01/05/2015, Shawn Tarver

Querían
ser rescatados. Vieron otro barco y estaban intentando hacerse
notar.” Barbara Molinari, portavoz del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados.

La tragedia de los más de 900 inmigrantes a los que se dejó morir mientras intentaban cruzar las aguas desde el norte de África hasta
el sur de Europa en menos
de una semana ha tenido un gran impacto en Europa. Ha sido la noticia
más horrible sobre la muerte de inmigrantes en las orillas del sur
de Europa en la historia de la Unión Europea, superando el número
de víctimas de 500 inmigrantes muertos en el Mediterráneo la semana
anterior. La grotesca crisis humanitaria muestra de nuevo la
incapacidad de la Unión Europea y el capitalismo para resolver la
cuestión de la inmigración.

Los 41 ministros de Interior y Exterior de la Unión
Europea se reunieron en una sesión de emergencia en Luxemburgo para
valorar posibles soluciones a esta cuestión. Federica Mogherini
(alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política
de Seguridad) declaró: «Tenemos que actuar rápido y de manera
unitaria». Todos los países votaron a favor de reforzar la
operación Tritón, además de permitir más flexibilidad a Frontex,
la agencia de la Unión Europea responsable de la seguridad de la
frontera exterior. La respuesta de la Unión Europea sobre como
abordar la inmigración irregular – en efecto, más de lo mismo –
no ha traído ninguna solución y no parece que tampoco vaya a
hacerlo ahora.

La Organización Internacional para las Migraciones
en su informe del último año «Viajes Mortales: Seguimiento de
la Pérdida de Vidas durante Migración» publicaba que en 2014, 3.072
inmigrantes murieron en el Mediterráneo mientras intentaban alcanzar
Europa en busca de una vida mejor. El problema al que se enfrenta la
Unión Europea no es solamente su incapacidad para controlar un gran flujo de inmigrantes de países subsaharianos, es la incapacidad del
capitalismo para enfrentarse a la disparidad de recursos y la
desigualdad a nivel global.

Las políticas de austeridad han recortado los
recursos disponibles en muchos países del sur de Europa para poder
formar una estrategia sobre inmigración sólida y, al mismo tiempo,
gestionar sus propias economías. Esto ha estado unido con un
sentimiento de xenofobía, ya que la clase trabajadora europea ha
sido devidida por el miedo a la amenaza percibida de que los
inmigrantes tomarán sus trabajos y usarán sus servicios públicos
colapsados. Estos son los mismos países en los que el estado del
bienestar y cualquier victoria, que consiguió la clase trabajadora
durante una lucha de décadas para asegurarse de que su vida podía
ser un poco más fácil, han sido recortados. El capitalismo está a
la ofensiva para erosionar cualquier progreso anterior en estos
países. Las políticas de austeridad han hecho «un gran
trabajo» para asegurarse de que estas victorias sean borradas,
haciendo astillas la educación, la sanidad y muchos otros servicios
públicos.

Pero esto no es la culpa de los inmigrantes, ni
tampoco es su culpa que la miseria social de sus países de origen
les fuerce a emigrar. Sin embargo, es la culpa del capitalismo que ha
estado acabando con todos los progresos logrados en Europa y que al
mismo tiempo impone la miseria sobre los países de donde vienen los
inmigrantes.

Si
queremos buscar una solución, debemos mirar a la economía de los
estados de África y Oriente Medio, a las condiciones que han
obligado a los inmigrantes a buscar incluso formas de viaje
inseguras. Esto incluye comprobar el daño que la globalización y
las políticas neoliberales han hecho a África y Oriente Medio, al
igual que en Asia y América Latina. Esto ha jugado un papel muy
importante en la descomposición de las economías del continente
africano y Oriente Medio. Y durante las últimas décadas, estas
condiciones han empeorado.

La
actual intervención de las fuerzas imperialistas en Libia, Siria,
Iraq, y ahora en Yemen, ha creado una crisis de refugiados
innumerable. La última situación ha producido más de 3 millones de
refugiados. Ahora la Unión Europea se prepara para empezar una
intervención militar contra los traficantes libios, con la esperanza
de que esto detendrá a los inmigrantes que están intentando cruzar
ya que no encontrarían ningún miedo para hacerlo. Sin embargo, esto
empeorará aún más la situación en África. Una intervención
militar como ésta solamente servirá para empujar a los inmigrantes
a viajes más peligrosos a través del mar Mediterráneo.

Según
el diario “British Telegraph”: “Más de 1750 inmigrantes
murieron en el Mediterráneo desde el comienzo de este año, 30 veces
más que durante el mismo periodo de 2014 de acuerdo con los datos de
la Organización Internacional de Migraciones”. Con este ritmo de
víctimas mortales, se podrían llegar a más de 3000 muertes antes
del final del año.

Debemos
continuar luchando por una ayuda humanitaria inmediata para los
inmigrantes perdidos en el Mediterráneo. El camino no es la
intervención militar sino permitir un paso seguro para los
inmigrantes que están intentando llegar a las costas del sur, y
continuar la solidaridad con aquellos de la clase trabajadora que
como voluntarios están ayudando en misiones de ayuda humanitaria.
Los inmigrantes que cruzan el mar Mediterráneo en condiciones
horrendas no son criminales, solamente están intentando buscar un
lugar donde sobrevivir. Esto en sí mismo no es una solución a la
crisis, que está empeorando cada hora. Ya que esta crisis fue
causada por el capitalismo, la única forma es un sistema basado en
una planificación de la economía mundial y el socialismo. Esto no
solamente beneficiaría a la clase trabajadora europea, sino también
a la clase trabajadora de los países de origen de los inmigrantes.

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