07/01/2014.  El pasado noviembre Kshama Sawant sacudió el panorama político en Seattle al ser la primera socialista en ganar unas elecciones para concejal en esta ciudad en décadas. A continuación publicamos el discurso de toma de posesión de Kshama Sawant como nueva concejala de Seattle. 

Hermanos y hermanas,
gracias por estar aquí hoy.

Esta ciudad ha hecho brillantes fortunas para los superricos y para las mayores
corporaciones que dominan el paisaje de Seattle. Al mismo tiempo, las
vidas de los trabajadores, de los jóvenes y de los pobres se vuelven
más difíciles cada día. El coste de la vivienda se dispara y la
educación y la sanidad se vuelven inaccesibles.

Esto no sólo pasa
en Seattle. Lamentablemente, en este, el país más rico de la
historia de la humanidad, cincuenta millones de personas, una de cada
seis, viven en la pobreza. En todo el mundo, miles de millones de
personas no tienen acceso a agua potable, a unas condiciones
higiénicas mínimas y los niños mueren por malnutrición.

Esta es la realidad del
capitalismo internacional. Este es el resultado del gigantesco casino
de especulación creado por los asaltadores de caminos de Wall
Street. En este sistema el mercado es Dios y todo se sacrifica en el
altar de los beneficios. El capitalismo ha fallado para el 99%.

A pesar de que se está
hablando de crecimiento económico, éste solo ha tenido lugar para
el 1% más rico, mientras el resto de nosotros nos quedamos cada vez más atrás.

En nuestro país,
demócratas y republicanos sirven por igual a los intereses de las
grandes empresas. Un congreso totalmente disfuncional se las arregla
para ponerse de acuerdo en una cosa: los aumentos constantes en sus
ya inflados salarios. Pero al mismo tiempo permite que el salario
mínimo federal se estanque y caiga cada vez más por debajo de la
inflación. Asistimos al obsceno espectáculo de un salario medio
para los directores generales corporativos de siete mil dólares la
hora, mientras que a los trabajadores con salarios más bajos se les
llaman insolentes por demandar simplemente 15 dólares la
hora.

Para empezar a cambiar todo esto, necesitamos
movimientos de masas organizadas de trabajadores y jóvenes
organizados, confiando en su propia fuerza independiente. Así es
como conseguimos los sindicatos, los derechos civiles y los derechos
LGBT.

Una vez más, a lo largo y ancho de esta tierra, los
trabajadores se están movilizando por una vida digna y decorosa para
ellos y sus hijos. ¡Miremos el movimiento obrero de comida rápida,
las campañas de los trabajadores de WalMart, y el activismo heroico
para detener el oleoducto Keystone XL!

Aquí, en Seattle,
acabamos de presenciar la enorme y victoriosa campaña por quince
dólares por hora. Al mismo tiempo, en el condado de Lorain, Ohio,
veinticuatro candidatos se presentaron, no como demócratas o
republicanos, sino como trabajadores independientes y fueron elegidos
para sus ayuntamientos.

Yo haré todo lo posible para
representar a los marginados y los excluidos, los pobres y los
oprimidos, luchando por un salario mínimo de 15 dólares por hora, por una
vivienda asequible, y por gravar a los súper-ricos para una
expansión masiva del transporte público y la educación. Pero mi
voz sólo será escuchada por los que están en el poder si los
propios trabajadores gritan sus demandas desde los tejados y se
organizan de forma masiva.

Mis compañeros de Alternativa
Socialista y yo lucharemos hombro con hombro con todos los que
quieren luchar por un mundo mejor. Pero los trabajadores necesitan un
nuevo partido político, una organización de masas de la clase
trabajadora, liderada por ellos mismos. Un partido que luche en
interés de los trabajadores, y que abogue decididamente por
alternativas a este sistema en crisis.

Aquí en Seattle, las
autoridades políticas se están preguntando sobre mi: ¿se
comprometerá? ¿Puede trabajar con los demás? Por supuesto, voy a
reunirme y discutir con los representantes del establishment. Pero
cuando lo haga, lo haré llevando las necesidades y aspiraciones de
la clase trabajadora a cada mesa en la que me siente, no importa a
quien tenga enfrente de mí. Y quiero dejar una cosa absolutamente
clara: no habrá acuerdos a puerta cerrada con las empresas o sus
sirvientes políticos. No habrá traiciones a la gente que
represento.

Llevo la insignia del socialismo con honor. A los
casi cien mil que me votaron y a los centenares que trabajaron
incansablemente en nuestra campaña, les doy las gracias.
Continuemos.

La elección de una socialista al ayuntamiento de
una gran ciudad en el corazón del capitalismo mundial ha tenido un
gran impacto en todo el mundo. Lo sabemos porque hemos recibido
mensajes de apoyo de Europa, América Latina, África y Asia. Las
personas que luchan por el cambio nos han dicho que han sido
inspiradas por nuestra victoria.

A todos los que se preparan
para resistir la agenda de las grandes empresas, en Seattle y en todo
el país, apelo a ustedes: organícense. Únansea nosotros en la
construcción de un movimiento de masas por la justicia económica y
social, por el cambio socialista democrático, en el que los recursos
de la sociedad se pueden aprovechar, no para la codicia de una
pequeña minoría, sino para el beneficio de todas las personas.
Solidaridad.

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