eventos y organizarnos colectivamente, preparando nuestras filas para intervenir en las movilizaciones y avanzar en nuestras conquistas, no permitiendo retrocesos en lo que ya hemos conseguido.

El contexto brasileño

Las cifras de Brasil son alarmantes en comparación con otros países. La OMS estima que casi 1 millón de abortos son llevados a cabo cada año en Brasil. Esto significa que la legalización aquí afectaría directamente a aquellos que se benefician de su prohibición. El acceso a clínicas clandestinas de buena calidad o incluso viajar a otros países para tener un aborto seguro solamente puede ser accesible para la clase alta. El acceso a las pastillas es a través del tráfico ilegal y se traduce en más riesgos. Por esta razón, es la propia criminalización de la práctica la que causa tantas muertes y afecta a las más pobres.

El aborto es una realidad. La última Encuesta Nacional sobre el Aborto (2021), publicada a principios de este año, encontró que 1 de cada 7 mujeres por debajo de los 40 años ha tenido al menos un aborto y que el 52 porciento de ellas tenían menos de 19 años cuando lo practicaron. De acuerdo con la encuesta, la proporción es mayor entre las mujeres negras e indígenas.

En otras palabras, aunque el debate moral y religioso prevalece cuando se trata de interrumpir embarazos, la prohibición y la criminalización es sobre todo un debate de clase, que determina qué mujeres pueden llevar a cabo un procedimiento seguro y con dignidad, y qué mujeres lo realizan de una manera traumática e insegura, en algunos casos siendo encarceladas o asesinadas.

Brasil es considerado uno de los países más restrictivos en lo que concierne a la adquisición del misoprostol, recomendado por la OMS como seguro hasta las 12 semanas de gestación. El acceso a este medicamento es muy difícil incluso para los médicos. Asimismo, el uso de la mifepristona está recomendado, pero rara vez llega al país. La combinación de ambos está indicada como un método seguro y efectivo que reduce los efectos secundarios y la necesidad de ir a un hospital para completar el procedimiento. Además de ser mucho menos agresivo, la posibilidad de administrarlo en el hogar garantiza una mayor autonomía, una menor exposición y hace del procedimiento algo menos traumático.

Ni arrestadas ni muertas

Le pusieron las esposas mientras ella sangraba en la cama del hospital. La pasó así durante tres días: encerrada y sangrando. Su estado de salud era grave cuando la policía militar entró al hospital y ordenó su arresto. Fue el propio médico quien dio la alarma cuando sospechó que la paciente tuvo un aborto en casa. Una joven brasileña negra y pobre que en el intento de interrumpir su embarazo fue llevada al Sistema Único de Salud (SUS) después de sufrir una hemorragia. La solicitud era de ayuda, pero la paciente vio violada su privacidad por el profesional que se suponía debía protegerla.”

Este es un caso real que tuvo lugar en Minais Gerais en el año 2020.

Este trágico ejemplo muestra que la criminalización ha sido usada para encarcelar y perseguir a personas negras, indígenas y pobres. De igual modo, el estigma de la prohibición y la mala atención sanitaria han llevado a muchas a la muerte. La misma investigación muestra que ha habido un incremento de persecuciones en contra de personas sospechosas de provocar abortos. La información también mostró que desde el año 2022, el número de demandas interpuestas contra mujeres que han abortado han ido en aumento, con un promedio de más de un caso por día. En 2021, hubo 136 casos mientras que en 2022 hubo 464, un incremento del 340%, tres veces más. El promedio mensual en 2021 fue de 11.3 casos; en 2022, 38.6; y en este año ya es del 41.6, tan solo de enero a mayo.

Por cada cinco mujeres que tienen un aborto ilegal, dos son trasladadas al hospital. Las 151,000 hospitalizaciones por legrado postaborto representan el 90% de los casos que llegaron a las unidades hospitalarias y que en un año resultaron en 50 muertes. En 2021, 151,000 mujeres fueron hospitalizadas en Brasil por abortos (espontáneos, inducidos, incompletos o legales) y sometidas a un legrado uterino, un procedimiento que es considerado obsoleto por lo menos desde hace diez años en todo el mundo y que ha sido fuertemente desaconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el 2012.

La Arguição de Descumprimento de Preceito Fundamental (ADPF) [en español, Alegación de Incumplimiento de Precepto Fundamental] es un recurso legal para cambiar el código penal. El texto de la ADPF 442 fue elaborado por el PSOL en colaboración con el instituto ANIS, cuya portavoz, Débora Diniz, es bien conocida y ha sido amenazada y perseguida por los partidarios de Bolsonaro. Contiene argumentos que cuestionan las contradicciones en las condiciones que penalizan a quienes practican y facilitan el aborto y que por tanto defienden la discriminación del aborto. La ADPF 442 busca despenalizar el aborto voluntario hasta el tercer mes.

Esta ADPF fue presentada en el Supremo Tribunal Federal en 2017 y en 2018 fue puesta a discusión. Ese año estuvimos en Brasilia con el PSOL y la CSP-Conlutas. Allí, organizamos una manifestación a favor de su aprobación junto con la Campaña/Movimiento Nacional Nem Presa Nem Morta [en español, Ni presa Ni muerta]. Desde entonces, la ADPF 442 ha estado bajo la revisión de la Ministra de Justicia Rosa Weber, quien ha emitido su voto esta mañana. Como resultado, el proceso está abierto y el próximo voto podría tomar lugar en cualquier momento, pudiendo suceder la siguiente semana o alargarse hasta 2025. Todavía no podemos evaluar completamente el impacto de esto. Pero con todos los argumentos que ya tenemos, sabemos que la despenalización es un gran paso y que el movimiento está presionando para que los votos se emitan lo más rápido posible.

Aunque la votación completa podría llevar tiempo, es muy importante que esta ministra lo ponga en la agenda, ya que está a favor. Como resultado, estamos viendo un proceso de luchas por la despenalización del aborto que podrían derivar en luchas más grandes si continúa avanzando la marea verde en Latinoamérica. La diferencia es que serán un avance y no solo un intento de frenar un retroceso impulsado por los conservadores: una batalla ganada es un avance en la conciencia política de nuestra clase.

El Supremo Tribunal Federal es tan injusto como el sistema que lo sostiene

No nos hacemos ilusiones en la justicia burguesa y especialmente en este sector, el cual en los últimos años ha sido señalado por la vanguardia de la lucha fallida como “los salvadores de la patria”. Tenemos que saber cómo reconocer la oportunidad para luchar, sin olvidar que la presión en las calles es la mejor garantía para obtener la respuesta que queremos. La victoria del movimiento indígena en los tribunales sobre la negación del ataque a las demarcaciones territoriales fue debida exclusivamente a las incesantes movilizaciones del movimiento durante los últimos casi tres años. Este mismo tribunal baila al compás de los intereses de aquellos que se encuentran en la cima, recordando que en 2018 condenaron a Lula para que no pudiera ser candidato y en 2021 lo absolvieron para que pudiera volver a ser electo. Este mismo Tribunal Federal tiene sangre en sus manos y no le confiamos el futuro de millones de mujeres y de personas con capacidad de gestar. ¡Luchemos! ¡Tenemos que exigir la aprobación del ADPF 442 junto con la legalización del aborto!

Estamos a favor de una lucha que llegue a cada vez más personas. Nuestra tarea es convertir esto en una lucha de masas, guiando un movimiento construido desde abajo, construyendo un movimiento independiente del gobierno y confiando en el potencial de la clase trabajadora.

¿Despenalización o aborto legal? Las trampas para el movimiento

Siempre hemos izado la bandera por la legalización del aborto, queremos un aborto legal y seguro dentro del servicio de salud pública o, como bien expresaron en voz alta las mujeres argentinas, “aborto legal en el hospital”. Lucharemos por un Estado verdaderamente laico. Por el cierre de todos los casos que criminalizan a las personas que han abortado. Por la investigación y el castigo del personal médico que ha denunciado a las pacientes que han abortado. Por una atención médica de calidad que sea 100% pública, gratuita y universal. Educación sexual en las escuelas, incluyendo la diversidad de género. Acceso gratuito a anticonceptivos. Acceso gratuito a pastillas abortivas con conocimiento seguro de su uso, producidas por el Estado y libres de la industria farmacéutica. No daremos un paso atrás ante ningún eslogan. También conocemos el camino: lucha y organización colectivas. Podemos usar a las instituciones a nuestro favor cuando sea posible, como en el caso de la ADPF 442, pero el movimiento necesita tener independencia y autonomía y no estar subordinado a una cuestión institucional.

Este es un punto de diferencia con otros sectores, los cuales incluso si tienen un interés en ganar el derecho al aborto, subordinan la lucha a la institucionalidad y podrían detenerse y retirarse de la lucha si esta amenaza al gobierno y su alianza con los partidos de centro y extrema derecha. Esto, en pos de la falsa idea de gobernabilidad y estabilidad. Nosotros somos parte del ala que intervendrá para abrir el potencial de la lucha que ahora se abre. ¡Ni un paso atrás! ¡Que Brasil se una a la marea verde que ha conquistado más derechos en Latinoamérica!