24/04/2012, El
siguiente artículo, escrito por Paula
Núñez de IU Las Palmas de Gran Canaria
, analiza algunas de las mentiras
vertidas por EMALSA, empresa mixta (pública-privada) de aguas en Las Palmas de
Gran Canaria y Santa Brígida, durante la huelga 10 días de sus trabajadores a
principios de abril. La asamblea de trabajadores de EMALSA decidió desconvocar
la huelga el 11 de abril después de llegar a un acuerdo con la empresa que
prorroga el actual convenio colectivo hasta 2014.

Resulta curioso como la empresa mixta
EMALSA, la misma que tras despidos y ajustes de plantilla, y tras un nuevo
convenio para sus trabajadores y trabajadoras (convenio causante de la huelga
que se inicia a finales de marzo), sea la misma que pretende criminalizar las
protestas de estos y estas trabajadoras y les acuse de ser los causantes de los
supuestos sabotajes. Pero por más que ustedes desde la dirección de la empresa,
o por más que el Ayuntamiento se empeñe en demonizarlos, en mi humilde opinión
se les ve el plumero.

El comité de huelga niega dichos
sabotajes en la red de suministro, y declara su profundo rechazo a las falsas
imputaciones. Si pensáramos mal, ¿no serían esos fallos en la red una
inoperatividad debido a los propios gestores de la empresa? Pero claro, eso
supondría considerar la deliberación de esos actos como medio de presión por
parte de la empresa, a los ayuntamientos de Las Palmas de Gran Canaria y de
Santa Brígida, para aceptar las subidas de tarifa excusándose en la necesidad
de la renovación de las redes de transporte y distribución de aguas. El comité
de huelga explicaba a la prensa como las averías ocurren a diario, razón por la
cual, la empresa tiene personal de vigilancia y mantenimiento de redes; y que
por tanto no es de extrañar que en una huelga indefinida y secundada por el 98%
de la plantilla esos servicios no se pueden prestar con normalidad. Y es que
ésta es precisamente el arma más fuerte de una huelga, porque sin trabajadores
y sin trabajadoras la empresa no funciona. Para finalizar, el comité de huelga
decía que si se puede acusar a alguien de sabotaje sería a la dirección de
EMALSA, a tener constancia del «vertido de aguas residuales y fangos a
través del emisario submarino» hechos que consideran deberían ser investigados
por la Fiscalía
de delitos medioambientales y el SEPRONA.

Las demandas de la asamblea de
trabajadores no suponen una gran locura, de hecho supondrían un gasto de 50.000
€ aproximadamente, cifra que Ayuntamiento y EMALSA se ven capaces de asumir.
Constan de dos puntos prioritarios: el primero, que no se proceda a ningún
despido más, el segundo, que el recorte salarial se haga de forma proporcional,
sobretodo con aquellos trabajadores que cobren un salario igual o inferior a
1000 €. Una tercera demanda a tener en cuenta sería que se recupere la
flexibilidad de horario que reclaman los trabajadores encargados de la vigilancia
de los contadores, flexibilidad perdida en el nuevo convenio. 

Todo ésto me lleva a pensar que en
EMALSA pasa lo de siempre, una empresa mixta (con parte pública y parte
privada) acogiéndose a la reforma laboral, decide buscar la rentabilidad del
servicio recortando en el salario, las horas y la inversión en su plantilla en
lugar de mejorar la inversión y la capacidad de renovación. ¿Porqué buscar la
verdadera razón de esa falta de rentabilidad, si la hubiera? ¿Para qué buscar
una mayor rentabilidad buscando mayor inversión para amplificar servicio y
renovar tecnológicamente el mismo? ¿No será una nueva privatización encubierta
y por fases?

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