John Hird, Socialismo Revolucionario Vitoria-Gasteiz

La crisis del coronavirus ha revelado la debilidad fundamental del capitalismo español y empiezan a verse los contornos de lo que serán convulsiones políticas masivas.

La depresión económica no trae automáticamente movimientos masivos de la clase trabajadora, pero la incertidumbre general de la sociedad ya está teniendo importantes repercusiones políticas.

Las estadísticas económicas no pueden revelar plenamente el golpe que sienten millones de personas de la clase trabajadora. Abril ha sido el peor mes de la historia en cuanto a destrucción de empleo, con 282.891 desempleados por la crisis del coronavirus. El número de parados se ha multiplicado por siete. En mes y medio, desde el 12 de marzo, se perdieron casi 950.000 empleos, según datos de la Seguridad Social.

El mismo Ministerio ha destacado además que del total de afiliados a 30 de abril, 3.386.785 estaban protegidos por una situación de suspensión total o parcial por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Se trata del 24,25% de los afiliados en el régimen general, de los que 3.074.462 se encontraban en situación de ERTE por fuerza mayor. Los beneficiarios de prestaciones por desempleo superaron los 5,2 millones al incluirse los afectados por un ERTE, según informó el Ministerio de Trabajo y Economía Social.

España se situará este año, junto con Italia, a la cabeza de las contracciones económicas fruto de la crisis del Covid-19, según las últimas previsiones del FMI, que estiman una contracción sin precedentes modernos del 12,8% de la economía española.

La economía española será la más afectada de todos los países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con una contracción de su producto interior bruto (PIB) en 2020 que llegará hasta el 14,4%. 

Recesión inevitable en 2020

En el mundo entero varios centenares de millones de trabajadores ya han perdido su empleo, total o parcialmente y también centenares de millones se verán abocadas a la pobreza. Esta crisis económica mundial no tiene precedentes y podría superar la de 1929 en profundidad y duración, y con toda probabilidad superará la crisis financiera de 2008. Esto tiene importantes implicaciones políticas, ya que las repercusiones políticas y la lección de la última crisis son un recuerdo reciente en el Estado español, en particular el nacimiento de Podemos y los acontecimientos en Catalunya.

La pandemia está produciendo un rechazo general al hipercapitalismo anárquico, que ha permitido desigualdades obscenas como el hecho de que el 1% de los ricos del mundo posean más del 82% de la riqueza. También se cuestionan los excesos de la globalización económica. 

Algunos ejemplos a nivel global: Las 26 grandes fortunas del mundo acumulan tanta riqueza como las 800 millones de personas más pobres. Las condiciones de vida han empeorado en 40 de los países más ricos del mundo, donde la clase media también se ha reducido, según la OCDE. Más de la cuarta parte de las personas adultas que trabajan son pobres. Se calcula que ganan de media 3,10 dólares diarios. 

El Banco Mundial predice que el coronavirus podría arrastrar a 50 millones de personas a la pobreza extrema. En el estado español las personas más pobres podrían perder proporcionalmente ocho veces más renta que las más ricas.  

Teniendo en cuenta las estimaciones de caída del PIB y el aumento del desempleo hasta el 19%, Oxfam Intermón pronostica que el número de personas pobres en España puede aumentar en más de 700.000 personas, hasta alcanzar los 10,8 millones. El porcentaje de 21,5% antes de la COVID-19 pasaría al 23,1% de la población tras los efectos de la pandemia.  

En contraste, según datos de la organización, los 23 milmillonarios españoles han visto aumentar el valor de su riqueza en 19.200 millones de euros en los 79 días transcurridos entre el 18 de marzo y el 4 de junio. Una realidad que contrasta con la de miles de familias que enfrentan un futuro incierto con muy pocos recursos.  

Los comentaristas capitalistas en los medios de comunicación están formando una narrativa que dice que la crisis económica se debe a los efectos del coronavirus y las desigualdades aún mayores por venir son inevitables y una especie de medicina que sólo tenemos que tomar sin quejarnos. 

Este discurso debe ser rechazado. El coronavirus no ha hecho más que revelar a plena vista la enorme crisis del capitalismo mundial y en el caso del estado español ha mostrado la absoluta debilidad del sistema.  

Lecciones de la crisis de 2008

La gran recesión económica de 2008 tuvo profundas implicaciones sociales y políticas en el estado español, con oleada tras oleada de trabajadores movilizándose contra los recortes neoliberales en los servicios públicos, especialmente en la sanidad y la educación.

Lamentablemente, los dirigentes sindicales no hicieron avanzar el movimiento. Hubo un descontento general con los «partidos y movimientos oficiales», incluyendo los sindicatos y los partidos de izquierda. En esta situación nació el movimiento de los ‘Indignados’. En su apogeo, millones de personas, principalmente jóvenes, ocuparon las plazas de las ciudades de todo el estado.

El movimiento sacudió al estado español hasta sus cimientos y tuvo eco en todo el mundo. En las universidades, los intelectuales de izquierda y los ex comunistas jóvenes en torno a personas como Pablo Iglesias aprovecharon el vacío de la izquierda y lanzaron Podemos. El nuevo partido tuvo un éxito espectacular y junto con otras coaliciones anti-austeridad como la de Ada Colau en Barcelona consiguió muchos representantes en ayuntamientos y parlamentos regionales. Podemos está ahora en el gobierno en coalición con el PSOE.

En general, los activistas de izquierda han criticado el cambio gradual hacia la derecha de Podemos después de su primeros éxitos electorales. Aunque apoyamos la formación de un gobierno del PSOE después de las últimas elecciones generales, nos opusimos a que Podemos entrara en el gobierno.

Como dijimos en su momento:

“… (El) programa de coalición compromete a Unidas Podemos con el “Cumplimiento de los mecanismos de disciplina fiscal”, y con la reducción del déficit y de la deuda. Esto significa, especialmente en el escenario de una nueva crisis económica que podría estar próxima, que se dé prioridad a esta estabilidad fiscal, a cumplir con los criterios impuestos por la Unión Europea en relación al pago de la deuda pública y rescates, en lugar de a las medidas a favor de la clase trabajadora o de los servicios públicos.

Este es un escenario muy peligroso para Unidas Podemos, que se ata a un partido completamente capitalista como es el PSOE dentro de esta coalición, y que podría ser percibido por muchos trabajadores como más de lo mismo, otro partido del “establishment” que machaca sus derechos y sus condiciones de vida y que hace a los trabajadores pagar por las crisis económicas. Ya hemos argumentado anteriormente que entrar en el gobierno, en lugar de apoyar la legislatura desde fuera y luego hacer oposición a un gobierno del PSOE, deja a Unidas Podemos aún más aislado de los trabajadores y de la lucha en las calles. Este alejamiento de las calles y la entrada completa en el juego institucional ya le había hecho perder muchos votos y escaños a lo largo de las últimas elecciones, y su base de apoyo aún podría disminuir más en favor de otras fuerzas que se perciban como claramente antisistema. Desde este punto de vista, Vox podría posicionarse como esta fuerza antisistema y aglutinar aún más apoyos.”

11 de enero de 2020 Estado español: nuevo gobierno pero continúa la inestabilidad y polarización

La reacción inicial de la izquierda a la crisis del coronavirus

IU aboga por suspender la privatización de Bankia y por la aprobación de un plan de trabajo garantizado para «realizar trabajos socialmente útiles». En una primera etapa estaría pensado para 1 millón de parados de larga duración, si bien el documento no aporta más datos sobre estos «trabajos socialmente útiles”.

Contempla también la creación de una mayor red de residencias públicas para personas mayores -donde se ha registrado un enorme número de fallecidos por coronavirus- y el impulso del gasto público en Cultura hasta alcanzar el 0,60% del PIB de 2019 -un crecimiento de 2.000 millones de euros.

Si bien acogemos con agrado las reformas parciales de IU, creemos que deben ir mucho más allá. Las reformas a favor de la clase obrera sólo pueden garantizarse a largo plazo con un programa serio que llame a la nacionalización de los bancos y las multinacionales bajo control democrático.

IU ha dicho:»Esta crisis viene a acelerar el proceso de reestructuración del capitalismo a escala global y pone de manifiesto la caducidad del modelo de país construido en España en las últimas cuatro décadas.

«Se trata de construir un nuevo sentido común que prime lo de todos frente a lo de unos pocos, la cooperación frente a la competencia, la solidaridad frente al egoísmo, el Estado frente al mercado”.

IU forma parte de la coalición Unidas Podemos – PSOE y su enfoque suave refleja eso.

El capitalismo y la clase capitalista no se someterán voluntariamente a la «cooperación» ni mostrarán «solidaridad» con las víctimas de su sistema. ¿Por qué lo harían, cuando sus beneficios están en juego?

Lo que falta en el discurso de IU es un claro programa socialista que pueda movilizar a la clase obrera para transformar la sociedad. Las buenas palabras e intenciones no son suficientes en estos tiempos.

Respuesta de la izquierda anticapitalista en Podemos

Un desarrollo mucho más significativo ha sido la reciente escisión de Anticapitalista de Podemos.

En una rueda de prensa después de un voto masivo de sus miembros para abandonar Podemos, destacaron los siguientes puntos:

Es necesario abrir un proceso de redefinición política para afrontar la nueva etapa que se abrirá cuando pase la crisis sanitaria del coronavirus en la que se producirán grandes realineamientos políticos, culturales y sociales.

«Este Gobierno (PSOE-Unidas Podemos) es del mal menor. Se sostiene más por el miedo a la derecha que por méritos propios. Está desaprovechando una ocasión extraordinaria para impulsar reformas de calado y generar otra relación de fuerzas. Su situación irá empeorando con el paso del tiempo y es culpa de su pusilanimidad”.

«Podemos no es ya la organización que aspirábamos a construir en un principio», señala el comunicado.

También critican la dirección antidemocrática que Podemos ha tomado: «Centralizar poderes y decisiones en un pequeño grupo de personas vinculados a los cargos públicos y a la Secretaría General», lo que «deja poco espacio para el trabajo colectivo pluralista»; o la poca presencia de las bases: «La organización militante y la fuerza por abajo que tuvo Podemos en su momento se ha diluido, desorganizado y evaporado con este modelo, sin que esto se haya traducido, como pretendieron justificar, en una mejora de los resultados electorales”.

“El Gobierno no rompe con el marco económico ortodoxo, no apuesta por la redistribución de la riqueza, por reforzar radicalmente lo público y por desobedecer a las instituciones neoliberales”.

Los anticapitalistas se han comprometido a celebrar una conferencia, cuando se levante el encierro para intentar reagrupar a la izquierda. Hablan de contribuir a promover un movimiento amplio y fuerte, de clase trabajadora, ecologista y feminista que se oponga a la austeridad y los recortes que es probable que lleguen.

Cuestionando el enfoque reformista limitado de Podemos, dicen: «En esta etapa no van a bastar con primarias y comisiones parlamentarias. Vamos a tener que renovar repertorios de lucha: ocupar las fábricas que cierren, huelgas de alquileres para que no nos estafen, movilizaciones masivas para evitar los recortes en lo público”.

Reconocemos y damos la bienvenida a este importante desarrollo y trabajaremos con cualquier fuerza de la izquierda que quiera construir un movimiento socialista de lucha.

Una situación volátil

La volátil situación en el estado español salió a la luz cuando el presidente del gobierno Sánchez se vio obligado a hacer un pacto con EH Bildu (partido nacionalista de izquierda en el País Vasco) para prolongar el estado de alarma, que obviamente ha sido fuertemente criticado por la derecha.

El acuerdo plantea la posibilidad de la derogación de la reforma laboral. Esta legislación del anterior gobierno del PP en 2012 pone restricciones a los derechos de los trabajadores y da a los empresarios más poder para «contratar y despedir».

Esto ha levantado la alarma en la derecha y entre las grandes empresas, incluso en el partido de gobierno en el País Vasco. 

El presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, dijo: «Hemos suspendido, por ahora, todas las reuniones de diálogo social con el Gobierno hasta que nos den explicaciones sobre lo que han firmado con EH Bildu».

La Vanguardia informó que en una encuesta el 66% apoya la derogación de la reforma laboral mientras que en respuesta a la pregunta: ¿Se abusa de los despidos y de los recortes laborales por la Covid-19? El 81% dijo que sí.

Los medios de comunicación españoles llevan años convenciendo a la población de la necesidad de controlar los sindicatos y de recortar las indemnizaciones por despido y otros derechos. El cambio de opinión sobre el tema es el primer signo de un cambio de conciencia y está teniendo un efecto polarizador en la sociedad.

No podemos predecir con exactitud el curso de los acontecimientos políticos que se deriven de la nueva crisis económica, pero sobre la base de los acontecimientos posteriores a 2008 habrá cambios fundamentales. Además del movimiento de los Indignados, hubo el choque histórico entre las masas catalanas y el estado español.

La escisión en Podemos es una indicación de lo que está por venir. Sindicalistas, jóvenes y activistas de izquierda sienten la amenaza del partido de extrema derecha Vox, que recientemente ha estado en las calles manifestándose y acosando a la izquierda, con su mensaje sexista, homofóbico y pro-empresarial.

La tarea de la izquierda en el estado español es sacar a la calle un claro programa socialista de transformación de la sociedad y construir un movimiento que defienda todos los derechos duramente conquistados de la clase obrera y no se comprometa con el capitalismo o sus instituciones como desgraciadamente ha hecho Podemos.

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