Foto: Adolfo Lujan / Flickr

Solamente conseguiremos un gobierno de izquierda a través de
una gran movilización y lucha de las masas

Declaración de Socialismo Revolucionario

Los resultados de
las elecciones del pasado 26 de junio sin duda han sido decepcionantes para
muchos activistas y también para capas más amplias de la clase trabajadora y
jóvenes en el estado español. Las encuestas preveían el esperado sorpasso, es decir, que la coalición
Unidos Podemos adelantara al PSOE no solamente en votos sino también en
escaños, pero sin embargo, las elecciones arrojaron una caída importante de
votos, de más de un millón, con respecto a los resultados obtenidos por IU y
las diferentes candidaturas de Podemos en las elecciones del 20D. A pesar de ello, se
mantiene el mismo número de escaños, 71, y Unidos Podemos tendrá un peso
importante en el Congreso como oposición. Además, se consolida este resultado
electoral como reflejo del periodo de luchas importantes en el estado español
desde 2011 y la crisis de los partidos del bipartidismo que siguen estando muy
lejos de sus resultados anteriores a la crisis.

También a muchos
ha extrañado la subida del PP en más de 600.000 votos y 13 escaños a pesar de
la caída en la participación y porque se esperaba el efecto de los últimos
casos de corrupción, incluyendo las conversaciones del ministro del Interior,
Fernández Díaz, y el ex director de
la Oficina Antifraude
en Catalunya, y los Papeles de Panamá que han salpicado de forma importante a
políticos del PP. Sin embargo, éste puede bien explicarse a partir de la
concentración y movilización del voto de derecha contra los resultados
esperados de Unidos Podemos, la pérdida de más de 400.000 votos de Ciudadanos
que seguramente han vuelto a sus votantes de origen, y una cierta percepción de
mejora económica y del empleo aunque muy débil y que no recupera los niveles de
vida de años anteriores.

Con estos
resultados electorales, sigue existiendo una situación de relativo bloqueo en
cuanto a la formación de gobierno, ya que el PP con sus 137 escaños sigue
teniendo muy lejos la mayoría absoluta de 176 escaños. Incluso para la
investidura en segunda vuelta, en la que es necesario que el candidato a presidente
obtenga más votos a favor que en contra sin contar abstenciones, no está
completamente claro el resultado. Aunque unas terceras elecciones no son
completamente descartables, el escenario más probable es alguna forma de “Gran
Coalición”. Esta probablemente se plasmará en un gobierno de minoría del PP
apoyado en la investidura por la abstención o voto favorable de PSOE, además de
Ciudadanos.

Como ya hemos
analizado en Socialismo Revolucionario, el factor más importante en el próximo
periodo será en todo caso el de la inestabilidad y debilidad del nuevo
gobierno, sea cual sea su formación. Esto significa que será un gobierno mucho
más susceptible de responder a las demandas de la calle y de ser influenciado
por la movilización que el anterior gobierno de mayoría absoluta del PP. Por mucho que el establishment
se sienta más reforzado después del 26j, es evidente que no va a ser capaz de
resolver todas las crisis que hay abiertas y son muchas las tensiones que van a
aparecer y se van a convertir en verdaderos dolores de cabeza para el nuevo
gobierno: desde los recortes ya anunciados para ajustar el déficit en el
próximo periodo, hasta las tensiones nacionales que se van a ver reforzadas por
la idea de que España es cada vez más irresoluble.

Nuevo periodo de luchas

Como comentamos
anteriormente, desde 2011 entramos en un nuevo periodo con luchas muy
significativas en el estado español: 15M, huelgas indefinidas en Panrico y en
servicio de limpieza de Madrid, huelga de los mineros, varias huelgas
generales, marchas de la dignidad… Sin embargo, desde hace más de dos años, ha habido un periodo de reflujo
importante de estas luchas, debido principalmente a la entrada en el ciclo
electoral que empezó con las europeas de 2014 y el surgimiento de Podemos y de
las confluencias locales o autonómicas.

Aún así, un gobierno
previsiblemente débil como el que saldrá de estas últimas elecciones abre la
posibilidad no solamente de elecciones anticipadas porque las tensiones no
dejen al PP terminar la legislatura, sino también de una vuelta a la
movilización en las calles contra las nuevas políticas de recortes y ataques a
nuestros derechos que el nuevo gobierno imponga. Esta movilización hubiera sido
también necesaria incluso si (y cuando) pudiera gobernar Unidos Podemos u otra
candidatura similar de izquierda, ya que las presiones de la UE y otras instituciones
capitalistas igualmente intentarán forzar estos ataques y frenar cualquier
intento de reforma positiva para las masas populares.

Unidos Podemos y la unidad de la izquierda

Mucho se ha
especulado sobre las razones de la bajada de apoyo a Unidos Podemos, desde
poner en cuestión la utilidad de la coalición, un discurso y programa no
claros, la interpretación de qué grupo político ha sido culpable de la
repetición de elecciones (en sectores no ideologizados se podría culpar
mayoritariamente a Podemos), la campaña del miedo, etc.

Sin duda, todos
estos factores han jugado un papel en los resultados electorales, pero para
Socialismo Revolucionario, el factor más importante es precisamente el nombrado
en el apartado anterior, la casi total ausencia de luchas en el último periodo
mientras se daba prioridad al plano electoral e institucional. Esto se
corresponde con una visión de que simplemente a través de estos planos se puede
cambiar la sociedad, cuando la realidad de gobierno, por ejemplo, en los
llamados ayuntamientos del cambio, ha mostrado que hacen faltas auténticas
políticas de ruptura que pongan en cuestión los límites capitalistas que
imposibilitan reformas y medidas a favor de la clase trabajadora.

Junto con la falta
de movilización, otro problema fundamental de la coalición de Unidos Podemos es
que fue un pacto realizado por las cúpulas de ambos partidos en lugar de la
construcción desde las bases y de forma democrática de esta coalición. A partir
de estas bases sería posible el impulso de las luchas en las calles necesarias
en el siguiente periodo, además de la clarificación del programa necesario para
salir de la crisis y resolver los problemas más urgentes que han surgido como
consecuencia de éstas: pobreza y desigualdad brutal, desahucios y no acceso a
vivienda digna para gran número de personas, desempleo masivo y con millones de
familia sin prestación, servicios públicos recortados, expulsión de estudiantes
de la universidad por subida de las tasas, etc. Todos estos temas han estado prácticamente ausentes
durante la campaña electoral, la cual se ha centrado mucho más en la formación
del nuevo gobierno y en acusaciones constantes entre los diferentes partidos.

La construcción de
una futura victoria electoral que lleve a un partido de nuestra clase al
gobierno y que consiga verdaderamente cambios duraderos en la sociedad y
mejorar los niveles de vida de todas se basará en estos pilares: mayor
organización desde las bases de la coalición para hacerla más democrática y que
sea verdaderamente un movimiento de la gente que quiere representar; programa
claro y rupturista que resuelva verdaderamente la emergencia social de muchas
personas en el estado español, y movilización por la defensa de nuestros
derechos y revertir los recortes ya sufridos.

Todo ello debe de empezar por una reflexión profunda
y debate constructivo sobre estos tres ejes en todas las expresiones del
movimiento, tanto en movimientos sociales como sindicales y por supuesto en el
seno de la coalición Unidos Podemos y de los partidos que la componen. La falta
de un análisis riguroso de la situación puede llevar a la falsa conclusión de
que no hay nada que hacer y al discurso fácil del derrotismo. Si este análisis
no se produce o se intenta aparcar de forma artificial el riesgo de desapego
entre la calle y los movimientos que la representan puede ser muy alto.

A pesar de que la decepción ha sido grande ante unas
expectativas muy elevadas, no hay que olvidad que más de cinco millones de
personas han votado conscientemente por un cambio real progresista. Esta es la
base de apoyo acumulada durante todo el proceso de luchas de los últimos años,
y no hay que olvidar que el potencial sigue siendo mucho más grande.

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