Los resultados electorales obligan al PP a pactar con la ultraderecha, a pesar de que en campaña negó incluso barajar esta posibilidad. De no haber acuerdo con el PSOE, la comunidad estará abocada a nuevas elecciones. De momento, el líder de VOX, Abascal exige la vicepresidencia.

Por John Hird (Alternativa Socialista, Euskal Herria)

Los resultados de las elecciones autonómicas en Castilla y León son otro claro aviso a la izquierda, ya que VOX consigue el mayor avance de un partido de extrema derecha en Europa desde la pandemia del COVID19.

Los resultados son contundentes. El PSOE ha perdido 115.621 votos y siete escaños, con un 30,05% de votos.

El PP ‘ganó’ las elecciones con 378.896 votos y un 31,43%. Sin embargo, han obtenido 53.736 votos menos que en las elecciones de 2019. Se trata de un fracaso personal para el líder del PP, Pablo Casado, que lo apostaba todo a una victoria absoluta, pero ahora el PP sólo puede gobernar con el apoyo de la extrema derecha de Vox.

En 2019 en Castilla y León, Vox obtuvo 75.331 votos (5,49 %) y un escaño. Hoy tienen 13 escaños, con 212.605 votos (17,64%). En comparación, en 2019 PODEMOS logró 67.918 votos (4,95 %) y hoy 61.290 votos (5,08 %) y solo un escaño.

Otro aspecto de las elecciones fue el repentino crecimiento del partido regional Soria ¡Ya! que ha obtenido 3 escaños en el parlamento regional. El partido se proclama independiente de ideologías y hace campaña como un movimiento contra el abandono de la España rural y la falta de servicios. Está alineado con la plataforma España Vaciada, que aboga por la inversión en las zonas despobladas y abandonadas.

Muchos en la izquierda se preguntarán por qué un partido abiertamente de extrema derecha está a punto de entrar en el gobierno de Castilla y León, teniendo en cuenta los profundos problemas sociales del Estado español.

Proceso de polarización

Como ha explicado Alternativa Socialista anteriormente esto es parte del proceso de polarización y a ello se suma la decepción de muchos trabajadores y jóvenes de que un gobierno llamado de «izquierda» de PSOE – Unidas Podemos no haya tomado medidas de apoyo a la clase trabajadora.

Antes de las últimas elecciones generales PSOE y Unidas PODEMOS declararon que reformarían las leyes laborales de 2012 en favor de la clase trabajadora.

Sin embargo, más allá de la propaganda, lo cierto es que la coalición de PSOE – Unidas PODEMOS incumple sus promesas y abandona su compromiso de derogar la reforma laboral del Partido Popular. Con esta nueva reforma, legitima y refuerza los pilares centrales de las reformas laborales impuestas por el PSOE de Zapatero primero y Mariano Rajoy después.

Con este acuerdo no se recuperan las indemnizaciones por despido ni los salarios de tramitación, no se recupera la autorización administrativa de los despidos colectivos (ERE), se mantiene la flexibilidad para los despidos objetivos, no se recupera la prioridad del convenio sectorial sobre el de empresa, excepto en la cuestión salarial.

Cómo han reconocido desde Aznar al propio presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, este acuerdo no toca los pilares básicos de las anteriores reformas y esto no puede considerarse de ningún modo un avance.

La «reforma laboral» que no es una reforma

La reforma «no es realmente una reforma» no hace nada por los millones de trabajadores con salarios bajos y empleos precarios. De hecho, la coalición, a pesar de las buenas palabras, no da la impresión de estar del lado de la clase trabajadora. Fue este gobierno el que permitió a la policía nacional utilizar tanquetas en los barrios obreros de Cádiz en un intento de aplastar la magnífica huelga de los trabajadores del metal a finales del año pasado en la ciudad.

No es de extrañar la falta de entusiasmo por el gobierno PSOE – Unidas PODEMOS. En Castilla y León, la participación bajó un 7% desde 2019 hasta el 63,44%.

Una cruda instantánea de las elecciones muestra:
PSOE -116,616
PP – 54,768
VOX +136,487
UP – 6,777

Esto debería tomarse como una nueva advertencia a la izquierda para que empiece a discutir seriamente cómo detener el ascenso de la extrema derecha.

Los retrocesos de Unidas PODEMOS

Los continuos retrocesos de Unidas PODEMOS no deben tomarse como prueba de que las ideas de la izquierda son impopulares. VOX ha ganado en Castilla y León precisamente porque la izquierda NO está ofreciendo una alternativa clara a la clase trabajadora. PODEMOS se ha visto manchado por su participación en la coalición del PSOE. Deberían haber criticado al PSOE desde la izquierda en el parlamento y sobre todo en la calle.

Como dijo Alternativa Socialista con motivo de las elecciones autonómicas en Madrid:

“Durante el último año, los trabajadores han puesto sus vidas en riesgo y han mantenido la economía y la sociedad en marcha, pero casi no ha habido voces auténticas en el parlamento que articulen las necesidades y aspiraciones de la clase trabajadora. No se han alzado voces contra los bancos, las multinacionales y las grandes empresas que se aprovechan de la pandemia y despiden a los trabajadores. A pesar de la coalición PSOE-UP, no se han discutido en el parlamento las medidas necesarias a favor de la clase trabajadora para salir de esta crisis”.

Ahora, si, cómo es posible, VOX forma parte del gobierno en Castilla y León, la situación política se polarizará aún más. Su discurso de odio misógino, homófobo, racista y anti-independentista radicalizará aún más a las mujeres, a los jóvenes, a los trabajadores y afectará a la cuestión nacional en Euskal Herria y Catalunya.

Las mujeres, los jóvenes y la clase trabajadora tienen su oportunidad de dar su respuesta al ascenso de VOX en el día internacional de la mujer, el 8 de marzo.

  • La ultraderecha y las ideas fascistas serán derrotadas por la unidad de la clase trabajadora en torno a un programa para transformar la sociedad. Un llamamiento a mantener el statu quo no inspira y sólo envalentonará a la reacción.
  • ¡ÚNETE CONTRA LA EXTREMA DERECHA CON UN PROGRAMA SOCIALISTA REVOLUCIONARIO!  

 

ÚLTIMAS NOTICIAS: EL PP EN GUERRA TOTAL….
Sólo unos días después de ‘ganar’ las elecciones en Castilla y León (CyL) la rivalidad a fuego lento entre facciones del PP ha estallado con una declaración de guerra entre el líder nacional del PP, Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso.

La dirección acusa a la administración de Ayuso de «un presunto cobro de comisiones relativas a un contrato sanitario de la Comunidad de Madrid en beneficio del entorno de Isabel Díaz Ayuso. Se trata del hermano de la presidenta.»

Ayuso contraataca denunciando que Casado empleó detectives privados para espiarla a ella y a su familia.

Nada es casualidad. Los resultados electorales de CyL han provocado un cisma en el seno del PP, entre quienes, como el líder del PP, Casado, quieren desmarcarse de un pacto con Vox y quienes, en torno a Ayuso, no tienen reparos en aconsejar al líder del PP en CyL, Alfonso Fernández Mañueco, que se eche en brazos de la extrema derecha.

La profunda crisis del PP refleja las enormes presiones subterráneas de la sociedad. Un pacto del PP con VOX en CyL representaría un paso más en la profundización del proceso de polarización. Permitir que la ultraderecha de VOX entre en un gobierno regional introduciría un elemento explosivo en la inestable situación política, dado el pasado fascista del Estado español. De ahí las dudas de una parte de la clase dominante para permitir que el PP pacte con VOX.

El hecho de que el principal partido del capitalismo se encuentre en medio de una escisión por esta cuestión, revela una vez más la volatilidad de la situación política y su incapacidad para proporcionar estabilidad.

Ahora más que nunca la izquierda necesita unirse y ofrecer un programa socialista claro como alternativa a la corrupción y el caos del capitalismo y sus partidos en crisis.