Grecia, Israel, Chile….

 18/09/2011, Danny Bryne (CIT)


El último periodo ha visto una oleada de luchas y movimientos masivos por todo el mundo. La avaricia de la clase dominante internacional, que a través de los gobiernos capitalistas y los mercados internacionales, piden cada día más brutalidad en contra de los niveles de vida de los trabajadores y el estado de bienestar, está empezando a enfrentarse con su respuesta inevitable – batallas masivas de clase. Hay pocos países europeos que no hayan sido tocados por protestas masivas o huelgas generales. La voluntad de la clase trabajadora, los jóvenes y pobres para resistir la ofensiva capitalista, está allí para que todos la vean. Esto debería dar a aquellos que luchan para transformar la sociedad, incluyendo a los socialistas revolucionarios, un impulso enorme.

Pero una parte importante de este proceso desde el principio ha sido el papel vergonzoso de los “dirigentes” de las organizaciones que supuestamente tienen que liderar la resistencia en nuestros intereses – los sindicatos mayoritarios. En Francia, Gran Bretaña y los EEUU, tanto como en España y Grecia, estos dirigentes han hecho todo lo posible para frenar el desarrollo de una lucha seria y sostenida, movilizando el poder de los trabajadores y jóvenes.

Pero este obstáculo, el de una cúpula sindical de traidores, nunca ha sido invencible. Y de hecho, los movimientos magníficos de los “indignados” a nivel mundial, tanto en este país, como en Grecia e Israel, son en parte un ejemplo vivo de cómo superarlo. El movimiento del 15-M aquí explotó a pesar de este problema, tomó acciones determinadas y masivas, y ganó un apoyo enorme de la sociedad, incluso entre los trabajadores sindicalizados, llenos de frustración con su “dirección”. En otros países, los movimientos masivos inspirados parcialmente por el 15-M lograron un resultado parecido.

En Grecia, hubo 10 huelgas generales este año hasta mayo, que no tuvieron éxito debido a la estrategia de la dirección sindical de movilizaciones aisladas sin ningún programa alternativo a la austeridad sin fin del gobierno y la ‘troika’. Pero al tomar las plazas, y contraponer la participación masiva en asambleas al control único de la burocracia sindical, los indignados lograron poner el tema de la huelga sobre la mesa otra vez, con una intensidad aún más alta, y se convocó la primera Huelga General de 48 horas en más que 20 años en Grecia, el 28 y 29 de Junio. Así, plantaron también la semilla de otra manera de organizar e intensificar las luchas, a través de un control democrático de base. Las huelgas generales que necesitamos, así como un plan sostenido de lucha incluso a nivel europeo por una alternativa a la austeridad brutal, deberían tomar este ejemplo en cuenta y llevarlo aún más lejos. Las asambleas de los indignados deberían extenderse a todas partes de la sociedad, formarse en cada lugar de trabajo, institución educativa, barrios y pueblos. Vinculándose de forma democrática a nivel de ciudad y estado a través de la elección de representes de las asambleas, podrían ser el motor de la movilización y planificación del movimiento masivo que necesitamos.

Pero no compartimos la posición planteada por sectores de estos movimientos, que confundieron el estado de bancarrota de la dirección sindical, con la idea de que los sindicalistas y sindicatos, como un bloque homogéneo, son el problema. De hecho, en vez de presentarse como algo contrapuesto al sindicalismo, los movimientos de los indignados deberían ser una fuente de fuerza para los sindicalistas de base en su lucha para transformar los sindicatos, ganar una política militante y echar a los líderes que no estén dispuestos a defender lo mismo. Hace falta sindicatos que jueguen su papel potencialmente enorme para organizar y movilizar a la clase trabajadora, incluso a los precarios, inmigrantes etc., y poner todo su poder en la lucha de clases. El próximo periodo verá una presión enorme dentro de los propios sindicatos, con el resultado de movilizaciones y huelgas masivas. Los movimientos de los indignados tienen que vincularse profundamente con el desarrollo de acciones como éstas para así tener la mayor eficacia y poder para paralizar esta ofensiva sin precedentes.

En Chile, el movimiento estudiantil, con sus asambleas y consignas en contra de la privatización del sistema educativo, inspirado por el 15-M, ha tomado pasos importantes hacia una unidad de la lucha con los trabajadores organizados. Este movimiento de ocupaciones y una serie de manifestaciones, las más numerosas que había desde la caída de la dictadura de Pinochet, coincidió con una huelga nacional de los trabajadores del cobre en junio. Los estudiantes y trabajadores lograron una cierta unidad de consignas, planteando ambos la nacionalización del cobre para pagar servicios públicos de calidad como la educación. Este proceso ha forzado la entrada del CUT (Central Unitaria de Trabajadores) en la lucha, con una Huelga General de 2 días, que a pesar de un menor esfuerzo de movilización por parte de la dirección, mostró el potencial de impulsar una lucha unida.

En Israel también, las masas movilizadas rompieron la paz social a pesar de un régimen que siempre intenta mantenerla con una retórica del miedo sobre la seguridad nacional. Aun después de la invasión brutal de Gaza (que fue un intento de frenar el movimiento dentro de Israel) la clase dominante no logró parar el movimiento, y vio la manifestación más grande en la historia del país, con más que 400.000 personas el día 3 de septiembre. Este proceso, con una enorme radicalización y polarización social, es una muy buena respuesta a los que negaron el papel de la clase trabajadora israelí en la lucha para acabar con el capitalismo y el imperialismo en esta región clave. El CIT, con su sección israelí, siempre ha planteado la necesidad de la lucha de clases dentro de Israel como parte de una lucha unida de los trabajadores y pobres de la región. La canción “judíos y árabes rechazan ser enemigos” que el movimiento de las “ciudades de tiendas” ha popularizado en Israel debería ser la música del futuro.

La radicalización profunda que ha caracterizado estas luchas y movimientos es una reacción fuerte y correcta al fracaso de este sistema capitalista. Sentimientos anti-sistemas y anti-capitalistas existen entre un sector importante y cada día más grande de los trabajadores, jóvenes y pobres. Se está dando una búsqueda de una alternativa a la locura anti-democrática de la dictadura del mercado y los beneficios. Gente de todos los países están llegando a la conclusión de que el régimen actual representa una democracia falsa, en donde los súper-ricos y sus intereses dominan. Pero una debilidad decisiva de los movimientos ha sido la ausencia de una comprensión amplia de una alternativa clara al sistema capitalista. Hay un vacío entre la gravedad de la crisis del sistema capitalista, y la consciencia amplia de la gente trabajadora sobre cómo responder políticamente. Un factor importante en esto es la herencia de la caída de los regímenes estalinistas, una caricatura grotesca de un sistema socialista, que las fuerzas capitalistas han utilizado para desprestigiar las ideas socialistas, y para transformar los partidos antiguamente identificados como de los trabajadores, que ahora son 100% burgueses, como PSOE o PASOK en Grecia.

Pero a pesar de la canción de “no hay alternativa” que gritan los capitalistas y reformistas a cada oportunidad, insistimos en que ¡sí la hay! Una alternativa que pondría los grandes recursos del mundo al servicio de la mayoría de la población, donde los trabajadores que producen la riqueza y la sociedad tendrían un control y gestión democrática de la economía. Así, a través de un programa para la nacionalización de la banca, y los sectores claves de la economía bajo de control y gestión democrática, se podría empezar a solucionar de verdad los problemas fundamentales de la gente trabajadora y la juventud, e invertir en empleos y servicios públicos en vez de masacrarlos. Estas son las líneas generales de la alternativa socialista revolucionaria que proponemos.

Si estás de acuerdo únete, ayúdanos en la lucha por este programa desde dentro de las luchas y movimientos que seguirán explotando y desarrollándose. Una resistencia internacional, empezado por una campaña para que el poder de la clase trabajadora se sienta por encima de las fronteras con una Huelga General europea, y armada con un programa alternativo, podrá realizar estas ambiciones y abrir un nuevo periodo para la humanidad.

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