Ángel Morano, SR Barcelona

De todos los movimientos
o iniciativas surgidas en los últimos años como consecuencia de la crisis
económica, la PAH
es el que actualmente tiene mayor apoyo social, el que acapara la atención de
todos los medios por encima de los demás y el que más en jaque ha llegado a
poner al gobierno de Rajoy.

La PAH surge en 2009 de las condiciones materiales
producidas por la crisis. En principio se crea como una red de ayuda mutua
entre las personas que tienen dificultades para hacer frente al pago de sus
hipotecas, pero poco a poco va ampliando su ámbito de actuación y aunque es
anterior a él, se podría decir que su gran impulso fue a raíz del 15M y que
realmente ha sido lo más significativo que ha quedado de ello. Esto no ha sido
casual y son diversos los motivos por los que se puede explicar su éxito:

Por un lado, los
desahucios se muestran como un de los peores dramas que ha traído la crisis.
Todo el mundo conoce a personas que se han encontrado en esta situación y todo
el mundo es consciente de su gravedad. Ha sido un tema que ha tenido una enorme
visibilidad y un gran impacto en la sociedad. La PAH encontró desde el primer
momento las rendijas legales para ponerles freno y son centenares los
desahucios que se han detenido mediante presión popular y desobediencia civil.
Este hecho (el parar un desahucio) es una victoria clara como pocas se
consiguen hoy en día, y ha dotado al movimiento de fuerza y optimismo para
seguir adelante y crecer, cosa que no han conseguido otras luchas.

Otro factor que ha
contribuido al éxito y la popularidad del movimiento ha sido que, consciente o
inconscientemente, parece haber aprendido las lecciones del 15M y ha
evolucionado más allá de un simple movimiento asambleario con muy buenas intenciones
pero sin una hoja de ruta clara. Dos factores muestran esto:

La PAH es un buen ejemplo
en el sentido de como un movimiento asambleario 
y que se declara horizontal, puede aceptar y avanzar en función de un
liderazgo con autoridad que represente fielmente sus ideas y que marque el
camino a seguir. La aparición mediática de Ada Colau ha sido decisiva en la
popularidad y el apoyo social que el movimiento ha recibido.

Pero el factor más
importante y que más lo diferencia de otros movimientos es que la PAH ha ido
adoptando un programa claro y conciso que además ha ido acompañando de acciones
consecuentes con él.

La demanda de paralización
de los desahucios, ha ido acompañada de centenares de acciones que se han
destinado a ello, a parar desahucios. La demanda de la dación en pago
retroactiva se ha reclamado mediante la presentación de una ILP respaldada en
casi un millón y medio de firmas. Y para reclamar la creación de una bolsa pública
de vivienda social se han hecho ocupaciones de viviendas vacías de los bancos
que se han ofrecido a familias que lo necesitaban. Además todo ello ha sido
llevado a cabo mediante un proceso constante de intensificación de la lucha y
de incorporación progresiva de nuevos métodos que se adapten a la situación
subjetiva de cada momento. Por ejemplo, no hubiera sido posible la aceptación a
trámite de la ILP
hace tres años ya que esta no hubiera tenido el apoyo popular que ha tenido, ni
tampoco hubiera sido posible realizar escraches.

Desde Socialismo
Revolucionario aplaudimos la labor que ha llevado a cabo la PAH durante estos
años y apoyamos firmemente las acciones que se están llevando a cabo,
reconociendo los escraches como una herramienta legítima e histórica de lucha.

Al mismo tiempo
denunciamos la fuerte campaña mediática con la que el gobierno del PP ha
intentado deslegitimar el movimiento. Afortunadamente dicha campaña ha rozado
el ridículo (que si filoterroristas, que si nazis, …) e incluso parece haber
reforzado y legitimado más al movimiento (apoyado por el 78% de la población e
incluso por el 68% de votantes del PP), mostrando la debilidad del gobierno y
hasta que punto están asustados frente a la posibilidad de un aumento de la
conflictividad social.

Por otro lado, desde
Socialismo Revolucionario también secundamos sus demandas, ya que aliviarían claramente
la situación límite que viven muchas familias, pero creemos necesario ir más
allá para resolver de raíz el problema del acceso a la vivienda.

Dicho problema en una
sociedad capitalista en crisis no tiene solución dentro del mismo sistema
capitalista. Mientras el mercado de la vivienda siga sometido a intereses
privados, lo importante para ellos no será satisfacer las necesidades de la
población sino la obtención de beneficios.

Sólo mediante la
nacionalización de la banca es posible recuperar el control de la economía y
romper los vínculos entre los intereses privados de los capitalistas y el
estado que legisla para protegerlos. La nacionalización de la banca supondría
también la nacionalización de una enorme cantidad de viviendas que están vacías
a la espera de tiempos mejores para sacarles rentabilidad (aproximadamente un
20% de las viviendas totales del país) y que podrían ser puestas inmediatamente
al servicio de la clase trabajadora.

La PAH nos ha mostrado que
una lucha continua y decidida, con unos objetivos claros y un programa de
acciones ligadas a ellos da resultados y puede conseguir un grandísimo apoyo
social. Hasta ahora no se ha conseguido cambiar la ley hipotecaria, pero si se
han conseguido parar centenares de desahucios y daciones en pago, si se han
conseguido poner encima de la mesa las contradicciones del capitalismo y la
legitimidad de la desobediencia civil y si se ha conseguido mostrar la
debilidad del gobierno. Con la demanda de la nacionalización de la banca se
conseguiría intensificar la presión y se marcaría el camino a seguir para salir
de la crisis.

Pero el éxito y las
consecuencias de la PAH han ido más allá e incluso se puede decir que son los
principales responsables de las últimas medidas que ha tomado la Junta de
Andalucía para parar los desahucios en esa comunidad autónoma.

Aunque a priori podría
parecer que esto ha sido debido a la entrada de IU en el gobierno de dicha
Junta y que medidas como esta pueden justificar coaliciones con el PSOE, esta
es una lectura errónea, ya que si realmente es así e IU tiene el suficiente
peso en dicha coalición como para implementar partes importantes de su programa,
no se entiende por qué no han actuado de la misma manera en temas tan
importantes como la generación de empleo o la defensa de los servicios
públicos. La respuesta es fácil, no se ha actuado de la misma manera en estos
temas porque fuera no había una presión como la que ha ejercido la PAH. Si los
principales actores que deberían ejercer esa presión, los sindicatos, actuasen
con la misma determinación que la PAH, los gobiernos se verían obligados a
mover ficha tal cual ha pasado en Andalucía con los desahucios.

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