Los resultados preliminares dejan un amargo sabor de boca. Morena logró la mayoría al obtener según el Programa de Resultados Electorales Preliminares entre el 34.9 y el 35.5% de los votos para diputados federales según el conteo rápido del INE. Pero perderá entre 50 y 63 escaños con respecto a la elección anterior, en la que tenía 253 de los 500 escaños en la Cámara de Diputados.

Alternativa Socialista, ASI en México

Aunque el PAN ha logrado obtener un avance alcanzando un apoyo de entre 18.5 y el 19.3%, alcanzando entre 106 y 117 escaños, y el PRI entre el 17.8 y el 18.5%, logrando entre 63 y 75 escaños, el avance de la derecha es realmente relativo. En 2018 la participación fue del 63.1% del padrón electoral, con una abstención del 36.9%, mientras en la elección actual la participación fue de apenas el 52.5% y una abstención del 47.5%. Este dato es relevante pues desmiente en gran medida el avance de la derecha, pues en realidad este no se debe tanto a un avance en el apoyo como a la abstención de una capa que en 2018 apoyaron a Morena.

Lo anterior hace de la victoria una victoria amarga para Morena, tenía todas las posibilidades de ganar. Sin embargo, el oportunismo, las alianzas sin principios, el freno para impulsar medidas mucho más profundas como la reforma fiscal progresiva, han cobrado la factura. Estas son las razones fundamentales de la contradictoria victoria de Morena a nivel nacional, que adquiere rasgos específicos en cada estado pero que en el fondo reflejan la misma situación: el creciente descontento con las gestiones de Morena, así como el sinsabor producto del retraso en las reformas prometidas y una cada vez más clara integración de oportunistas impresentables de dudosa procedencia y más dudosos principios.

Morena, ganar perdiendo

El triunfó de Morena, ha sido resultado de los militantes de base y de los simpatizantes que no han dudado en impulsar de nueva cuenta una campaña contra viento y marea. Incluso a pesar, y no en pocas ocasiones contra la dirección del ala de derecha encabezada por Mario Delgado. Meses atrás, cientos de militantes dieron una batalla sin cuartel contra las imposiciones de la derecha de la que pese a ser derrotados se levantaron para seguir la batalla electoral del pasado 6 de junio. Por eso de ningún modo la derrota por muy parcial que esta sea puede atribuirse a las y los militantes de base, que han demostrado una enorme fidelidad a su partido.

Por el contrario, como lo señalamos en el artículo Morena: el enemigo está en casa – Alternativa Socialista “El enemigo real en las próximas elecciones no estará en Va Por México ni en quienes se oponen a la transformación del país. El enemigo real en las próximas elecciones, y en el próximo periodo, estará dentro de Morena, que no solo ha vivido una parálisis producto de la política de Yeidkol Polevnsky sino también una acelerada descomposición a partir de la imposición de Mario Delgado como presidente del partido. Delgado ha impulsado una política de puertas giratorias, aceptando un sinfín de candidaturas de priístas y panistas que hace no mucho se oponían a Morena al mismo tiempo que ha relegado a la base en los procesos internos.”

“Con la idea de alcanzar una mayoría absoluta que pueda aprobar las reformas necesarias para la transformación del país, pero en el fondo negociando con diferentes grupos a nivel local para ganar sin mucha dificultad, Delgado ha empujado a un lado a la militancia de Morena, misma que ha construido el partido desde hace varios años haciendo el trabajo de base, recorriendo las colonias y barrios, y no le ha permitido ser tomada en cuenta a la hora de decidir las candidaturas. Al mismo tiempo ha priorizado las alianzas con los grupos y caciques dentro y fuera de Morena, como David Monreal en Zacatecas o Xavier Nava de San Luis Potosí. Al respecto hay que señalar que Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, ha sido una pieza clave para frenar y transparentar esta situación al señalar que muchas de las candidaturas anunciadas por Delgado no eran resultado de acuerdos en el Comité Ejecutivo Nacional de Morena; como también hizo al desconocer y señalar la falsa alianza con el Partido Verde anunciada por Mario Delgado, que como ella señaló no había sido acuerdo de la dirección del partido” (Ver Morena: el enemigo está en casa – Alternativa Socialista).

La derrota, en ese sentido es y ha sido producto de la política del ala de derecha de Mario Delgado. La política de puertas abiertas para las candidaturas, que ha relegado a la militancia, desdibujo en muchos sitios la diferencia entre los candidatos de Morena y los del viejo régimen representado por el PRI y el PAN. En muchos sitios en realidad no existía una diferencia real entre los candidatos de Morena y la derecha más allá del partido. Y esto ha tenido un costo, por ahora menor pero que de no corregirse crecerá hasta ser un verdadero lastre de Morena y la 4T. La política de la dirección no es ninguna casualidad, su orientación no responde al interés de luchar por las demandas de los más oprimidos, las mujeres y los trabajadores. Por el contrario, su política es resultado de sus intereses de fondo: desmovilizar y desmoralizar a la base de Morena, maniatarla para impedirle impulse una política distinta dentro del partido y lo utilice como un instrumento para sus luchas cotidianas.

Lamentablemente los órganos democráticos dentro del partido hace tiempo que han desaparecido, por lo que es difícil retomar el control de este para reconstruirlo e impulsarlo como una herramienta para la lucha de los oprimidos. Si bien no debemos renunciar a él, en especial no debemos renunciar a ganarnos el oído de los mejores compañeros de Morena, debemos ser conscientes que por la política de la derecha que se aferrará al aparato es muy difícil recuperar a Morena para las y los oprimidos de México.

¡Por una izquierda anticapitalista!

La crisis económica y sanitaria en México, como a nivel mundial, ha acentuado las diferencias sociales entre ricos y pobres. Y lo seguirá haciendo en la medida en que la crisis se siga desarrollando, y la burguesía intente exprimirnos hasta la última gota de sudor a las y los trabajadores de la mano de sus representantes en el Congreso. Al mismo tiempo, la crisis por la que atraviesa Morena producto de la política de su dirección profundizará su crisis Las imposiciones de Delgado, así como la derrota en la Ciudad de México, bastión histórico de la izquierda mexicana, acentuaran el descontento contra el ala de derecha y su oportunismo, recrudeciendo la crisis por la que atraviesa Morena.

Por lo anterior, una tarea indispensable para los jóvenes y trabajadores más conscientes es construir una alternativa fuera de Morena, en donde no existen realmente espacios democráticos desde donde los cuales las y los militantes puedan tomar las decisiones de la política del partido. Esto no significa abandonar el trabajo en Morena, ni mucho menos el dialogo con sus militantes y simpatizantes. Por el contrario, se trata de ser conscientes de las limitaciones concretas que existen para recuperar a Morena para las y los trabajadores, campesinos, jóvenes y oprimidos en general. Por ello es urgente construir esa alternativa por fuera de Morena para impulsar un debate mucho más amplio, dentro y fuera de Morena.

Fortalecer la discusión política, la organización y la lucha en las escuelas, centros de trabajo, en los barrios y las colonias, planteando abiertamente la lucha no solo contra la derecha del PAN y el PRI sino planteándose abiertamente la lucha contra el capitalismo es una tarea central para quienes ven con preocupación el avance de la derecha. Avance que por ahora insignificante, pero que crecerá en la medida en que las contradicciones planteadas anteriormente se desarrollen y acentúen. Es nuestra tarea explicar que es en el fondo la causa de la miseria y el hambre que padecemos las amplias mayorías, no es más que resultado del capitalismo. Para ello es fundamental en primer lugar educarse en las ideas del marxismo, así como estudiar las experiencias recientes de la lucha de clases en el mundo y la historia del movimiento obrero y socialista para sacar conclusiones y lecciones de estas. Pero, además, y especialmente, es necesario construir una organización con un programa de transformación socialista, que sea capaz de vincular las demandas concretas de la lucha de los trabajadores y oprimidos con la lucha por el socialismo.

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