¡La crisis es inevitable, pero no quién pagará los costos!

Alternativa Socialista, ASI en México (14 de abril de 2020)

La pandemia de coronavirus ha infectado a cientos de miles, y miles más
han fallecido. Los expertos, estiman que la situación empeorará. De
nueva cuenta, esta pandemia demuestra la total incapacidad del
capitalismo para resolver la crisis salud como la que está padeciendo el
mundo entero, al tiempo que miles de trabajadores de la salud,
científicos y muchos más arriesgan su propia vida para contener y
combatir el virus. Evidenciando por una parte, la avaricia de la
burguesía y sus partidos políticos para proteger e incrementar las
ganancias de sus negocios a costa de los trabajadores, y el enorme
sacrificio de miles de trabajadores de la salud en todo el mundo que
luchan día con día contra el virus y los recortes en la salud pública
para defender el mayor número de vidas humanas.

Pero no son solo efectos en la salud los que está provocando el Covid
19, a ello se agregan los costos sociales, políticos y económicos que
tendrá la pandemia no solo en México sino en el mundo entero. En el
artículo La recesión del coronavirus ha comenzado (ver La recesión del
coronavirus ha comenzado), hemos explicado ampliamente el efecto que ha
tenido el virus en la economía mundial, desatando una nueva crisis
económica internacional. Como ahí señalamos, no se trata de una nueva
crisis sino una crisis estructural del capitalismo mundial que no ha
resuelto los problemas que ocasionaron la crisis de 2008. De ese el
Covid 19, solo ha detonado una crisis que estallaría por otros medios.
Basta considerar que la contracción económica en el primer trimestre del
año en China, periodo que claramente comprende el estallido de la
pandemia, es de aproximadamente un 13% siendo el primer trimestre de
crecimiento negativo de la economía china desde 1976. Pero este es solo
el comienzo.



México no será la excepción

La Organización
Mundial de Salud ha señalado la atención del gobierno de Obrador desde
el comienzo de la pandemia fue determinante para disminuir los efectos
de la pandemia. Si bien es cierto que el gobierno de México ha tomado
algunas medidas que en términos generales han contribuido a contener la
explosión de contagios, al principio de la pandemia el propio presidente
hizo declaraciones nada afortunadas, contrarias a las recomendaciones
de evitar el contacto para reducir el contagio. Pero más allá de estas
declaraciones, usadas por la derecha para atacar a Obrador, el fondo del
problema es la debilidad de las medidas para avanzar realmente en la
recuperación y ampliación de los derechos para los trabajadores y las
mayorías, que pasa por lanzar una ofensiva abierta sobre la derecha y
los capitalistas. El ejemplo claro de ello es el adeudo en más de 50 mil
millones de pesos en impuestos que adeudan sólo quince grandes
empresas, con los cuales se podrían adquirir cerca de 40 mil
respiradores para la atención de casos graves de coronavirus.

De
hecho, las medidas anunciadas han estado en buena medida determinadas
por la situación del sector salud. En la entrevista realizada por John
Ackerman el propio Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud,
Hugo López-Gatell, reconoció  que la pandemia se ha enfrentado con un
sistema de salud pública mutilado por intereses privados heredados de
los gobiernos anteriores. En otras palabras, la falta de medidas firmes
para recuperar el sistema público de salud en México ha sido
determinante en el diseño de la respuesta a la pandemia. Muestra de ello
es el acuerdo para disponer de hospitales privados para atender
posibles casos de coronavirus, ante el inevitable incremento de casos
positivos, y la incapacidad del sector público para atender un problema
de esta magnitud. Es la falta de camas en hospitales públicos lo que ha
obligado a este acuerdo. Pero de ningún modo se trata de caridad
cristiana ni mucho menos de filantropía de los nosocomios privados, por
el contrario estos recibirán una compensación por los costos de las
atenciones por parte del Estado.

Pero esto no es nuevo,
por el contrario ha sido una de las tropiezos constantes de la 4T en el
sector salud. En enero de este año , un mes antes del primer caso
confirmado de coronavirus, en el contexto de la campaña de la derecha
por el supuesto desabasto de medicamos López-Gatell expuso en una
conferencia matutina como el Seguro Popular relegó a las instituciones
públicas del abasto y control de medicamentos, manteniéndolos atados a
una empresa privada. Incluso, señaló que este tipo de esquemas
significan en la vía de los hechos la privatización de distintos rubros
de la salud pública. Sin embargo, en lugar de avanzar firmemente para
recuperar este y otros sectores públicos en manos de privados como el
sector energético, se pretende conciliar los intereses públicos y
privados.

«Es precisamente
ese intento de conciliar intereses irreconciliables, lo que motiva y
mantiene a la derecha y a la burguesía cotidianamente en el ataque. La
falta de medidas más firmes para recuperar los sectores públicos y
profundizar el proceso de cambio, no solo supone una invitación al
ataque sino que les da elementos materiales para justificar sus
posiciones y crean un sentimiento de desaliento entre quienes votaron a
Obrador en 2018 pero no logran ver materializadas sus esperanzas.»  

Lo
anterior no resta responsabilidad a de la derecha mexicana, como la de
Trump o Bolsonaro, ansiosa por aumentar los errores y tropiezos de
Obrador, muchos de los cuales ella misma alienta y es responsable. Basta
recordar el lamentable y vergonzoso papel del expresidente Felipe
Calderón y los restos de su anterior partido, Acción Nacional, tratando
de impulsar la cuarentena cuando aún no existían casos confirmados en el
país. O la muerte y resurrección de José Kuri, anunciada por López
Dóriga y coreada por la derecha, en su intento por desacreditar a López
Obrador.

Las cifras en México por su puesto
incrementarán conforme pasen los días, como ocurrirá en el resto del
mundo hasta que la pandemia sea parcialmente controlada. Igual de
inevitable serán los efectos de la crisis económica, que ya ha anunciado
sus primeros síntomas en México no sólo provocada por la caída de las
bolsas de valores a nivel mundial por efecto de la pandemia sino también
la caída de los precios de petróleo que han significado una caída del
peso mexicano con respecto al dólar.

La tormenta que se avecina

La
crisis económica será inevitable no solo por la enorme dependencia de
la economía mexicana con respecto al mercado norteamericano, que se
agudizará como consecuencia del aumento de los casos confirmados, sino
por la lógica misma del capitalismo mexicano y mundial. Se estima que la
cifra del desempleo en Estados Unidos, producto de la crisis llegue al
30%, que pondría a la economía norteamericana en cifras similares a las
de la Gran Depresión.

Esto por sí mismo es una muestra
de los efectos que tendrá la crisis en el mercado norteamericano en el
que México coloca cerca del 80% de sus exportaciones. Aunque en febrero,
se reportó un crecimiento de 5.20% de las exportaciones mexicanas a
Estados Unidos, consecuencia del retroceso de las exportaciones chinas
por la pandemia según el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y
Manufacturera de Exportación, se prevé una caída en sus exportaciones de
dos mil millones de dólares, solo en marzo.  Esto será consecuencia
tanto de la crisis en Estados Unidos como la falta de insumos
provenientes de China. En sectores como el automotriz, el que reporta
mayores beneficios al comercio internacional de México, reporta una
caída del 11.91% como consecuencia de la pandemia. Esto después de que
en diciembre del 2019 retrocediera un 16%. Para entender la magnitud de
este retroceso, basta considerar que este sector representó el 36% del
total del valor de las manufacturas exportadas entre enero y junio del
2019- Y en 2018, el sector automotriz fue la principal fuente de
ingresos con 142 mil millones de dólares, superando a las remesas (33
mil millones de dólares), a las exportaciones petroleras (30 mil
millones de dólares) y al turismo (23 mil millones de dólares).

Sin
embargo, no solo las exportaciones tendrán un retroceso. Hay que
considerar que del 30% de desempleados que se estima exista el próximo
mes su mayoría serán trabajadores indocumentados, producto de la falta
de seguridad laboral. Lo que a su vez significa una reducción de los
salarios de los trabajadores indocumentados que logren mantener sus
empleos, bajo la excusa del aumento de la demanda de trabajo aprovechada
por los capitalistas para extraer mayores ganancias. Las remesas
representan el 2.7% del PIB nacional y aproximadamente el 10% o más del
PIB de estados como Michoacán, Oaxaca y Zacatecas. Esto significará una
segura caída en la remesas, y por tanto en los ingresos directos de
miles de familias.  De hecho BBVA estima que las remesas se contraigan
17% este año como consecuencia de la pandemia, y más del 21% entre 2020 y
2021, recuperándose según el mismo banco hasta dentro de diez años.

Lo
anterior significa que inevitablemente la economía mexicana
experimentara una caída. Al respecto JP Morgan, prevé que el PIB se
contraiga 15.5% en el segundo trimestre en México. En los hechos estamos
siendo ya testigos de ese retroceso. Aunque las cifras varían, lo
anterior significa que el crecimiento económico será no solo menor, sino
que en términos reales tendremos crecimiento negativo, es decir
decrecimiento. Y por tanto nos enfrentamos a una crisis económica ya
anunciada. Según el Bank of America, se prevé que la economía mexicana
se contraiga 8% este año afectada principalmente por la recesión en
Estados Unidos y la caída en los precios del petróleo. Por su parte la
Secretaria de Hacienda, estima que la caída del PIB llegue a -3.9% o en
el mejor de los casos sea del 0.1%. En cualquier caso, no existen
perspectivas halagüeñas para la economía mexicana. Ante ello, la
pregunta es ¿Quién pagará la crisis?



Es hora de pasar a la ofensiva, una ofensiva socialista

Los
primeros anuncios de la crisis con la caída de los precios del petróleo
y de las bolsas de valores el  9 de marzo, el nuevo lunes negro para la
economía mundial, impulsaron a Obrador a reunir a su gabinete económico
el martes de 10 de marzo y a anunciar un Plan económico para combatir
la crisis. Plan que finalmente fue anunciado el domingo 5 de abril, y
que entre otras cosas reitera el programa económico planteado por
Obrador para su sexenio: ampliación y adelanto de los apoyos sociales,
créditos para micro y pequeñas empresas, aumentar el recorte de los
salarios de los altos funcionarios y eliminación de sus aguinaldos,
entre otras medidas. Estas propuestas sin duda son correctas, pero ante
el panorama nacional e internacional expuestos anteriormente resultan
claramente insuficientes para enfrentar la crisis por la que va a
atravesar el país.

La hipocresía y el cinismo de la
burguesía y la derecha, por su parte siguen de pie. Ejemplo de ello es
que mientras el gobierno federal anunció una serie de medidas, ni el
Consejo Coordinador Empresarial o la COPARMEX se comprometieron a
mejorar los salarios o a evitar los despidos sino que exigen que sea el
gobierno quien apoye a los trabajadores. Otro ejemplo similar es la
actitud del PRI, el PAN o Movimiento Ciudadano ante la propuesta
concreta de donar el 50% de su presupuesto para el sector salud y la
atención de la pandemia. Mientras tanto todos estos se llenan la boca de
solidaridad y apoyo, sin tomar ninguna medida concreta para hacerlos
realidad.

Pero eso no es todo, tanto la burguesía como
sus representantes se preparan para lanzar una nueva ofensiva sobre los
trabajadores y el gobierno de López Obrador. La debilidad invita al
ataque, y eso precisamente es lo que ocurrirá sino se toman medidas más
profundas para evitar que seamos la mayoría quienes pagamos la crisis,
mientras los de siempre se enriquecen en medio de la miseria de
millones. Basta señalar que del 13 marzo al 6 de abril, se han sido
despedidos más de 346 mil trabajadores, so pretexto del coronavirus.
Siendo las empresas con más de 50 trabajadores, es decir las grandes
empresas, las que mayormente han reportado el mayor número de empleos
perdidos. La mayor parte de estos empleos perdidos se registraron en la
Ciudad de México en las primeras semanas de marzo, antes de la
declaratoria de la emergencia de coronavirus. Por lo que, como ha
señalado Claudia Sheinbaum,  estas empresas han especulado con la crisis
¡antes de la emergencia!

Pero esto es solo el
comienzo. La crisis a la que nos enfrentamos, no se trata de buenos o
malos empresarios, sino de una crisis que alterara profundamente las
relaciones sociales, es decir las relaciones entre las clases sociales,
entre los que tienen y los que trabajamos a diario para conseguir
nuestro sustento. No se trata pues de un aspecto moral, sino social.  Se
trata de una crisis en la que como se evidencia con los desempleos en
la Ciudad de México o las declaraciones de la derecha y los empresarios,
una clase social no está dispuesta a hacer ningún sacrificio por mínimo
que sea siendo al mismo tiempo la clase que posee toda la riqueza,
mientras los que siempre hemos padecido los recortes, las
privatizaciones y el desempleo somos los que de nueva cuenta cargamos al
muerto.

«Es por eso que
los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y los más humildes debemos
organizarnos para luchar contra las medidas y ataques de la derecha. Al
mismo tiempo que impulsamos una lucha para radicalizar la transformación
que vive el país a partir del 1 de julio del 2018. Ahora, con la crisis
que ha estallado a nivel mundial queda claro que en el mundo existen
dos clases sociales enfrentadas y México no es la excepción. La Cuarta
Transformación, si quiere servir a los más pobres debe luchar contra lo
que permite que exista la miseria, la pobreza y el hambre: el
capitalismo. Que ahora recrudecerá sus efectos más nefastos sobre la
mayoría de la sociedad como consecuencia de la crisis económica.»

Desde
Alternativa Socialista proponemos el impulso de las siguientes medidas
para luchar contra la crisis y por el impulso de la lucha organizada en
los centros de trabajo, las colonias populares, las escuelas y las
organizaciones de base:

  • ¡Cancelación de la deuda externa, no al endeudamiento del país! No
    necesitamos más préstamos leoninos, necesitamos dejar de pagar intereses
    de una deuda que desangra nuestras finanzas y que hemos pagado más de
    una vez.
  • Ningún despido, ningún empleo perdido. Empresa que despida, empresa
    que es puesta bajo control y gestión democrática de los trabajadores. 
  • ¡Contra el desempleo y el trabajo informal! Reducción de la jornada
    laboral y redistribución del trabajo entre los desempleados y
    trabajadores informales. 
  • ¡No más trabajo precario! Aumento del salario mínimo a 15 mil pesos mensuales.
  • ¡Debo no niego, pago no tengo! Cancelación de las deudas, rentas,
    impuestos y pago de servicio a los despedidos y trabajadores
    informales.  
  • ¡Reforma fiscal progresiva ya! Impulsar la recaudación  de impuestos
    a las grandes fortunas para incrementar la recaudación fiscal para
    impulsar la inversión productiva pública. 
  • Nacionalización del sistema de pensiones para el refinanciamiento de la sector salud.   
  • Contra la inflación y la especulación ¡Control de precios y escala móvil de salarios!


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