Votar, organizarse, luchar
¡Por una República Socialista Catalana! ¡Por una
Confederación de Repúblicas Socialistas Ibéricas!
Las elecciones catalanas del próximo 27 de
septiembre suponen una gran oportunidad para reflejar en las instituciones toda
la fuerza acumulada en los últimos años de movilizaciones y luchas contra la
austeridad y la pérdida de derechos sociales. Como hemos repetido
insistentemente desde las páginas de La Brecha, el plano electoral no es el
principal campo de batalla para la lucha de clases pero si un reflejo
importante de ello. Es en la calle, en los centros de trabajo y académicos
donde se produce la verdadera lucha, mediante la organización y la
movilización.
Nuestra participación
política no se puede reducir a depositar un simple voto periódicamente. Las
elecciones, aparte de para elegir a un parlamento, han de servir para
visualizar las contradicciones del sistema y fomentar el debate y la
participación política. Sólo mediante una entrada masiva de la clase
trabajadora en el activismo político es posible acumular mayorías que permitan
un cambio social.
De igual manera, el tema
nacional tiene una gran importancia en estas elecciones. Pero no debemos
aceptar que éstas se polaricen únicamente en términos de independencia si o
independencia no. Ello favorece terriblemente a los sectores más reaccionarios
de ambos bandos.
La principal elección que nos pone delante estas
elecciones es entre ruptura si o ruptura no y en ello hay que centrar el debate.
Sea cual sea el resultado final respecto al apoyo a la independencia, el nuevo
gobierno tendrá que elegir entre seguir con la política de austeridad y
negación de derechos sociales, o el caminar hacia una ruptura con esas
políticas, lo cual sólo es posible implantando medidas claramente rupturistas
(nacionalizaciones, impago de deuda, inversión pública).
El proceso griego nos ha
mostrado cómo el sistema capitalista nunca va permitir una salida de la crisis
sino es basándose en una mayor explotación del pueblo trabajador. Va a utilizar
todos los mecanismos a su alcance para ello y es imposible competir con
garantías dentro de ese campo de juego. Por ello, cualquier fuerza de
izquierdas que conquiste un gobierno va a tener que escoger tarde o temprano
entre aplicar austeridad y repartir miseria, intentando gestionar buenamente un
sistema hecho para los poderosos, o enfrentarse frontalmente a él fomentando
una verdadera transformación social que acabe con una economía basada en la
explotación de unos pocos sobre unos muchos.
Por otro lado, hay que señalar que el tema
nacional y el social están intrínsecamente relacionados. Luchar por recuperar
el ejercicio de su derecho en uno equivale a hacerlo también en el otro. No
puede haber una verdadera justicia social si no se puede ejercer el derecho
democrático de autodeterminación y no existe una verdadera independencia si
esta no va acompañada de justicia social. Interpretar esto de otra manera
conduce a la colaboración con organizaciones políticas que defienden intereses
de otras clases.
Las organizaciones
burguesas, siempre van a defender por encima de todo los intereses de la clase
a la cual representan y son incapaces de dar solución a estos temas porque van
en contra de su lógica del mercado y de los beneficios, por lo que cualquier
colaboración con ellas en cualquiera de los temas supondría un lastre para los
intereses democráticos y sociales del pueblo.
Lo ideal sería que todo
esto pudiera recogerse en una única candidatura de izquierdas, de unidad
popular y rupturista, en la cual estuvieran los mejores activistas de las
diferentes organizaciones y fuera la puerta de entrada al activismo político
para una nueva capa de trabajadores buscando poner fin a la escalada de crisis.
Pero finalmente serán dos las candidaturas que pretenderán jugar ese rol: la
CUP y Catalunya Si que es Pot. Por ello Socialismo Revolucionario pedimos no sólo
el voto, sino la participación activa en sus campañas. Además emplazamos a
ambas organizaciones a que luchen juntas tanto en la calle como en las
instituciones con el objetivo de iniciar y dar la correcta dirección política a
un nuevo ciclo de movilizaciones que mantenga la presión en la calle y que
camine hacia la acumulación de una auténtica mayoría social, nacional, estatal
e internacional dispuesta a la ruptura. Esta tarea sólo puede ser fructífera si
se realiza codo con codo no sólo entre las izquierdas catalanas sino con las de
las resto del estado e incluso más allá.