13/05/2015, Vicky Lara, SR Gran Canaria. Publicado originalmente en el número de mayo de La Brecha.

Català

Canarias no ha sido ninguna excepción
en cuanto a los procesos de confluencia ya comentados en el artículoreferente a Badalona, que han tenido un paralelo clarísimo en Las
Palmas de Gran Canaria, ciudad más poblada de la Islas Canarias y
octava a nivel del estado español, con altísimas tasas de paro y
desigualdad.

En esta ciudad van a presentarse dos
candidaturas de izquierda y supuestamente «de confluencia».
Por una parte nos encontramos con la candidatura «oficial»
de IU Canarias (IUC), que se presenta en coalición bajo el nombre
Canarias Decide (IUC-Los Verdes, Unidad del Pueblo y Alternativa
Republicana), construida y pactada desde la propia dirección de IUC.
Y por otra parte tenemos Las Palmas de Gran Canaria Puede, espacio de
confluencia en el que la Asamblea de IUC de Las Palmas decidió
participar, y que también aglutina a Podemos, Ganemos, Equo, Partido
Humanista, AAVV y activistas independientes, y que funciona además a
través de una Asamblea Ciudadana en la que cualquier vecino puede
participar.

El precio que ha pagado la Asamblea de
Las Palmas por participar en esta confluencia ha sido muy alto. Se
han producido más de 10 expulsiones en la isla de Gran Canaria,
incluyendo a la mayoría de la dirección local que apoyó la
confluencia, y a la autora de este artículo, miembro tanto de la
dirección local como única representante en la dirección nacional
que argumentaba abiertamente por la confluencia. Las expulsiones, que
no se dan por perdidas por presentar muchas dudas en cuanto a forma,
fueron comunicadas sin que hubiera antes ningún tipo de defensa ante
órganos internos de disciplina. No solo ha habido expulsiones o
marginalizaciones de simpatizantes en Las Palmas, sino también en
Santa Brígida y Arucas, a pesar de que ninguna de estas dos
Asambleas ni las personas afectadas vayan a participar en
confluencias similares en sus localidades. ¿El delito? Haber sido
fotografiados en asambleas de LPGC Puede.

La propia definición y orígenes de IU
a nivel federal como un espacio de confluencia de izquierda política,
debería haber impulsado que este proceso se hubiera comenzado desde
las bases en todos los lugares donde esto hubiera sido posible, para
forzar al propio Podemos (con sus propias contradicciones comentadas
ya en artículos anteriores) a unirse a éste, y a partir de aquí
apostar claramente por un programa de ruptura con el régimen del 78.
Importantes sectores de las bases han leído correctamente el momento
histórico en el que nos encontramos, y efectivamente se han mostrado
dispuestas a luchar por este tipo de procesos confluyentes,
normalmente a través de Asambleas Ciudadanas que se han ido
construyendo con más o menos fortuna en diversas localidades de Gran
Canaria y Tenerife.

Sin embargo, la dirección burocrática
de IUC estaba actuando a través de una perspectiva completamente
diferente. Los buenos resultados de las elecciones europeas –
comparados con los de otras elecciones – les hacía albergar
esperanzas, pero no tanto en una verdadera sacudida de la situación
política a niveles locales y regionales, sino en términos de
alcanzar representación, aunque fuera mínima, en muchas
instituiciones donde ahora no están. Esta posición conservadora, de
facto de querer posicionarse como izquierda del régimen y no como la
fuerza de su ruptura y transformación, vergonzosamente también ha
estado ligada a motivos económicos como el más fácil acceso a
subvenciones o a financiación bancaria para las elecciones. Con
estos criterios se ha ido discutiendo la ratificación de los
procesos de confluencia de Puerto de la Cruz, La Laguna y La Orotava,
y se ha actuado brutalmente contra el de Las Palmas.

Sin embargo, todas las que participamos
en Las Palmas de Gran Canaria Puede sabemos que hemos emprendido el
camino correcto para construir un verdadero movimiento de unidad
popular, de democracia participativa y de programa de ruptura con el
régimen. Tenemos que seguir avanzando en este camino, pero también
hacia una nueva refundación de la izquierda, dentro o fuera de IU,
donde estos principios no solamente se encuentren reflejados en el
papel sino que sean la auténtica práctica política de la
organización y también hacia la coordinación de estos espacios de
confluencia hacia ámbitos autonómicos y hasta el estatal para
lograr un verdadero cambio en nuestra sociedad.

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